Muerte misteriosa

Muerte misteriosa

Por | 24 de octubre de 2017

Sección: Crítica

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Un cuerpo sin vida tirado en la nieve. El cuerpo sin vida de una mujer tirado en la nieve. El invierno golpea Wind River, la cordillera donde se ubica una de las mayores reservas de shoshones y arapajó en Wyoming, Estados Unidos. Un cazador encuentra el cuerpo sin vida de una mujer nativa tirado en la nieve. El gobierno le asigna el caso a una detective del FBI; los habitantes lo dejan en manos del cazador. ¿Quién mató a la mujer cuyo cuerpo está tirado en la nieve?

Muerte misteriosa (Wind River, 2017) es un thriller sólido, tenso de principio a fin y con recursos interesantes; un drama bien balanceado, que no se engolosina con el misterio rebuscado, apuesta por la construcción psicológica de sus personajes y sabe dosificar los momentos de realismo y crudeza en las secuencias que lo ameritan. Una pieza sin titubeos, que consolida el trabajo de Sheridan como guionista y que lo descubre como un director bastante aplicado.

Neowestern o western contemporáneo es una clasificación genérica que casi no falla en lo que se dice o se escribe sobre Muerte misteriosa. A algunos les parece necesaria esa actualización de los géneros cinematográficos clásicos y a otros simplemente les resulta un tanto forzado y ocioso. Habría que aclarar que no se trata de una cinta que se apropie mañosamente de la estética del género, pero es verdad que cuesta trabajo no pensar en ella a la luz de una revisión de su estilo y sus temas recurrentes.

Por ejemplo, la cinta de Sheridan aborda el asunto muchas veces tratado de los conflictos entre nuevos pobladores y habitantes originarios. En Muerte misteriosa, el encuentro entre obreros blancos venidos a trabajar a los pozos petroleros y los nativos habitantes de la reserva resulta violento; sin embargo, Sheridan apuesta por la desmitificación de unos y otros como método de acercamiento empático. Las uniones sentimentales y las relaciones de trabajo entre blancos e indios o los jóvenes nativos que por momentos pierden la brújula de su impulso de resistencia, son parte de un universo que evita a toda costa la división entre buenos y malos, indios y vaqueros, bandidos y policías, y otras tantas versiones de un mundo sin matices.

Interesante también es el tratamiento de los personajes prototípicos a base de contrastes entre los protagonistas. Elizabeth Olsen, por una parte, interpreta a Jane Branner, la agente del FBI enviada a investigar el caso. Más que novata o inexperta, como se ha dicho, la agente Branner pudiera entenderse como la representación de la justicia nacional que no siempre encaja en lo local. Encarna también, a pesar de las buenas intenciones, la torpeza por el natural desconocimiento de las dinámicas de un territorio extraño. Jane Branner es como un sheriff nuevo y entusiasta, sin duda valiente y honorable, que se topa de frente con la implacable ley del revólver.

En contraste está el cazador Cory Lambert, interpretado por Jeremy Renner. Lambert es el tipo astuto, el viejo sabueso adolorido que sabe leer las huellas en la nieve y rastrear presas, poseedor de una sabiduría primaria, –aunque desmitificada en la cinta de Sheridan–, obtenida en el bosque, con los años de experiencia, pero nutrida también del contacto humano, de la empatía con los nativos, e incluso, de las terapias grupales.

En buena medida, la firmeza de su carácter y la innegable belleza de la cinta, están soportadas en su banda sonora, en un sonido profundo que convoca nostalgias y cobija sufrimientos, logrado por Nick Cave y Warren Ellis. La música, el honesto tratamiento del trasfondo, la batuta precisa de Sheridan, la consistencia de la historia, entre otros aciertos, hacen de Muerte misteriosa una de esas cintas que se disfrutan por su inteligencia. Se celebra también la explícita llamada de atención respecto a la nula visibilización de los asesinatos y desapariciones de mujeres de la comunidad de nativos originarios en Estados Unidos, un tema siempre urgente, que duele, y que debiera congregarnos más en estos tiempos de franco retroceso en asuntos de igualdad.


David Ornelas estudió Comunicación Social de la UAM-X. Trabajó en el Centro de Documentación de la Cineteca Nacional y ha escrito sobre cine en algunas publicaciones digitales.