Las montañas deben partir

Las montañas deben partir

Por | 23 de junio de 2016

Unos veinte años atrás, los primeros largometrajes de Jia Zhangke contagiaban su angustia ante las grietas económicas y psicosociales que empezaban a abrirse en la que fuera la última potencia comunista del siglo XX y, quizá, la primera financiera en el XXI. Las dos, Xiao Shan Going Home (Xiao Shan hui jia, 1995) y Pickpocket (Xiao Wu, 1997), ubicadas en la Fenyang natal del cineasta, eran historias de dislocamiento y marginación, pobladas por migrantes lumpen, raterillos de poca monta y prostitutas anónimas.

De entonces a ahora, algo ha cambiado en la China continental. El filme más reciente de Jia Zhangke (1970), Las montañas deben partir (Shen he gu ren, 2015), nos recibe con una coreografía y luces de bengala al ritmo de “Go West”,  en el cover de Pet Shop Boys (1993). Son los últimos días del siglo. La canción, vigorosa y épica como la secuencia, parece hablar en clave sobre la fe puesta el futuro por la generación que se hizo mayor en medio de las reformas de Deng Xiaoping, el brutal reordenamiento de la economía y la apertura hacia occidente:

(Go West) Sun in wintertime,

(Go West) We will feel just fine,

(Go West) Where the skies are blue,

(Go West) This is what we’re gonna do.

Esta generación y los hijos que engendró son protagonistas de Las montañas deben partir, estrenada en la sección oficial de Cannes el año pasado y recientemente en la cartelera mexicana. Resulta al mismo tiempo la película menos hermética de su realizador y la más universal o empática en su mirada sobre la idiosincracia y los colosales procesos de cambio de la China reciente. Estructurada en un amplísimo arco de tres décadas y tres actos –situados en 1999, 2014 y 2025–, el doceavo largo de Jia narra la historia de Tao (su actriz habitual, Zhao Tao) desde los últimos días del milenio hasta un hipotético futuro en el cual su único hijo, Dólar, cumple la misma edad que ella tenía al inicio y decide reanudar la relación materna, rota varios años atrás.

Aunque en primer plano permanece la turbulenta trayectoria sentimental de Tao –una cadena de elecciones, arrepentimientos y culpas asombrosamente encarnadas por Zhao–, el cineasta ha intentado también narrar su propio camino creativo como vocero de la China silenciada, desde la década que lo formó como cineasta (los noventa) hasta el complejo futuro que intuye para su generación. Los tres episodios, cada uno más novelesco y con mayor consistencia formal que el anterior, están consecutivamente filmados en los tres formatos que abarcan la filmografía de Jia: el 1.33 de inspiración documental, el 1.85 de su etapa actual y el 2.35, omnipresente en los formatos digitales de alta resolución.

Frente a estas mutaciones de fondo y de forma(to), la cinta apuesta por una consistencia notable en su arco emocional y en su habilidad para desarrollar correctamente a personajes que entran y salen de cuadro a cada paso –su segundo protagonista evidente, el Dólar adulto (Dong Zijian), aparece después de unos noventa minutos de metraje–. La respuesta, quizá, esté en el título de la cinta, extraído de un poema local que sugiere que, aunque las montañas se alejen y los cielos cambien, las promesas, los lazos y las culpas permanecen y resisten al paso del tiempo.

En el guión, escrito por el propio director con algunos trazos autobiográficos, se intuye al mismo narrador maduro y clásico que ya había entregado Un toque de pecado (Tian zhu ding, 2013), proyecto con el que volvió a la ficción después de una larga etapa como documentalista. Lo cierto es que en varios momentos, Las montañas deben partir vuela un palmo por debajo de sus enormes ambiciones, pero a su favor se puede asegurar que nunca apuesta por la grandilocuencia para compensarse, y sale ilesa de la mayoría de los muchos riesgos que toma.


Sergio Huidobro es candidato a maestro en Letras Latinoamericanas por la UNAM. Formó parte del programa Berlinale Talents Press 2016 del Festival Internacional de Cine de Berlín. Recientemente fue incluido en la antología Dos amantes furtivos: Cine y teatro en México (2015).