Rey

Rey

Por | 29 de junio de 2017

Sección: Crítica

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Rey (2017), la más reciente película de Niles Atallah, tiene una atmósfera de sueño. Su historia es la siguiente: el abogado francés Orélie-Antoine de Tounens, asentado en el sur de Chile, se declara rey de Araucanía y Patagonia en 1860. El filme, que ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de Róterdam, retrata de forma poco convencional las fisuras de la historia y la memoria.

Atallah (California, 1978) llevó al límite la historia de De Tounens, que logra que los mapuches lo consideren su rey. El director no se preocupó por la verosimilitud, como ocurre en las películas basadas en hechos reales. Tampoco intentó tapar las hendiduras y contrariedades del relato, al contrario, las exhibe para adentrarse en un mundo insólito y onírico. «Al indagar en la historia del francés me di cuenta que había muchas lagunas o vacíos acerca de los eventos de su vida. Me interesó mucho esa falta de información y particularmente cómo los historiadores llegaban a sus conclusiones; me encontré con la necesidad de hacer mi propia narrativa del personaje», dijo Atallah al sitio La Tercera. El creador radicaliza la ficción al utilizar pietaje con efectos de desgaste, cuyo celuloide coloreado sugiere intromisiones fantasmales, de otro tiempo. En algunos segmentos del filme los personajes usan máscaras que logran un efecto extraño, propio del teatro: no se trata de un ocultamiento sino de mostrar otra cara, adaptar la historia de otra manera en la misma película, lo cual desconcierta al espectador.

La cinta guarda semejanzas con Jauja (2014), del argentino Lisandro Alonso, que también se desarrolla en los confines del Cono Sur. En ésta un explorador europeo se extravía en el tiempo. Si el notable filme de Alonso fue considerado un western existencial, la película de Atallah se le puede denominar como un filme de fantasía y aventuras sobre el arraigo, con reminiscencias al cine de George Méliès.

El director ahonda en las ambigüedades propias de los conceptos de historia, memoria y recuerdo. ¿Quién sabe con exactitud la historia del francés? Atallah desmarca a su película de la grandilocuencia y de la ambición de quien desea obtener el poder. Le interesa explorar a través de las fallas en las imágenes y el sonido los huecos, el ruido y la falta de continuidad en los relatos históricos, modificados según la postura de conquistador o conquistado, de culpable o inocente, de leal o traidor. Hay momentos en el filme en el que parece que algunas escenas han desaparecido: un corte súbito desvanece la ficción. En otros es como si hubiera terminado abruptamente, aunque se trata de una interrupción que no necesariamente es una continuidad, sino una variación sobre el mismo tema.

La interpretación de Rodrigo Lisboa como el soberano de los mapuches es destacable: su mirada transporta al espectador a otros tiempo, se le comprende como un hombre que ha sido señalado para reinar. Otro tema potente del filme es el del arraigo a la tierra que se ha visto, por ejemplo, en White Material (2009), de Claire Denis. En ambas películas los protagonistas adoptan un territorio al que son ajenos y que, en algún sentido, los expulsa a su lugar de origen.


Carlos Rodríguez es el jefe de redacción del sitio web de La Tempestad. Contribuyó a la investigación del FICUNAM 2017. Actualmente trabaja en un proyecto que revisa la obra de Claude Chabrol, cuyo sitio web es https://claude-chabrol.com.