La segunda temporada de True Detective (2015) sigue una tendencia que probablemente comenzó con Los vigilantes (The Wire, 2002-2008). En las series de televisión las mujeres detectives son personajes más complejos e interesantes que los que interpretan los hombres. Algunos de los nombres más representativos para ejemplificar lo anterior son Kima Greggs (Sonja Sohn), de la mencionada The Wire, Sarah Linden (Mireille Enos), de The Killing (2011-14), Molly Solverson (Allison Tolman), de la adaptación a la pantalla chica de Fargo (2014-15) y, probablemente, Ani Bezzerides (Rachel McAdams) de True Detective.

¿Qué tienen en común? Han roto con los cánones establecidos por el cine y la literatura: pueden disparar una pistola con la misma habilidad que cualquier asesino y tienen una inteligencia absolutamente envidiable. Además, no sustentan su éxito en su belleza física. Si con las series de televisión los detectives hombres han sufrido una transformación para mostrar que no son seres acartonados asediados por las mujeres, capaces de resolver los crímenes más complejos con su sola presencia, las mujeres han pisado un terreno inexplorado que eventualmente dará resultados estéticos y narrativos nunca antes vistos.

Se sabe: los estudios de género están de moda. Sociólogos, comunicólogos y politólogos, entre otros, han dedicado diversas investigaciones para conocer las aportaciones de las mujeres en los ámbitos donde anteriormente tenían poca presencia. Hasta este momento la mayoría de las series de televisión eligen a una mujer como protagonista sólo para representar papeles que la sociedad ve con agrado: Sex and the City (1998-2004) –un grupo de mujeres simpáticas cuyo tema de conversación es el sexo– o Nurse Jackie (2009-15) –una enfermera que debe sortear distintos problemas–, por ejemplo.

No obstante, con el éxito de las series televisivas el panorama comienza a cambiar. Ahí están no sólo los relatos de detectives, sino también The Good Wife (2009 a la fecha), que cuenta la vida de la esposa de un político encerrado en la cárcel por corrupción u Orange is the New Black (2013- a la fecha), sobre una mujer que a pesar de proyectar un rostro inocente está en la cárcel. No se trata de alabar o criticar un relato por el simple hecho de tener como personaje principal a una mujer. Más bien, se trata de considerar que además de las aportaciones narrativas debido a su duración y complejidad, la pantalla chica quizá también pueda ofrecer algunas sorpresas temáticas vinculadas con los estudios de género.