10 filmes fundamentales de Wim Wenders
Por Daniela Flores González | 9 de septiembre de 2016
Wim Wenders es uno de los referentes del cine alemán de los últimos 40 años. Nacido en Düsseldorf en 1945, estudió fotografía en Francia huyendo de la destrucción de su país luego de la Segunda Guerra Mundial. Desde sus inicios, el director ha buscado una mirada propia para experimentar con el lenguaje cinematográfico. Algunos de sus filmes son verdaderos referentes artísticos de la disciplina.
El miedo del portero ante el penalty (Die Angst des Tormanns beim Elfmeter, 1972)
Uno de los conflictos existenciales que acechan a las sociedades contemporáneas es el miedo al error. Esta cinta cuenta la historia de un portero de futbol que luego de recibir un gol desde el punto penal, abandona el juego y vaga por la ciudad, convirtiéndose en una especie de asesino. La película de Wenders se nutre no sólo de la historia de la novela homónima de Peter Handke, sino también de sus atmósferas y el tempo del protagonista. Una meticulosa disección sobre la individualidad en las sociedades actuales.
Alicia en las ciudades (Alice in den Städten, 1974)
El escritor Philip Winter (Rüdiger Vogler) viaja a Nueva York para realizar un reportaje sobre las ciudades norteamericanas. Usando una cámara Polaroid, explora las calles para conseguir imágenes bellas que al mismo tiempo reflejen su estado de ánimo. Pero en el aeropuerto conoce a Lisa (Lisa Kreuzer) y a su hija Alicia (Yella Rottländer), y su rumbo da un giro de 180 grados. La cinta construye una atmósfera de desolación y esperanza utilizando encuadres en blanco y negro donde se representan paisajes vacíos que contrastan con el brillo de la empatía entre Alice y Phil. Ésta es la primera entrega de la trilogía completada por Falso movimiento (Falsche Bewegung, 1975) y En el curso del tiempo (Im Lauf der Zeit, 1976).
El amigo americano (Der Amerikanische Freund, 1977)
Basada en El juego de Ripley de Patricia Highsmith, esta cinta cuenta la historia de Tom Ripley (Dennis Hopper), un traficante de arte que labora con un pintor que finge su muerte para incrementar sus ventas. En una subasta en Hamburgo, Ripley idea su próximo robo al lado de un marquista con una enfermedad hematológica y un mafioso francés. La película mezcla efectivamente el suspenso y el silencio con una banda sonora estruendosa que altera los sentidos del espectador. La cámara se mueve como un personaje inquieto que pone en alerta al auditorio.
El estado de las cosas (Der Stand der Dinge, 1982)
Con El estado de las cosas, el director alemán cuestiona el lenguaje cinematográfico a través del ritmo de montaje, el movimiento de la cámara y la emancipación de sus protagonistas. La fábula retrata a una serie de personajes que se encuentran grabando un filme en la costa de Portugal, pero repentinamente se quedan sin celuloide y deben resolver el problema. Uno de los experimentos más estimulantes que le otorgó a Wenders el León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia en 1982.
París, Texas (Paris, Texas, 1984)
Wim Wenders retrata el desencanto del sueño americano a través de la vida de un hombre, Travis (Harry Dean Stanton), que pierde la memoria y deambula por las carreteras del país hasta que un día es encontrado en el desierto de la frontera. Los recuerdos que vienen a su mente como flashes incoherentes dibujan un paisaje desolado. La cámara se mueve a través de un ritmo inquieto, acompasándose con los sentimientos de los personajes principales. La asombrosa fotografía a cargo de Robby Müller y la gran capacidad narrativa de Wenders le otorgaron a esta cinta la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1984.
Las alas del deseo (Der Himmel über Berlin, 1987)
Una de las cintas más famosas de Wenders. Con guión de Peter Handke, la película retrata la historia de dos ángeles (Bruno Ganz y Otto Sander) que miran a los mortales de Berlín para sobrellevar su existencia. La división entre los mundos real y celestial son una metáfora de la frontera que separaba a Alemania por el Muro de Berlín. La historia da un vuelco cuando uno de los ángeles se enamora de una joven humana y debe decidir entre vigilarla desde los cielos o renunciar a su inmortalidad para estar a su lado. Las alas del deseo basa buena parte de su belleza en los contrastes lumínicos, los escenarios y la fotografía. La voz en off es un recurso para difundir sentimientos como la inconformidad, la confusión, el dolor, el deseo y la pasión.
Buena Vista Social Club (1999)
Buena Vista Social Club no es otro documental que rinde homenaje a los músicos que lo integran, es una reflexión sobre la música cubana y la trascendencia que tiene como fenómeno cultural. Nick Golde, productor de la cinta, desea reunir a este grupo legendario y convencerlos para realizar una grabación supervisada por Ry Cooder. Pero la misión no es sencilla. La cámara indaga en las inquietudes de los personajes al tiempo que expone sus sensibilidades artísticas.
Llamando a las puertas del cielo (Don’t Come Knocking, 2005)
Uno de los elementos recurrentes en el cine de Wenders son las historias del viejo oeste. En esta producción, Howard Spence (Sam Shepard) es un viejo actor de westerns rodeado de escándalos, excesos y mujeres. Sin embargo, un día decide regresar al pueblo donde creció. Ahí encuentra sus labores pendientes con un hijo no reconocido y una mujer (Jessica Lange) que había dejado en el pasado. La construcción de los personajes rompe con las idealizaciones de la familia americana y permite quebrantar las expectativas de lo que implica la realización de cada persona. En esta cinta, todos son ordinarios e imperfectos, completamente humanos.
Pina (2011)
Las coreografías de Pina Bausch han recorrido el mundo y siguen cautivando a sus espectadores, incluso años después de su muerte. En este documental filmado en 3D, Wenders y los bailarines de la compañía de esta gran maestra de la danza contemporánea rinden homenaje a su obra artística. Los paisajes naturales y urbanos no sólo son escenarios donde tienen cabida las composiciones de Bausch, sino verdaderas reflexiones sobre la relación entre la arquitectura y las imágenes en movimiento. La cinta oscila entre la realidad y la ficción para reconstruir a un personaje clave de la historia del arte en Alemania, al tiempo que reflexiona sobre el lenguaje de la disciplina.
La sal de la tierra (The Salt of the Earth, 2014)
Se sabe que Wenders es un estudioso de la fotografía, y este trabajo rememora el trabajo del brasileño Sebastião Salgado. A través de un recorrido por las imágenes más impactantes de su portafolio, una voz en off narra las etapas que definieron la trayectoria del artista: desde su fascinación por la naturaleza hasta su interés por conformar un registro de la violencia que enfrentan los seres humanos en zonas marginadas del mundo. Belleza, hambre, esclavitud, cansancio, movimiento, una narrativa visual crítica y poética.
Daniela Flores González es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Periodista cultural interesada en el cine, el arte, la música y la divulgación de la ciencia.
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