Ted Lasso: No tiene que ser real, a vece

Ted Lasso: No tiene que ser real, a veces ser bueno es suficiente

Por | 10 de julio de 2023

Parece ser siempre más complicado escribir acerca de lo que a uno le gusta que cuando uno no siente una relación cercana con el objeto que se pensará, describirá, etc. Es difícil separar los afectos positivos de la objetivad con la que a veces pretendemos enfrentarnos al mundo para crear una relación un poco más “sana”. Esta vez quisiera darme la licencia de no hablar desde la objetividad de un ensayo o una reseña sino sólo decir con la mayor contundencia y sin muchos spoilers por qué recomiendo ampliamente ver Ted Lasso.

El último miércoles de mayo del 2023 se estrenó el último episodio de la serie protagonizada por Jason Sudeikis. El personaje nació de los sketches de Saturday Night Live (NBC, 1975 a la fecha) donde daba vida un entrenador de futbol americano que es contratado para dirigir un equipo de futbol soccer en la Premier League en Inglaterra. La premisa de la serie es la misma, y aunque sencillamente podríamos resumir la historia en esa corta oración yo me inclino a decir que Ted Lasso (Apple TV+, 2020-23) es la historia de un buen hombre.

Esta serie no fue ni la primera, ni será la última en la era del streaming donde los capítulos son lanzados una vez por semana en un horario establecido, cosa que se agradece porque conecta con ese sentimiento de nostalgia al que uno, como persona nacida en los 90 y sin televisión por cable o satélite, se acostumbró desde muy temprana edad como un telespectador bastante entusiasta. Frente al catálogo cuasi infinito y la disponibilidad de elección absoluta hacia cualquier material audiovisual en cualquier momento y casi cualquier lugar, es relajante a veces sólo sentarse a ver un episodio de una hora y luego poder continuar con la, depende de cada quién, bastante normal cotidianidad.

El mensaje “El siguiente episodio se reproducirá en…” y una cuenta regresiva o el casi punitivo “¿Sigue ahí?”, cuando se ha estado pegado a la pantalla por horas, parecen estar creando una relación nociva con los espectadores porque ya no miramos lo que miramos, sólo vemos pasar imágenes, luces y escuchamos sonidos que más que entretener, distraen y nos abstraen en un tiempo raro que muchas veces es más cansando e insatisfactorio que gratificante.

Continuando esta idea, es agradable encontrar un “contenido” –palabra que por cierto desprecio– que no sólo adormezca al televidente o espectador sino que lo haga sentir algo, y no siendo suficiente, que la sensación sea agradable. Esto sucede cuando vemos las lecciones cursis que el entrenador de Arkansas da a los ingleses malhumorados o los jugadores de diversos países que se supone entrena a pesar de no saber nada de este deporte, lecciones que nos hacen empatizar de inmediato con todos los personajes, ya que todos aprenden, enseñan, cambian, sufren y con suerte se levantan.

Los personajes son complejos, tienen traumas, problemas, contradicciones e incluso, el más noble de todos, es capaz de traicionar, la que comienza como villana, se convierte en la mejor amiga, el hombre más feliz está roto por dentro, el arrogante se vuelve modesto, el malhumorado en gentil, al final casi todos con excepción de uno que nunca quiso cambiar, tienen un final feliz.

¿Esto nos enseña algo? Por supuesto que no. Es aquí donde es difícil escribir sobre lo que uno le gusta porque sé que Ted Lasso no habla sobre la realidad, pero justificando mis propios deseos, y con tal vez un poco de atrevimiento, diría que el entretenimiento (por decir lo menos) no tiene una responsabilidad absoluta con la veracidad y mucho menos con la realidad.

Pocas cosas se saben tan corruptas y banales como el entretenimiento y el futbol –supongo que están en la misma categoría. Definitivamente lo son, jamás me atrevería a negarlo, por eso lo que quisiera decir va por otro lado. Me parece valioso en las circunstancias actuales una serie creada en este contexto se dedique a hablar de cosas más importantes, las cuales además son tratadas, sí con simpleza pero al mismo tiempo con respeto, y muchas veces dignidad, porque una gran idea o una causa noble, no siempre tiene, o puede ir, anclada a un mamotreto filosófico o una primera plana, porque o no lo entendemos o nos duele mirarlo.

Un jugador abiertamente homosexual en el mundo probablemente sería juzgado y condenado. Aquí no: es tratado con mucho amor. Uno que se manifiesta en contra de una empresa patrocinadora de su equipo que explota a la gente de su país, probablemente sería despedido. Aquí no. Un utilero en dos temporadas llega a ser director técnico de un equipo de primera división. Imposible que pase en el mundo, aquí no. Igualmente, Ted Lasso tiene diálogos constantes sobre racismo, salud mental y otros temas que hoy están en boca de todos.

Es una serie actual, se siente así. No se siente nada impuesto porque una agenda que para algunas personas podría considerarse forzada, entra a la perfección en una serie diseñada para la irrealidad, para un mundo que definitivamente no es éste. Además de guionistas brillantes tiene la ventaja de la ficción: sabemos que lo que estamos viendo no es real pero a veces como espectadores no necesitamos ver lo que el mundo es, a veces, igual y sólo como intento, parece mucho más pertinente hablar de lo que el mundo podría ser.


Hiram Islas estudio Filosofía en la UNAM y Cine en la Escuela Superior de Cine.