El club de los desahuciados

El club de los desahuciados

Por | 1 de abril de 2014

El VIH y sus catastróficas secuelas en el pueblo norteamericano siguen siendo un tabú que Hollywood parece incapaz de superar. El tema debe filtrarse a través de las fibras del melodrama para poder aterrizar en la gran industria, como sucedía con Filadelfia (Philadelphia, Jonathan Demme, 1993), mientras que otras cintas que han abordado con mayor garra el asunto, como la estupenda Juntos para siempre (Longtime Companion, Norman René, 1990), quedaron rezagadas en las trincheras del cine independiente para volverse cintas de culto.

El club de los desahuciados (Dallas Buyers Club, 2013), dirigida por el canadiense Jean-Marc Vallée (Montreal, 1963), pretende ser compleja caminando al filo de la navaja entre un retrato de la marginación en los Estados Unidos y el drama edificante en el cual un personaje en apariencia amoral termina convertido en luchador social, capaz de enfrentarse al sistema y dejando una enseñanza de vida que puede inspirar a otras. El filme se inspira en la historia verdadera de Ron Woodroof, un electricista texano aficionado al rodeo y el sexo extremo quien es diagnosticado con VIH. Ante una perspectiva de vida no mayor a 30 días, Woodroof, en plena era Reagan y sin demasiada información alrededor de su mal, va hurgando en la clandestinidad para encontrar alivio, retando al sistema de salud pública al conseguir medicamentos que comparte con otros infectados por el virus a través de una comunidad que no persigue lucro alguno.

El club de los desahuciados es una cinta en la cual el realizador desaparece para que los actores usurpen el control de la obra. Filme de una estética descuidada y claramente tremendista, que no realista, traiciona inclusive a sus propios intérpretes al someterlos a sobrecargados maquillajes y rigurosas dietas que les dejaron materialmente en los huesos. Lo que quedan son buenas intenciones por parte de Matthew McConaughey y Jared Leto, actores cumplidores, pero que poco pueden hacer ante la ausencia asumida del cineasta, quien se empeña en hacer de este telefilme sobrealimentado una experiencia poco memorable.

 

Este texto se publicó originalmente en la primera etapa de Icónica (número 8, primavera 2014, p. 48) y se reproduce con autorización de la Cineteca Nacional.


José Antonio Valdés Peña es subdirector de Información y vocero de la Cineteca Nacional. Conduce la sección “Miradas al cine” del noticiero matutino de Canal Once e imparte clases en el Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación.