El cine reciente de Corea del Sur (2/2):

El cine reciente de Corea del Sur (2/2): Éxitos de taquilla

Por | 4 de agosto de 2022

El Bueno, el Malo y el Raro
(Jo-eun nom Nappeun nom Isanghan nom, Kim Jee-woon, 2008).

Con unas 600 películas al año y con un potencial exportador notable en el área geográfica colindante, Corea del Sur se ha convertido en una industria fílmica clave.

Con base en una mezcla de influencias japonesas, hongkonesas y estadounidenses, pero también alimentada desde su propia tradición fílmica melodramática, ha desarrollado un lenguaje universal con un fuerte componente regional. Esto ha provocado un gusto muy asentado de parte de las audiencias locales, que en el resurgimiento de su industria prefieren sus propias historias y códigos.

Hicimos una lista de películas de gusto específicamente coreano, muchas de ellas grandes éxitos de taquilla, un par con rasgos más bien idiosincrásicos, como introducción a un universo cinematográfico vívido y muy distinto de los nuestros.

En casi todos los casos los títulos en español son nuestros; en un par dejamos los títulos en inglés porque son mucho más conocidos.

 

La carta (Pyoenji, Lee Jung-gook, 1997)

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A través de un aparente golpe del destino, los caminos de dos jóvenes estudiantes, Jung-in y Hwan-yoo, se entrelazan en la parada de un tren. De inmediato se enamoran y se sumergen en una unión de perfecta sincronía y delicioso idealismo, donde se intuye a un único y fatal  desenlace. Después de un tiempo juntos, Hwan-yoo es sacudido por un tumor cerebral que termina con su vida. Sin embargo, antes de morir escribe una serie de cartas para su amada a través de las cuales la película se estructura en una epístola nostálgica post mortem que deja al espectador al borde de un colapso sentimental. Después de sus laureadas películas como Canción de resurrección (Buhwaleui nolae, 1990), película censurada por su tratamiento de las revueltas de Gwangju de 1980, e Historia de dos mujeres (Duyeoja iyagi, 1994), filme que explora la vida de la mujer en la postguerra, Lee Jung-gook se sumerge, como pez en el agua, en el melodrama, logrando así su primer y más lucrativo éxito taquillero. Con La carta, Lee creó un precedente que provocó una vigorosa fiebre de oro por el melodrama surcoreano, género histórico fundamental para el apetito insaciable de una industria que no ha dejado de crecer. 

 

Shiri (Swiri, Kang Je-gyu, 1999)

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Hay dos peces que definen metafóricamente Shiri: el swiri, que habita los ríos de ambas Coreas sin obviamente saber cuándo está en una y cuándo en la otra, y el gurami besador cuya leyenda dice que no puede vivir sin su pareja, pareja que le hace de espejo. Como en toda película pop con una dimensión política el significado es muy explícito: las Corea del Sur y Corea del Norte son y serán una sola cosa, indistinguible, inseparable. Y como en toda película pop de espías contra policías el problema es conocido por los espectadores antes que por el protagonista principal.

Jong-won, un agente secreto, tiene la encomienda de hallar a una espía norcoreana, Bang-hee, y sin encontrarla nunca, va desentrañando los indicios de un atentado terrorista en un estadio. Cuando, por fin, tras mucha acción, los sudcoreanos detienen a los terroristas, Jong-won descubre, que su pareja, Myung-hyun era en realidad Bang-hee y que estaba esperando un hijo suyo. El final descorazonador simplemente refleja la unificación totalmente imposible de concebir de un pueblo dividido por dos banderas, una llaga muy dolorosa.

Shiri fue el primer blockbuster de tipo hollywoodense en Corea del Sur, con 6.5 millones de asistentes, y superó por primera vez al cine estadounidense en taquilla. Pero si bien es una superproducción concebida desde el modelo global, también tiene fuertes influencias del cine de acción de Hong Kong. Así anuncia la mezcla que caracteriza a las grandes producciones sudcoreanas: películas que encontraron un estilo propio y novedoso montándose en un modelo occidental pero negociado con los cines de Japón y Hong Kong.

 

Il Mare (Siwolae, Lee Hyun-seung, 2000)

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Il Mare es el nombre de una casa única en la que se desarrolla una historia de amor por correspondencia. Los protagonistas, aunque habitan el mismo lugar y comparten incluso el perro, habitan diferentes periodos temporales. Su amor es posible gracias a que son conectados por un misterioso portal en su buzón. Mientras Kim Eun-ju se encuentra en 1999, a punto de terminar el milenio, Sung-hyun vive en 1997. Resulta interesante descubrir cómo los implicados en ese romance logran compartir con el otro algunas aficiones al grado de enamorarse, aunque mientras lo hacen, también dejan a los públicos con una serie de cuestionamientos temporales que rozan en la incertidumbre. La pregunta más sobresaliente entre ellas es ¿por qué Sung-hyun dejó Il Mare? Pues en las primeras escenas podemos ver cómo es él quien construye un ambiente habitable en el inmueble. También surgen algunas preguntas características de las películas que abordan viajes temporales, en este caso: ahora que Sung-hyun vive en una casa donde se puede contactar con el futuro, ¿cómo cambiará su presente?, ¿eso afectará sin saberlo a su relación con Eun-ju? La combinación entre romance y viajes en el tiempo hace a ll Mare una película adorable y misteriosa al mismo tiempo.

