Los pensamientos que una vez tuvimos (The Thoughts That Once We Had, Thom Andersen, 2015)

Este filme, inspirado parcialmente por La imagen-movimiento y La imagen-tiempo de Gilles Deleuze, presenta la relación del director con el discurso audiovisual. Se pone en juego la idea de que contar una historia de manera cinematográfica implica, necesariamente, pensar qué es el cine. Thom Andersen crea de esta manera un relato a través del cual manifiesta su propia historia del cine. Los pensamientos que una vez tuvimos constituye una invitación para que el espectador se involucre de manera activa y termine, también, pensando el cine desde su propio lugar.

El evento (Sobytie, Serguéi Loznitsa, 2015)

Este filme, construido a través de material grabado durante agosto de 1991, pone en evidencia la incertidumbre y confusión colectiva desatada a partir del golpe de estado fallido del Partido Comunista de la Unión Soviética. Documentando reuniones políticas callejeras llevadas a cabo durante esas fechas, el director comparte una mirada valiosa de este acontecimiento tan importante en la historia.

El tesoro (Comoara, Corneliu Porumboiu, 2015)

Abordando la crisis europea, Porumboiu narra la historia de Costi y su vecino que trabajan arduamente para pagar sus hipotecas. El vecino le solicita entonces a Costi su apoyo en la búsqueda de un tesoro escondido en el patio de su casa. Este filme contundente se vale de un argumento distinto con tintes humorísticos para hablar sobre problemas de la clase media como son el desempleo y las dificultades económicas.

Minotauro (Nicolás Pereda, 2015)

Retratando una microesfera dentro del caos que se vive en México, Pereda presenta una historia entrañable con tintes oníricos. En esta ocasión, su mirada se enfoca en un hogar lleno de arte que parece existir al margen del mundo exterior. Este relato de la cotidianidad de sus personajes, plagado del muy particular estilo del cineasta, desemboca en un filme sutil y sensible.

Ícaros (Pedro González-Rubio, 2015)

Pedro González-Rubio tiene una manera muy especial de construir a sus personajes frente a la cámara. Su más reciente entrega narra la historia de un joven español que huye a Costa Rica porque se niega a hacer el servicio militar. La búsqueda de identidad se condensa en este escenario paradisiaco donde se convierte en chamán y realiza rituales para la gente que desea escaparse del mundo de vida occidental.

Tag (Real Onigokko, Sion Sono, 2016)

Mitsuko es una joven que, mientras se transforma en distintos personajes, se verá obligada a enfrentar distintos obstáculos terribles. Con una dinámica constantemente sorpresiva y un humor muy particular, este filme mantiene el característico estilo de Sion Sono. Es una historia impredecible y radical.

Mortífera (Meurtrière, Philippe Grandrieux, 2015)

Este segundo capítulo de la trilogía de Grandrieux aborda los cuerpos y la visibilidad como parte de la constante reflexión del cineasta sobre la representación y la imagen. Dice Eva Sangiorgi, directora de FICUNAM, «Desde las epidermis, acariciadas por el ojo de la cámara, se manifiestan los impulsos obstinados de un movimiento imparable que pertenece a la dimensión de la eternidad, hasta que se abandonan a un goce famélico y violento, furioso y apasionado, que lleva al terror, al éxtasis, al placer, a la muerte».

Somos lengua (Kyzza Terrazas, 2016)

Hay varias ciudades del país que albergan a nuevos raperos jóvenes que han hecho de este género una manera de vivir. El director se pregunta sobre estos personajes que suelen ser estereotipados y sus forma de manifestar sus opiniones sobre la sociedad a través de palabras que atraviesan su inconformidad.

Tabú (Tabu, Miguel Gomes, 2012)

Parte de la retrospectiva de Miguel Gomes, Tabú es una de las grandes películas de la última década. La historia de Aurora es narrada desde dos lugares distintos. El primero, justo antes de su muerte; el segundo, durante un episodio que determinó el resto de su vida. El portugués logra un relato entrañable y conmovedor donde entran en juego el deseo y el melodrama en contraste con un entorno definido por una sociedad polarizada y compleja.

El bastión de Ilich (Zastava Ilicha, Marlén Jutsíev, 1965)

La retrospectiva dedicada a Marlén Jutsíev -nos negamos a escribirlo según las reglas del inglés, como lo hace el FICUNAM- incluye éste, uno de los momentos más importantes de su trayectoria. Ganadora del Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Venecia en 1965, El bastión de Ilich se desarrolla en Moscú a principios de 1960 y narra la historia de tres amigos que, después de haber perdido a padres en la guerra, se ven invadidos por la incertidumbre respecto al futuro.