Mapa a las estrellas
Por Andrés Téllez Parra | 5 de diciembre de 2014
Sección: Crítica
Temas: David CronenbergMapa a las estrellasMaps to the Stars
La más reciente película de David Cronenberg (Toronto, 1943), Mapa a las estrellas (Maps to the Stars, 2014), pareciera tratarse de un capítulo más del celebrado libro de Kenneth Anger, Hollywood Babylon (1959), por el que desfilan los chismes más morbosos y los escándalos de las estrellas de Hollywood: de las orgías de Fatty Artbuckle y la homosexualidad del ídolo Rodolfo Valentino, hasta el supuesto suicidio de Marilyn Monroe: todo el lado oscuro de la infatigable fábrica de estrellas.
Como hiciera en Spider (2006), el director centra el drama en lo que acontece principalmente en la atormentada psique de los personajes, pero el desenvolvimiento de la trama da lugar a una tragedia en la que, como en algunas de Shakespeare, los fantasmas de los muertos acosan a los vivos.
Uno de los temas principales que atraviesa el filme es el incesto (o la fantasía de incesto). Como un eco de Edipo Rey, de Sófocles, el doctor Stafford Weiss (John Cusack) –quien se ha vuelto rico y famoso vendiendo libros de superación personal y dando “terapias” a lo New Age a las estrellas de Hollywood–, ha contraído matrimonio con su hermana Christina (Olivia Williams), aparentemente sin saberlo.
Sin embargo, a diferencia de Edipo, el conocimiento del incesto no tiene como consecuencia su inmediata separación, sino que inclusive tienen dos hijos: Benjie (Evan Bird) –quien representa a esos niños convertidos en monstruos por la celebridad y el dinero que súbitamente adquieren al convertirse en las nuevas estrellas de Hollywood– y Agatha (Mia Wasikowska), cuyo desenvolvimiento y rostro deformado por las llamas hacen que se comporte más como un fantasma, quien regresa de su exilio en un sanatorio para ejecutar el cumplimiento cabal de la tragedia.
Por otra parte, en la figura de Havana Segrand (Julianne Moore), Cronenberg también aborda otro de los tópicos del sórdido mundo de las estrellas: el miedo a envejecer y la consiguiente envidia de la juventud –y es inevitable pensar en la grandiosa actuación de Gloria Swanson en Sunset Boulevard (1950), de Billy Wilder–, pero con un giro mórbido: la envidia de Segrand es de su propia madre, por quien está obsesionada y a quien pretende emular interpretándola en un remake de una película protagonizada por aquélla cuando era joven. En este caso es el fantasma de la madre y la fantasía o recuerdo de abuso sexual quienes acosarán a Havana, la estrella envejecida venida a menos.
Y otro tópico que tampoco podría faltar: las hordas de bellos jóvenes y adolescentes que llegan a Hollywood con la esperanza de convertirse en estrellas y que terminan trabajando como meseros o, como Jerome Fontana, el personaje interpretado por Robert Pattinson, como choferes de las celebridades.
Mapa a las estrellas es pues un retrato mórbido sobre ese mundo de las estrellas producidos por la soleada Babilonia, para quienes, como dice uno de los personajes en el filme, el verdadero infierno sería un mundo donde no hubiera drogas.
Este texto se publicó originalmente en la primera etapa de Icónica (edición web, 5 de diciembre de 2014) y se reproduce con autorización de la Cineteca Nacional.
Andrés Téllez Parra es editor y escritor.
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