10 filmes fundamentales de Hayao Miyazaki
Por Icónica | 5 de junio de 2016
Sección: Historia(s)
Directores: Hayao Miyazaki
Temas: Cine japonésEstudio GhibliHayao MiyazakiPelículas de animaciónStudio Ghibli
El cine de Hayao Miyazaki ha conseguido acercar la cultura nipona a todo tipo de públicos. Nacido en Tokio el 5 de enero de 1941, ha creado animaciones caracterizadas por exaltar los valores y costumbres de Japón, al mismo tiempo que construyen mundos fantásticos y encumbran el papel de la mujer en el cine. Su paso por distintas compañías de animación y manga lo llevaron a fundar el mítico Estudio Ghibli de la mano de Isao Takahata. Desde entonces, ha realizado películas estéticamente deslumbrantes y, además, exitosas en taquilla, como El viaje de Chihiro, película por la que recibió el Óscar a mejor película de animación en 2002 y Se levanta el viento, filme que anunció su retiro.
Nausicaä: Guerreros del viento (Kaze no tani no Naushika, 1984)
Basado en el manga homónimo realizado por el mismo Miyazaki para la revista Animage (1983), el filme cuenta la historia de la princesa del Valle del Viento, Nausicaä, que debe evitar la destrucción del Bosque Contaminado, un poblado de insectos gigantes llamados oms. Para ello, se enfrenta al ejército de Kushana, la princesa del reino de Tormekia que busca controlar al dios de la guerra para dar inicio a la aniquilación de estas criaturas con características monstruosas. Esta cinta fue el precedente para el nacimiento del Estudio Ghibli. Un referente que marcó las pautas para posteriores trabajos dentro del género.
El castillo en el cielo (Tenkū no shiro Rapyuta, 1986)
La pugna por una gema legendaria se convierte en un viaje asombroso por los aires. Sheeta es una niña huérfana que posee un colgante de piedra azul sumamente poderoso, capaz de guiar a su dueño hasta la fantástica isla flotante de Laputa. Ante un don tan codiciado, es secuestrada por Muska, un dirigente del gobierno, y perseguida por la Banda de Dola, un grupo de ambiciosos piratas. Su misión es vencer todos los obstáculos para reencontrar esta tierra misteriosa. Sin embargo, en el camino se encuentra con Pazu, un niño minero que se convierte en su fiel acompañante en esta aventura. Esta película muestra la importancia de los paisajes en las historias de Miyazaki y presenta un cuidadoso manejo de los detalles en los recursos de animación empleados. Una cinta que dibuja un recorrido completo hasta la mente de su creador.
Mi vecino Totoro (Tonari no Totoro, 1988)
A través de un amigable espíritu del bosque llamado Totoro, Miyazaki logra capturar en pantalla distintos valores milenarios de la tradición nipona. Las hermanas Mei y Satsuki se encuentran con este personaje de ojos saltones y apariencia de conejo, cuando deben mudarse a la provincia japonesa de Satama para estar cerca de su madre, que se encuentra internada en un hospital de la región. Juntos viven diversas aventuras en el árbol gigante que protege la casa de campo donde viven. La amistad entre estos seres y las niñas crece conforme la historia se convierte en una anécdota de amor a la naturaleza y lealtad por la familia. Una cinta que a través de la imaginación recupera la importancia de entablar una relación sincera con el entorno y las criaturas que habitan en él.
Kiki: Entregas a domicilio (Majo no takkyūbin, 1989)
Según una vieja tradición, cuando una bruja cumple 13 años tiene que abandonar su casa durante un año para entrenarse. Tal es el caso de Kiki, una joven que, de la mano de su gato negro Jiji, emprende un viaje en escoba para aprender a ser independiente y responsable mientras logra controlar sus poderes. La travesía se convierte en una gran aventura cuando hace un nuevo amigo llamado Tombo y las circunstancias ponen a prueba sus capacidades como aprendiz. En esta cinta, como en buena parte de su filmografía, Miyazaki muestra personajes femeninos de gran carácter y fortaleza, que deben anteponerse a las adversidades del mundo en el que habitan. Un empoderamiento que no se ve comúnmente en otras producciones de animación.
Porco Rosso (Kurenai no buta, 1992)
Una película que refleja la afición de Miyazaki por los aviones y las historias en las alturas. Marco Pagot es un piloto militar que debe sobrevivir los estragos de la Primera Guerra Mundial. Tras la muerte de su compañero de guerra, se ve atrapado por un hechizo que lo transforma en cerdo. Sin embargo, decide convertirse en un reconocido cazarrecompensas que deambula en un hidroavión color carmín, lo cual le trae nuevos enemigos que buscan exterminarlo. Esta historia fantástica rememora la infancia del director como hijo de un fabricante de timones para aviones de guerra. Además, refleja un avance significativo en las tecnologías empleadas para la producción de animaciones en un cine tan complejo como el de Miyazaki.
