Radiohead en viñetas

Radiohead en viñetas

Por | 1 de septiembre de 2016

Hoy, más que nunca, consumimos instantes. Scrolleamos, nos detenemos, otorgamos un like, un corazoncito o su equivalente, compartimos –o no– y continuamos. Continuamos recibiendo fragmentos. fotografías que desaparecen después de unos segundos o se pierden en un historial al que difícilmente vamos a regresar, frases de algún libro que alguna vez escribió alguien, el instante importante del video sobre el que todos están hablando.

No pretendo sonar apocalíptica: a final de cuentas, no todas las dinámicas son atravesadas por la red. También vamos a seguir agarrando un libro, escuchando un disco completo, yendo al cine a ver una película de dos horas. A distintos medios, distintas formas de mirar. Enfoquémonos por ahora sólo en las imágenes en movimiento: uno no se enfrenta de la misma manera a un videoclip en YouTube que a un capítulo de Stranger Things (Matt y Ross Duffer, 2016 a la fecha) o la última película de Lav Diaz. Así como la imagen en movimiento puede dirigirse hacia muchos lados distintos, un mismo espectador contiene a muchos espectadores potenciales.

Hay detalles convencionales para cada plataforma y el espectador/lector/usuario se dirige a cada una sabiendo más o menos qué esperar. Si la intención es ver una película o un video en particular (en servicios de streaming o plataformas como YouTube y Vimeo), se llevan a cabo búsquedas dirigidas hacia un lugar concreto, como quien compra un boleto completamente consciente de la película que verá. Por otro lado, Instagram, en su cualidad de red social, es mucho más incidental. A manera de suscripción y siempre a merced del criterio de selección de cada usuario, lo que encontremos en esta aplicación casi siempre será consumido sin demasiado detenimiento.

Hablemos ahora del juego mediático de Radiohead. Como uno de los varios actos a propósito del lanzamiento de A Moon Shaped Pool, la banda decidió comisionar una serie de “viñetas” a distintos artistas partiendo de ciertos fragmentos de canciones del álbum, como si estuvieran citando momentos particulares de una obra completa y otorgándoselos al lector para ser interpretados. Los clips fueron hechos específicamente para la plataforma: breves, con formato cuadrado y audio compatible con el loop obligatorio de cualquier video publicado ahí.

El uso del término “viñeta” indica algo compacto, un instante, casi como una fotografía (o un gif). Lo que vemos son las múltiples lecturas de instantes casi enteramente instrumentales, lecturas que, hasta cierto punto, se desenvuelven libres dentro de los límites del formato. El mismo fragmento de «The Numbers» es ilustrado por Grant Gee con tomas de fábricas inglesas y por Oscar Hudson con una puesta en escena en la que un hombre recoge escombros dentro de una habitación mientras, detrás de él, hay arena filtrándose por el techo y cayendo sobre una cama. Para «Identikit» fueron seleccionados dos momentos distintos: en uno vemos a un hombre comiendo un sándwich invisible (Giorgos Lánthimos) y en el segundo, el protagonista corre en lo que parecería una secuencia de cine negro (Michał Marczak). «Tinker Tailor Soldier Sailor Rich Man Poor Man Beggar Man Thief’», «Ful Stop» y «Desert Island Disk» también tienen pequeñas líneas narrativas: un auto en movimiento persigue a unos hombres con portafolios; un hombre se traslada flotando con sus manos colgando y rozando el suelo; la imagen de unas flores es interrumpida por una falla en la conexión. Finalmente, las dos versiones del mismo extracto de «Glass Eyes» consisten en animaciones programadas por Tarik Barri y Weirdcore. Estos son los únicos ejemplos que no tienen ninguna línea narrativa: las imágenes responden a la música sin un principio y un fin claro. Lo que vemos en el resto de los videos son acciones breves, cosas concretas sucediendo: en estas «viñetas» no se nos otorga un contexto ni existe una relación inmediata con aquello a lo que referiría la letra de la canción –letra que no figura en los fragmentos de sonido–, cada lectura toma rumbos distintos de acuerdo con cada visión autoral.

Para concluir el experimento, la banda convocó a cualquiera que quisiera interpretar un extracto distorsionado de “Daydreaming” que ellos mismos publicaron. La multiplicidad de lecturas está disponible en la red, todos podemos ser testigos: una experiencia subjetiva e íntima se traduce en imágenes accesibles para los otros (¡qué mejor que hacerlo con un tema que se llame “Daydreaming”!). Estas últimas viñetas se convierten en la materialización de un diálogo, un proyecto conjunto entre creador y consumidor que, a su vez, es consumido por terceros que scrollean y ocasionalmente se detienen.

No olvidemos que ya existía un video de duración completa para “Daydreaming”, filmado en 35 mm por P.T. Anderson y enviado para su proyección a distintos cines, con su respectiva versión en YouTube. Funcionó en una latitud distinta. Tal vez, el juego de Radiohead consiste en saber cuándo vale la pena apostarle a lo efímero y cuándo al largo aliento: reconocer que el mismo ojo contiene muchas maneras distintas de mirar.


Ana Laura Pérez Flores es licenciada en Comunicación Social por la UAM-X y coordinadora editorial de Icónica.  @ay_ana_laura