Play: Juegos de hoy
Por Israel Ruiz Arreola | 1 de septiembre de 2012
Basada en hechos verídicos de un grupo de niños que con un discurso enmarañado engañan a sus víctimas para hacerse de sus pertenencias, Play: Juegos de hoy (Play, Ruben Östlund, 2011), sigue a un grupo de jóvenes migrantes negros que someten a otros tres (dos de raza blanca y un asiático), mientras recorren varios sitios de Gotemburgo, Suecia, en busca del ficticio hermano de uno de ellos. Las diferencias raciales y económicas salen a relucir en esta representación a escala de las modernas sociedades europeas en las que la migración no ha encontrado una solución propositiva.
La estética que Ruben Östlund imprime en el filme es limpia y nada artificiosa: el uso de secuencias largas –heredado de su trabajo como documentalista de esquí–, cámara fija, discretos paneos y la ausencia de música incidental, hacen del filme un gran lienzo en movimiento en el que el desarrollo de la historia recae completamente en la interacción de los personajes.
Es probable que surja una lectura de la película orientada hacia una postura racista por parte del director. Estamos en tiempos en los que lugares comunes como “los negros son malos” o “los migrantes roban porque son pobres” son reprobados bajo cualquier circunstancia. Irónicamente, la discriminación recae en el hecho de que por su condición de desplazados no se les puede juzgar como al resto de la población. Este fenómeno, presente en todas las latitudes del mundo y del que evidentemente hace una crítica Östlund (Styrsö, Suecia, 1974), responde a una raíz más profunda. El problema está ahí sin que nadie haga nada. Como en las escenas intermitentes en las que una cuna obstruye las puertas de un tren sin que ningún pasajero abordo responda por ella, nosotros somos meros espectadores, indiferentes a las contradicciones raciales. En la escena final de la película, en lo que parece ser una clase de artes con una adolescente danzando al ritmo de una melodía africana, el director ofrece, si no una solución, una perspectiva enfocada en el reconocimiento de identidades y el respeto a la pluralidad étnica.
Este texto se publicó originalmente en la primera etapa de Icónica (número 2, otoño 2012, p. 54) y se reproduce con autorización de la Cineteca Nacional.
Israel Ruiz Arreola es el community manager de la Cineteca Nacional.
Entradas relacionadas
Enemigo de todos
Niños contra verosimilitud o Gracias a la familia Kelly
Un niño, una pistola, un niño
Por Abel Cervantes
24 de enero de 2017Un monstruo de mil cabezas
Por Fernando Mino
15 de diciembre de 2016Beasts of No Nation
Por Daniel Ángeles
26 de noviembre de 2015