Sing Street
Por Carlos Rodríguez | 13 de octubre de 2016
Sección: Crítica
Directores: John Carney
Temas: John CarneySing StreetSing Street: Este es tu momento
El irlandés John Carney se ha especializado en el drama musical con películas como Once (2007), Empezar otra vez (Begin Again, 2013) y Sing Street: Este es tu momento (Sing Street, 2016), que actualmente se exhibe en México. Dicho filme transcurre en Dublín, en la década de los ochenta. Aunque cuenta la historia de un chico de quince años que forma un grupo musical para impresionar a una chica, el telón de fondo de la película es la idea de escapar y migrar a una ciudad en la que hay, supuestamente, mejores oportunidades. Tanto el hermano de Conor (Jack Reynor), nombre del protagonista, como Raphina (Kelly Thornton), la aspirante a modelo de dieciséis años de la que se enamora, han querido o quieren dejar Dublín, un lugar que es descrito por Eamon (Marc McKenna), compañero de la escuela religiosa de Conor (Ferdia Walsh-Peelo) y músico de la banda, como «un hoyo lleno de mierda». El filme acierta al mostrar el proceso de composición de Sing Street, nombre del grupo, que, de vez en vez, se inspira en Duran Duran, David Bowie y The Cure, entre otros, para componer sus canciones y crear su identidad visual. Estas secuencias captan el entusiasmo, la intensidad y la inocencia creativa de un proyecto musical legítimo: un amigo canta, otro toca la guitarra o el bajo, uno más se hace cargo de la logística. Los personajes de Sing Street funcionan porque sus personalidades están bien bosquejadas, ya que Conor es el protagonista absoluto, y se logran distinguir entre ellos. A pesar de que en la película se abunda en las ideas de ser audaces («El rock se trata de arriesgarse», le aconseja su hermano a Conor) y de no aludir a la nostalgia, la cinta usa, precisamente, elementos que se interpretan como melancolía por el pasado. En la casa del protagonista, cuyos padres se están separando, se ve Top of the Pops (1964-2006), el célebre programa musical del Reino Unido, momento en el que el padre comenta que los integrantes de Duran Duran no son The Beatles, ya que no cantan en vivo. Carney (Dublín, 1972) no abusa de la idea de que el pasado fue mejor, su película presenta canciones nuevas que, curiosamente, se escuchan atemporales. Sin embargo, la idea de huir del lugar de origen con pocas y malas oportunidades (que, siendo realista, aplica desde cualquier punto de la Tierra) parece no sólo atemporal sino más fantasiosa. Filmes como Todos están muertos (Beatriz Sanchis, 2014) y Velvet Goldmine (Todd Haynes, 1998) también han explorado la nostalgia y la creación musical, aunque desde otra óptica. El personaje de Elena Anaya en el filme de Sanchis, una madre frustrada que formó una banda pop-punk en los ochenta, prefigura a Raphina, cuyo mayor sueño consiste en llegar a Londres y triunfar como modelo. Por otro lado, el filme de Carney se vincula con el de Haynes, cuyo inicio con un entusiasmo juvenil deviene en una historia de mentiras. Aunque Sing Street, con su estética vintage, es disfrutable, sigue planteando el anhelo de huir que pocos cumplirán y cuya pregunta mayor es ¿en dónde están realmente las buenas oportunidades? No es gratuito que la película sea producida por Harvey Weinstein, uno de los hombres más poderosos de Hollywood, donde se producen la gran mayoría de los filmes que protegen la ideología dominante.
Carlos Rodríguez es reportero cultural. Colabora en La Tempestad y Picnic.
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