La princesa Mononoke (Mononoke hime, 1997)
Los espíritus de la naturaleza resurgen para dar una lección a los humanos. Tras el ataque de un demonio, Ashitaka, príncipe de una aldea remota, padece un hechizo que comienza a matarlo lentamente. Para curarse, debe adentrarse en el bosque y encontrar el antídoto. Sin embargo, lo que encuentra es el enfrentamiento entre quienes explotan los bosques y sus protectores como San, una joven que fue adoptada por lobos y a quienes defiende de forma incondicional. La creación de esta cinta fue uno de los proyectos más ambiciosos de Miyazaki y le tomó tres años terminarla. El resultado: una estructura narrativa tan asombrosa como la producción con la que fue realizada. Un punto cumbre en su trayectoria dentro del mundo de la animación.
El viaje de Chihiro (Sen to Chihiro no kamikakushi, 2001)
En el camino hacia su nueva residencia, Chihiro y su familia se encuentran con un pueblo fantasma que cambia drásticamente su destino. Al quedar atrapados por un paisaje maravilloso, sus padres son transformados en cerdos y ella debe sobrevivir bajo las órdenes de la bruja Yubaba, que controla este sitio que funge como una casa de descanso para todo tipo de espíritus y deidades. Este filme es un sello de identidad del cine de Miyazaki, donde se logra una sintonía precisa entre la construcción de un mundo místico y la creación de un personaje femenino con gran determinación y valentía frente a lo desconocido. La cinta probablemente sea las más exitosa del Estudio Ghibli. Recibió el Óscar a la mejor película de animación en 2002.
El increíble castillo vagabundo (Hauru no ugoku shiro, 2004)
Sophie es una chica temerosa y ordinaria que trabaja en una tienda de sombreros. Pero la rutina da un vuelco inesperado cuando se encuentra con el mago Howl, un personaje enigmático que tiene un enfrentamiento interminable con la Bruja del Páramo. Tras sufrir un hechizo, la joven se refugia en un castillo que deambula por distintas provincias de Japón. Para romper el hechizo, Miyazaki recurre a diversas figuras místicas como dioses, demonios y espíritus que recuerdan a las narrativas mitológicas de las primeras civilizaciones. Tradición y actualidad se combinan a través de un pensamiento mágico.
El secreto de la sirenita (Gake no ue no Ponyo, 2008)
Brunilda, la hija de un hechicero marino, decide escapar de casa para conocer el mundo fuera del mar. No obstante, queda atrapada en un bote de cristal. Por fortuna, Sosuke, un niño que vive en un acantilado junto al mar, la encuentra y adopta como su mascota. Tras su encuentro, ella es renombrada como Ponyo y busca todos los medios posibles para nunca regresar a casa. Como en otras de sus creaciones, Miyazaki logra retratar majestuosamente el enfrentamiento entre humanos, deidades y naturaleza a través de un conflicto sencillo y apto para todo público. Además, esta cinta se caracterizó por volver a los métodos tradicionales de producir animaciones, donde las imágenes en movimiento adquieren un papel crucial. Un proyecto que reta las técnicas convencionales de hacer cine.
Se levanta el viento (Kaze tachinu, 2013)
Basada en la novela homónima de Tatsuo Hori, la cinta retoma la historia del ingeniero Jirō Horikoshi, diseñador de los aviones responsables del bombardeo a Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial. Similar a filmes como Porco Rosso, esta producción presenta un enfoque distinto en torno a las anécdotas de guerra. El nombre de la cinta está basado en un verso de Paul Valéry que dice: «el viento se levanta…, hay que intentar vivir», una reflexión que concuerda la despedida de Miyazaki. Una película distinta a los mundos fantásticos que el director desarrolló con anterioridad. La imaginación y la realidad se fusionan para poner a prueba el lado humano de la animación.
Entradas relacionadas
Paul Leduc y su cine subversivo
Por Sandra Díaz
18 de junio de 2024Historia del cine centroamericano: Guerra, décadas de 1970 y 80
Por Icónica
21 de mayo de 2024Un Steppenwolf mexicano: Preludio en 3 de Ignacio Merino Lanzilotti
Por Daniel Escoto
18 de abril de 2024Historia del cine centroamericano: Varios inicios, 1924-1969
Por Icónica
3 de octubre de 2023