10 filmes fundamentales de Aki Kaurismäki
Por Icónica | 30 de mayo de 2016
Nacido en el poblado de Orimattila, Finlandia, el 4 de abril de 1957, Aki Kaurismäki se ha caracterizado por retratar las costumbres de la clase obrera y las problemáticas que enfrenta la población menos afortunada de su país. En 1980 él y su hermano Mika fundaron la casa productora Villealfa, que rinde homenaje al filme Alphaville de Jean-Luc Godard. Desde entonces, sus películas se han convertido en un referente del cine mundial. Su capacidad para mostrar la cotidianidad como algo extraordinario le ha otorgado importantes reconocimientos como el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2002 por Un hombre sin pasado (Mies vailla menneisyyttä).
Sombras en el paraíso (Varjoja paratiisissa, 1986)
Los trabajos de Aki Kaurismäki se han caracterizado por una visión crítica de su entorno y por mostrar los estragos de la clase obrera. Sombras en el paraíso no es la excepción. El filme relata la historia de amor entre el conductor de un camión de basura, Nikander (Matti Pellonpää), y la cajera de supermercado, Ilona (Kati Outinen). Ambos tienen anhelos de crecer pero su condición social no se los permite. Ante las circunstancias, luchan por mantenerse unidos. Esta cinta es la primera producción de una saga que analiza el estilo de vida del proletariado finlandés, conformada también por Ariel y La muchacha de la fábrica de cerillos.
Ariel (1988)
La historia es conocida: Taisto Kasurinen (Turo Pajala) es un minero que debe encontrar la forma de sobrevivir después del suicidio de su padre y de perder su trabajo en una mina de carbón. A través de un afilado humor negro, Kaurismäki logra algunas de las escenas más significativas del cine finlandés, como aquella donde el padre de Taisto le habla del sinsentido de la vida para después pararse y darse un tiro en el baño de un restaurante. Un filme honesto que a cada minuto emite una dura crítica social.
Los Vaqueros de Leningrado en América (Leningrad Cowboys Go America, 1989)
El camino a la fama es lo que une a Los Vaqueros de Leningrado, una excéntrica banda finlandesa. Ante la falta de oportunidades en su tierra natal, deciden recorrer Estados Unidos y parte de México en busca de un espacio dentro de la industria musical. A bordo de un viejo Cadillac y al ritmo de estilos como el folk, la polka y canciones populares rusas, utilizan el rock para romper fronteras culturales y lingüísticas. La cinta presta especial atención a la caracterización de los protagonistas para evidenciar el contraste entre ambos mundos. Esta película posicionó a Kaurismäki como uno de los directores más importantes de la región nórdica.
La muchacha de la fábrica de cerillos (Tulitikkutehtaan tyttö, 1990)
La situación económica y social de una chica solitaria (Kati Outinen) pone a prueba su capacidad de autocontrol. La necesidad por alcanzar la felicidad, enamorarse y escapar de su monótona vida como trabajadora de una fábrica de cerillos, le lleva a enfrentar retos que le harán cuestionar su lugar en el mundo. La cinta es una representación del estilo de vida del proletariado y de las formas en que el sistema capitalista dominó a la juventud finlandesa de los años 90. Su retrato es crudo pero realista. Kaurismäki construye narrativas a partir del montaje, la cinésica y los efectos sonoros para reducir al máximo el diálogo entre los personajes.
Contraté a un asesino (I Hired a Contract Killer, 1990)
El temor a la muerte y el hastío de la vida se enfrentan en la mente de Henri Boulanger (Jean-Pierre Léaud) cuando se queda sin trabajo. Tras varios intentos de suicidio, el protagonista reconoce su incapacidad para matarse y contrata a un asesino a sueldo para que le ayude. Sin embargo, una serie de sucesos inesperados le hacen cambiar de parecer y debe revertir su destino antes de que su pago se haga efectivo. Esta cinta resalta la importancia de la psicología del personaje en el cine de Kaurismäki. Los protagonistas son demasiado fuertes o excesivamente cobardes, y no necesitan más que de sí mismos para enfrentar los obstáculos del mundo donde se desenvuelven.
