Dior y yo

Dior y yo

Por | 3 de noviembre de 2016

Sección: Crítica

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Así que, finalmente, el cine ha volteado a ver a la moda. En los años recientes se han podido ver a través de salas comerciales y servicios de streaming un puñado de filmes documentales y de ficción que abordan seriamente a la disciplina. Evitando los clichés sobre la frivolidad, el lujo o el maltrato humano, las imágenes en movimiento han sabido analizar las cualidades estéticas de la moda, así como su trascendencia cultural al proyectar los estilos que representan las distintas épocas del hombre. Por poner algunos ejemplos, se pueden mencionar las películas biográficas de Yves Saint Laurent –dirigidas por Bertrand Bonello y Jalil Lespert (ambas en 2014) o The September Issue (R. J. Cutler, 2009) sobre el número de septiembre de la ya mítica revista Vogue.

El ejercicio más reciente presentado en México, Dior y yo (Dior et moi, Frédéric Tcheng, 2014), registra con lucidez la primera colección ideada por Raf Simons luego del escándalo que rodeó a la maison con el despido de John Galliano en 2011. El documental exhibe los procesos de creación del diseñador belga en su primera colección de alta costura al tiempo que intercala imágenes y voz de archivo donde Christian Dior describe sus objetivos para dotar a la mujer de un halo palpitante en un contexto convulso precedido por la Segunda Guerra Mundial.

Utilizando un ritmo de montaje ágil, Dior y yo muestra escenarios íntimos de una industria lucrativa inmensamente reservada. El resultado de esta decisión: un filme que trasciende la anécdota para convertirse en un verdadero documento histórico. El tímido y frágil Simons supo reflejar la sencillez y la sobriedad como dos atributos fundamentales de la mujer moderna, que ahora mismo libra una batalla en la sociedad por ser reconocida por su carácter impetuoso.

La cinta presenta con inteligencia las influencias de las que Simons se nutre para la creación de los vestidos y el escenario donde se dieron a conocer la paleta de colores de Gerard Richter y la fantasía espectacular de Jeff Koons, respectivamente. Elementos para dar a un proceso donde se fusiona la moda con el arte el significado de lo idéntico y lo inevitable, porque en la confección se juega más que cubrir con telas la figura de una persona: se juega la identidad estilística de una época, la manera en que en un futuro miraremos en retrospectiva nuestra ropa como un símbolo que sintetiza los sentimientos y las ideologías de un tiempo inalcanzable.

Aunque la todavía insuperable El diablo viste a la moda (The Devil Wears Prada, David Frankel, 2006) sigue siendo el estandarte de una gama de películas que muestran aspectos sorprendentes de esta industria, parece venir un período extraordinario donde dialoguen la moda con el cine, disciplinas que en sus propósitos estéticos se encuentran más cerca de lo que aparentan.


Camila Durán es semióloga de la moda. Actualmente desarrolla una investigación sobre la vestimenta de las élites políticas en Europa. Sus ensayos han sido publicados en revistas académicas de distintas universidades.