 

My Sassy Girl (Yeopgijeogin geunyeo, Kwak Jae-young, 2001)

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A finales de los noventa, Kim Ho-sik, un joven descorazonado vuelca su historia de desamor sobre las páginas de un blog en internet sin sospechar que tiempo después se convertiría en la comedia romántica más exitosa de la historia del cine sudcoreano. Tal era el entusiasmo por parte de un conjunto de espectadores y críticos que no vacilaron en comparar Mi chica descarada la traducción de My Sassy Girl con el empalagoso éxito de Titanic (James Cameron, 1997). 

La película narra la historia de Gyeon-Woo, un noble pero errático estudiante que se enamora de una misteriosa y descarriada chica que parece cargar con un profundo desconsuelo. Los intentos de él por calmar su dolor, lo llevan a obedecer todas las órdenes y deseos de la chica, hasta lograr apaciguarla y, finalmente, conquistarla. En una historia de idas y venidas, de flashbacks, viñetas de exploración de género y pantallas divididas, entre otros recursos, el director Kwak Jae-yong logra reunir los artificios de moda de la comedia romántica occidental de los años noventa, para darle a Corea del Sur uno de sus más afamados blockbusters. Los constantes vómitos y pantomimas arropadas por el dulce y lacrimógeno canon de Pachelbel constituyen una rara mezcla que pretende emparentar a Adam Sandler con Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988), en una aleación única que ha provocado numerosos remakes tanto en Estados Unidos, como en la India. Sin duda, una comedia tan irreverente como enternecedora. 

 

Hermandad de guerra (Taegukgi hwinallimyeo, Kang Je-gyu, 2004)

hermandad de guerra

Cuando estalla la Guerra de Corea, dos hermanos pobres se ven obligados a unirse al ejército de Corea del Sur en la leva. Jin-tae, quien ya se ocupaba de pagar la educación de su hermano menor, Jin-seok, decide seguirlo cuidando y negocia con sus superiores ofrecerse como voluntario para las misiones más peligrosas, con tal de salvar a su hermano e intentar que a fin de cuentas lo manden de regreso a su casa. Pero Jin-seok es impetuoso y toma decisiones que no coinciden con las de su hermano mayor, quien, a fin de cuentas, lo sobrevive.

Con Hermandad de guerra, la siguiente superproducción de Kang Je-gyu tras Shiri, el director logró su segundo éxito espectacular en taquilla, además de haber  fabricado un clásico del cine sudcoreano. El estatus de la película se debe por un lado a la complejidad de su trama –que no revelamos aquí del todo–, a su carácter de época y a su diálogo espectacular con la tradición del melodrama de la Época de Oro de su país, pero sobre todo a revivir la profunda herida que sigue siendo la división coreana. Y no hay mejor manera de hacerlo que mediante dos hermanos que se saben sangre de una misma sangre, pero que buscan cosas distintas. ¿Quién puede proteger a su hermano del camino que elige? ¿Quién puede impedírselo?

 

Alguien especial (Aneun yeoja, Jin Jang, 2004)

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¿Qué sucedería si tan solo te quedan pocos meses de vida y aún no has conocido el amor verdadero? Esta es la situación ante la que se enfrenta Dong Chi-sung, famoso jugador de beisbol, quien, en la búsqueda de resolver su encrucijada, se encuentra con Han Yi-yeon, una dulce camarera quien lo ha amado en secreto durante muchos años. Esta película romántica nos remite a lo absurdo, maravilloso y trágico que puede resultar ser el amor desmedido y cómo su falta repercute en la salud tanto física como mental.

Yi-yeon se comunica con una cadena radial mediante cartas para contar su historia de amor y así lograr ganar un premio, ir al cine. Lo gana y decide invitar al deportista. Esta situación es entrañable porque nos remite a esas citas románticas en donde la película era un pretexto para poder compartir con aquella persona que nos gustaba, una especie de desdoblamiento entre personajes y espectadores.

A la distancia cultural resulta curiosa la manera en que Yi-yeon expresa sus sentimientos: nos puede resultar exagerada y extraña la forma en cómo el enamoramiento de la chica se refleja como un ideal que para nosotros sólo puede ser obsesivo y acaparador. ¿Es una crítica cómica?