Nubes pasajeras (Kauas pilvet karkaavat, 1996)
El romance entre Lauri (Kari Väänänen) e Ilona (Kati Outenin) se ve afectado cuando ambos pierden su trabajo. Entonces, deben sumar fuerzas para salir adelante. Sin embargo, el camino no es fácil y sus sueños de abrir un restaurante por momentos parecen desvanecerse ante las barreras del capitalismo. Esta cinta repite algunos de los elementos formales de las películas previamente producidas por Kaurismäki, como los silencios prolongados y el uso de la música para reflejar el pensamiento de los personajes. Además, reconstruye el amor a través de gestos, miradas y emociones diversas, sin recurrir a diálogos, uno de los sellos del estilo del genio finlandés.
Un hombre sin pasado (Mies vailla menneisyyttä, 2002)
Al bajar de un tren en Helsinki, un hombre (Markku Peltola) comienza, sin saberlo, una nueva vida. Tras dormir en una banca de la estación, es asaltado y golpeado hasta perder el conocimiento. Al despertar pierde la memoria y es recibido por una familia de bajo estrato social. Nieminen (Juhani Niemelä), así como su esposa e hijos, le enseñan al señor “M” sus costumbres y mecanismos de supervivencia frente a un capitalismo salvaje como el de su época. El argumento es sencillo y busca representar las dificultades que enfrenta el proletariado para satisfacer sus necesidades. Apegada a la realidad y llamando a la reflexión, esta cinta otorgó a Aki Kaurismäki tres premios en el Festival de Cannes de 2002 y una nominación al Óscar por mejor película extranjera en ese mismo año.
Valimo (2007)
Una declaración de principios. En este cortometraje el finlandés entabla un diálogo estético con la Salida de obreros de la fábrica (La sortie de l’usine Lumière à Lyon, 1895) de los Lumière, usando un movimiento sorpresivo: los protagonistas no salen del lugar hacia al exterior, sino hacia una sala de cine. La película reflexiona sobre la función social de la producción cinematográfica y las posibilidades que la disciplina ofrece para transformar su entorno en beneficio de la clase obrera.
Luces al atardecer (Laitakaupungin valot, 2006)
El sistema cobra una víctima más cuando destroza las esperanzas de Koistinen (Janne Hyytiäinen), un guardia de seguridad nocturno a quien le gustaría tener una vida exitosa. Mientras busca transformar su realidad, se enreda en un crimen que no cometió mientras es estafado por una mujer fría y seductora (Maria Järvenhelmi). Abruptamente, se da cuenta de que soñar no es suficiente para ascender en la escala social. Esta cinta presenta un interesante juego entre luz y oscuridad, donde la frialdad del entorno desafía las ilusiones del protagonista. Kaurismäki se une a la lucha del proletariado y logra una de las mejores críticas a la opresión capitalista.
Le Havre: El puerto de la esperanza (Le Havre, 2011)
Al noroeste de Francia, la ciudad de Le Havre se convierte en el escenario donde Kaurismäki aborda una problemática social que no había explorado anteriormente: el conflicto racial. Marcel Marx (André Wilms) es un escritor retirado que trabaja como limpiabotas para gozar de una vida tranquila a lado de su esposa Arletty (Kati Outinen). Sin embargo, esta rutina no dura mucho tiempo. La vida de este matrimonio cambia de forma drástica cuando ella enferma gravemente y Marcel se encuentra con un joven inmigrante proveniente de África. Los personajes se enfrentan a un mundo indiferente, lleno de prejuicios. Este filme que retoma el interés del director por un cine más humano fue muy bien recibido por la crítica en el Festival de Cannes 2011.
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