Intensa-mente
Por Israel Ruiz Arreola | 9 de julio de 2015
Sección: Crítica
Temas: AnimaciónInside OutIntensa-mentePelículas animadasPixar
La nostalgia no es un sentimiento que paraliza sino que invita a la exploración, al cuestionamiento de los límites de la representación y el compromiso con la historia. A diferencia de la historia oficial, las visiones nostálgicas tienen más que ver con las conexiones entre el presente y el pasado, con las respuestas intelectuales y emocionales a los sucesos, con las pequeñas historias personales y familiares y con la curiosidad.
Naief Yehya
¿Se puede estar feliz y triste al mismo tiempo? Intensa-mente (Inside Out, 2015) da una respuesta al metaforizar el proceso psicológico de una niña de once años, y presentarlo como una película para niños. El mérito no es poca cosa: se trata de un viaje -debidamente asesorado- a través de conceptos psicológicos y de neurociencia que involucran los estados de ánimo, la memoria, el pensamiento, el subconsciente, la personalidad, etc.
Intensa-mente es una odisea emocional desde dos planos narrativos. Afuera, en el mundo exterior, Riley se enfrenta a la primera crisis de su vida cuando se muda junto con su familia de Minnesota a San Francisco; adentro, en la cabeza de Riley, sus cinco emociones básicas (Alegría, Temor, Furia, Desagrado y Tristeza) viven en el centro de control de su mente, desde donde la asesoran en su vida cotidiana. La película se centra en la travesía que emprenden Alegría y Tristeza para regresar los “pensamientos centrales” (los recuerdos que forman la personalidad de Riley) al centro de operaciones, después de que fueron enviados por accidente a los confines de la mente de la niña.
Estas emociones no representan un estado de ánimo en bruto, porque presentan ciertos matices en su personalidad que los vuelven más “humanos” (en algún momento podemos ver a Alegría llorando o a Furia sintiendo felicidad). Sin embargo, se respeta el perfil de cada uno en sus acciones y objetivos. Alegría comprende esto y acepta que Tristeza es necesaria para que Riley regrese con su familia. Juntas forman un nuevo sentimiento en la niña: la melancolía. Así, la película da una lección distanciada del “y vivieron felices para siempre” que caracteriza a la mayoría de las producciones infantiles. Aquí, la felicidad no es ganarle al “malo”, porque en realidad no hay malos; el verdadero peligro es el olvido, no poder hacerle recordar a Riley quién es. La cinta consigue su objetivo a través del reconocimiento de la tristeza como parte fundamental de la vida.
Intensa-mente es nostalgia por la niñez. El Ulises de Homero ahora es una niña que deberá afrontar su viaje en el tiempo, y el inevitable proceso de crecimiento. Esto significa dejar atrás una parte de aquella inocencia, representada aquí en algunos recuerdos de infancia y en el amigo imaginario de Riley, y su inevitable destino. Al parecer éste es el sentimiento preferido de Pete Docter, codirector y coescritor de la cinta. A él se le deben créditos en varias producciones de Pixar, entre las que destacan las dos primeras entregas de Toy Story (1995 y 1999), Monsters Inc. (2001) y Up! (2009), donde la infancia juega un papel importante. De hecho, él mismo ha declarado que la inspiración para la película fue ver crecer a su hija y recordar su propia niñez.
La película termina con una pregunta a propósito ingenua: «¿Qué más podría pasar en la vida de Riley?» La respuesta no es otra que una pequeña risa interior. La niña está entrando a la pubertad y todo aquel que ha atravesado ésta y otras etapas de la vida sabe lo que significa: más tristezas, más alegrías, más enojos, más miedos… más recuerdos. Sin embargo, describir la película como una lección sobre el fin de la niñez sería minimizarla. Intensa-mente es más bien un recordatorio de que vivimos porque sentimos y podemos recordarlo, a veces, con lágrimas y una sonrisa.
Israel Ruiz Arreola forma parte del equipo editorial de la Cineteca Nacional desempeñándose como investigador especializado.
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