Sigur Rós: Valtari Mystery Film Experim

Sigur Rós: Valtari Mystery Film Experiment

Por | 1 de septiembre de 2012

En la industria musical, el video forma parte de la estrategia publicitaria del producto. Nos encontramos entonces con cortometrajes realizados “por encargo”. Los músicos –clientes–, especifican restricciones para los creadores. Las letras de las canciones se dirigen a la audiencia haciendo que se sienta aludida; crean una especie de experiencia de identificación que irá acompañada por un video generalmente predecible. Es así como se produce música de fórmula, videos infalibles, éxitos asegurados.

En medio de todo este panorama prefabricado, desde Islandia, destaca Sigur Rós: con canciones cuyos nombres nunca podremos pronunciar y música que, sin dictarnos textualmente lo que debemos estar sintiendo, logra apelar a nuestras más intensas y profundas emociones. En éste, su sexto álbum de estudio, decidieron llevar a cabo un experimento: eligieron a una docena de cineastas y les otorgaron el mismo presupuesto limitado para que produjeran videos que son publicados periódicamente. El espacio restante es sometido a concurso para cualquier espectador que se anime a participar. Sin más limitación que el presupuesto y la duración de los temas, las posibilidades son infinitas.

El primer video, Ég anda (traducido literalmente como “Yo respiro”) es una especie de instructivo con los pasos que se deben seguir en caso de asfixia. Humorístico y visualmente simple, traslada el título a imágenes que podrían calificarse como literales, tan literales que se vuelven impredecibles. Su encanto radica justo en esta simplicidad. Más adelante, Ramin Bahrani abordó nuevamente este tema desplazándolo a un mensaje concientizador sobre los animales y la urbanización: una interpretación abismalmente distante de la primera.

La segunda entrega, Varúð (en español: “Precaución”) muestra la animación de una pintura. Inga Birgisdóttir presenta un escenario inicialmente pacífico que es invadido por varios personajes con linternas. La música determina la intermitencia de las luces y el ritmo de la lluvia. Al culminar con la partida de los personajes, hemos quedado advertidos sobre algo tan ambiguo o concreto como queramos verlo.

La historia onírica relatada en Fjögur píanó (“Cuatro pianos”) puede referirse a cualquier ciclo. La presencia constante de las mariposas nos remite a lo efímero de la belleza, de esos instantes de felicidad. La danza le da un carácter subjetivo, adaptable a la lectura que le quiera dar cada espectador. No se trata de una narrativa clara, todos somos libres de apreciarlo desde el punto en el que nos encontremos; somos libres de apropiarnos de una condición que es, en esencia, parte inherente de las relaciones humanas.

Y así, con el resto de los videos se logra conformar un todo heterogéneo cuya única cohesión proviene de la continuidad del álbum. A lo largo del experimento que concluirá el 19 de noviembre, los cineastas han empleado recursos inimaginables. Sería imposible predecir las diferentes interpretaciones que surgirán para estas piezas musicales.

Aún siendo una agrupación que recurre a elementos poco convencionales –como el uso de la voz de manera meramente fonética, sin ningún significado lingüístico–, Sigur Rós ha logrado una presencia internacional que parecería poco probable al no tener más lenguaje en común con su audiencia que la música. En el caso de Valtari Mystery Film Experiment, se emplea también un lenguaje visual que aborda temas universales como el amor, el desprendimiento, el llanto, el humor, el miedo, la incertidumbre, la sensibilidad, la belleza, la naturaleza. Más allá de la apreciación individual de los videos, este experimento como conjunto pone en evidencia la adaptabilidad del arte. Los espectadores mantienen durante esta experiencia la libertad sensorial característica de la música de Sigur Rós. No hay interpretaciones o sentimientos preconcebidos, su efecto es casi tan impredecible como lo es la complejidad humana.

 

Este texto se publicó originalmente en la edición web de la primera etapa de Icónica (iconica.cinetecanacional.net, en septiembre de 2012), y se reproduce con autorización de la Cineteca Nacional.


Ana Laura Pérez Flores estudia Comunicación Social en la UAM-X.