 

Familia de zorros (Gumiho gajok, Lee Hyung-gon, 2006)

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Familia de zorros es de una de las más excéntricas reinterpretaciones cinematográficas del folklor coreano del gumiho, el zorro de nueve colas. En una comedia musical  de enredos, amores y asesinatos seguimos a una familia de zorros con la capacidad de cambiar de apariencia a la humana y sus intentos por cumplir su cometido mitológico: devorar hígado humano durante el eclipse milenario y convertirse, una vez por todas, en humanos. La familia, liderada por el patriarca, deja la montaña en la que viven para poner un circo en la ciudad con la intención de así atraer posibles víctimas. La estrategia empieza a complicarse una vez que la hija se enamora de Gi-dong, un estafador. Una comedia ligera y sangrienta que logra satirizar el papel del folklor en la cultura pop, usado siempre como dispositivo narrativo para las películas de género, haciendo de la mitología un auténtico circo al servicio del espectáculo, lo que se desdobla, como canta el padre, en la ilusión del gumiho por convertirse en humano sea dejar de ser objeto de burla y punto de partida para las películas de terror y retornar, como la auténtica mitología, a lo humano. 

 

El Bueno, el Malo y el Raro (Jo-eun nom Nappeun nom Isanghan nom, Kim Jee-woon, 2008)

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Como su nombre lo indica, esta película es un homenaje a El Bueno, el Malo y el Feo (The Good, the Bad and the Ugly, 1966) de Sergio Leone. Se trata de la historia de tres maleantes coreanos cuyos destinos se cruzan por la búsqueda de un mapa que esconde un tesoro de riqueza infinita en algún punto del desierto del Estado de Manchuria, es decir, la colonia del Imperio Japonés en territorio manchú. El mapa es codiciado tanto por el ejército japonés, como por un grupo de bandoleros manchúes y por los tres bandidos coreanos. 

Lo más notable de este largometraje es la caracterización de cada protagonista, permitiendo relacionarlos con lo moderno, lo viejo y lo anticuado. Por un lado encontramos al Malo, un asesino que no tendrá miramientos para acabar con quien se burle de su orgullo; por otra parte, tenemos al Bueno, un cazarrecompensas que anda con un paquete de papeles con el rostro de sus próximas capturas; y finalmente el Raro, un ladrón que oculta su pasado detrás de un comportamiento afable.

En definitiva, esta obra es una película divertida y espectacular con planos generales que evocan a los clásicos del western, pero un contexto diferente, que nos recuerda la gran flexibilidad del cine sudcoreano para reapropiarse modelos globales con un giro local.

 

Just Friends? (Chingusai?, Kim Jho Kwang-soo, 2009)

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Min-soo y Seok-i tendrán que decirle a sus madres que son homosexuales.  Durante los primeros minutos, la tensión entre ellos es perceptible en las sonrisas, las pequeñas caricias e incluso el cambio en sus respiraciones. El deseo de tocarse o estar a solas es expresado por primeros planos o planos medios, incluso de sonidos al estilo ASMR. Sin embargo, la historia no se trata sólo de concretar el romance, sino de hacerlo público, normalizar el cariño. 

Al mismo tiempo, la película toca otro tema importante: la relación entre estos hombres homosexuales con las mujeres a través de dos personajes, 1) la madre de Min-soo y 2) Chae-eun, la chica que acompaña a Seok-i en el autobús. Ambas son lastimadas de formas diferentes, pues mientras la madre tuvo que enterarse de la preferencia sexual de su hijo en una situación comprometedora, la falta de confianza y la repentina noticia son lo que la hiere. Por otro lado, en una historia secundaria la chica del autobús tampoco se enteró de la preferencia sexual de su propio amante sino hasta cuatro años después. La solución que ofrece el mediometraje para ambas situaciones es la misma: ser claros, hablar, expresar lo que desean. Eso hace posible una mejor vida entre todos los personajes, la visibilidad es lo que proporciona un final feliz. 

 

El almirante (Myeongryang, Kim Han-min, 2014) 

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Esta película bélica es la representación de la batalla de Myongnyang, transcurrida en el año 1597, en donde el almirante coreano Yi Sun-Sin gracias a sus métodos estratégicos, logra defender su territorio con tan sólo doce barcas frente a trescientas del lado enemigo, los japoneses.

Desde el inicio de la obra se logra transmitir al espectador esta tensión que están experimentando los personajes, a tal punto que la sorpresa es grande cuando ocurren los giros argumentales captando totalmente la atención en la pantalla. Los escenarios acuáticos y los efectos especiales son tan precisos que uno se puede trasladar a esa época para comprender las tácticas guerreras.

En algún momento Yi Sun-Sin dice: «Si se puede transformar de alguna manera el miedo en valor. Ese valor será contagioso». Quizá en esa frase heróica, que revela una resistencia histórica, esté la clave para que El almirante se haya convertido en la película más vista de la historia de Corea del Sur con 17,615,437 de asistentes.

 

Redacción: María Fernanda González García, Abel Muñoz Hénonin, Christopher Valender y Vanessa Villegas, quien hizo las revisiones. Hiram Islas dirigió la investigación.
Agradecemos a María Ofelia Carrillo su asesoría para la investigación  de este texto.