El círculo roto

El círculo roto

Por | 1 de enero de 2015

No es común ver en las pantallas mexicanas ejemplos de la cinematografía de Bélgica –mucha de ella realizada en coproducción con los Países Bajos– y este año tuvimos un filme que bien podría diagnosticar su excelente estado de salud: El círculo roto (The Broken Circle Breakdown, 2012), cuarto largometraje de Felix Van Groeningen. Basado en la obra de teatro The Broken Circle Breakdown Featuring the Cover-Ups of Alabama, del actor y dramaturgo Johan Heldenbergh y Mieke Dobbels, El círculo roto alcanzó su notoriedad internacional al ser nominado al Óscar a mejor filme en lengua extranjera.

Protagonizado por el propio Heldenbergh (Wilrijk, 1967) y la popular cantante y actriz belga Veerle Baetens, el filme –estructurado en constantes cambios de tiempo a partir de una narración no cronológica– presenta el quiebre del matrimonio compuesto por Didier y Elise a partir del largo y doloroso trance de enfermedad y muerte de su pequeña hija. A través de constantes regresos al pasado conocemos cómo un par de seres solitarios y ciertamente desencantados se conocen a partir de la música bluegrass interpretada por Didier, un anacrónico vaquero crepuscular que encuentra en la hermosa y jovial tatuadora Elise el complemento ideal a partir de un intempestivo amor a primera vista, libre y sin ataduras, que es tan perfecto, que el destino mismo no lo acepta así.

El drama creado por Heldenbergh y puesto en escena por Van Groeningen (Gante, 1977) presenta mucho más que una ruptura amorosa: es la crónica del derrumbe de una mujer que supo dar luz, esperanza, alegría y motivación a un maduro hombre desubicado, pero que ante la tragedia se descubre más frágil de lo que ella misma pensaba, siendo incapaz de darle salida al sufrimiento, superar su duelo y seguir adelante; desgarrándose y despedazando de paso al hombre para quien fue el pilar de una vida que antes de su llegada ni siquiera imaginó. El círculo roto crea a partir de la cronología del dolor de la que pudo ser una familia perfecta, un vacío en las entrañas del espectador donde sólo resuena la desgarradora música de ese «verdadero country«, la única religión aceptada por Didier.

 

Este texto se publicó originalmente en la primera etapa de Icónica (número 11, invierno 2014-15, p. 44), y se reproduce con autorización de la Cineteca Nacional.


José Luis Ortega Torres es fundador y editor de revistacinefagia.com. También es editor de Icónica y Subdirector de Publicaciones en la Cineteca Nacional. @JLOCinefago