Perfil: Hannibal Lecter

Perfil: Hannibal Lecter

Por | 27 de mayo de 2016

Hannibal Lecter es un sujeto formidablemente violento que bien podría sufrir trastorno antisocial de la personalidad, psicopatología descrita como un patrón general de desprecio y violación de los derechos del otro. Llamados comúnmente sociópatas o psicópatas (la diferencia entre ellos gira en torno al nivel de intensidad maligna), a estos sujetos se les considera – equivocadamente– seres sumamente inteligentes. No obstante, cuando hablamos de Lecter hablamos de un personaje astuto, como se puede observar en sus actividades predatorias sumamente planificadas.

La inteligencia que Lecter posee, así como su personalidad agresiva, narcisista, y su canibalismo, propician vulnerabilidad en el espectador. ¿Cuáles son las razones por las que Lecter desarrolló este semblante? Una personalidad psicópata está relacionada con eventos de extrema violencia y déficits afectivos en la infancia; también con anomalías específicas en el lóbulo frontal del cerebro de etiología posiblemente genética. A los seis años, Lecter vio cómo fueron asesinados sus padres. Posteriormente, tuvo que cuidar de su hermana, de la que se alimentó, durante la invasión nazi a Lituania, forzado por un grupo de agresores. El resultado de estos acontecimientos: un alto grado de impotencia y frustración, así como una regresión parcial a una de las etapas más arcaicas de la mente que activa una fuerte fijación oral sádica de penetrantes ansiedades persecutorias.

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Su canibalismo puede ser un intento de elaboración del trauma por medio de la compulsión a la repetición, acompañada de identificación con el agresor. Lecter juega un rol activo para negar su condición original de víctima. En algunas culturas primitivas se observaba que los miembros de la comunidad practicaban el canibalismo con los parientes recientemente fallecidos para incorporarlos salvajemente a sí mismos, y, de esta manera, negar su muerte. Encarnado en el cine por Brian Cox (Hunter), Anthony Hopkins (El silencio de los inocentesHannibal y Dragón rojo) y Gaspard Ulliel (Hannibal: El origen del mal), y en televisión por Mads Mikkelsen (Hannibal), Lecter niega la muerte de su hermana comiéndosela para retenerla dentro de sí como un mecanismo incorporativo melancólico que lleva al empobrecimiento de su mundo interno.

Pero su actividad antropofágica también responde a un fin destructivo, porque está motivada por la envidia y la voracidad. Devalúa al otro para enriquecer su narcisismo a través del robo oral. Por la misma envidia, no soporta la bondad en los demás y es incapaz de aprovechar los recursos de benevolencia que se encuentran a su alrededor. Su conducta antisocial es repetitiva e incesante. Por supuesto, es incapaz de amar y disfrutar la sexualidad genital. A pesar de aparentar lo contrario, carece de creatividad. Sus planes se generan por imitación. Copia las recetas de cocina de libros culinarios. Sus dibujos son reproducciones memorizadas. Sus discursos reflexivos son citas textuales o suelen estar encriptados.

MANHUNTER, Brian Cox as Hannibal Lecter, 1986.

 

Trastorno antisocial

Si una persona posee tres de los siguientes siete criterios puede decirse que sufre trastorno antisocial:

1.- Fracaso para adaptarse a las normas sociales, incurriendo en conflictos con la ley.

Lecter es uno de los 10 más buscados del FBI. Si bien la criminalidad no es sinónimo de sociopatía (un delito puede cometerse por muchas razones, como la búsqueda de un bien mayor), en el caso del personaje principal de El silencio de los inocentes (Silence of the Lambs, Jonathan Demme, 1991) existe fascinación y atracción por las figuras que representan la ley. Lo anterior se puede ver en la relación que establece con Clarice Starling, a la que incluso en una carta le menciona que ambos son como “La bella y la bestia”. Este vínculo es muy parecido al que se observa entre El Guasón y Batman o entre el Dragón Rojo y Reba, su acompañante ciega. El perverso busca, a su manera, el cumplimiento de la Ley: desprecia a los servidores públicos corruptos y ayuda a atrapar a otros criminales. En Clarice Starling (Jodie Foster) probablemente ve a su hermana menor.

2.- Uso de alter egos, manipulación y estafa.

La imagen de Hannibal Lecter es emblemática. Parece como si su aparato bucal hubiese adquirido el significado de un pene siniestro y sádico que busca violar para incurrir agresivamente en el cuerpo del otro, y, así, destruirlo internamente. Al hablar, siempre recurre a la trampa o la mentira. La primera vez que apareció en el cine, se entrevista con Clarice e intenta corromperla con una alianza para, posteriormente, emitir brillantes interpretaciones de su actitud deshonesta y sus orígenes humildes. (El reo de la celda aledaña se suicida de sólo escucharlo.) El rasgo más característico de este asesino es la tensión que existe entre sus gustos sofisticados y sus actitudes salvajes. El primer punto es, por un lado, una coraza que gratifica su narcisismo, haciendo quedar a sus interlocutores como ignorantes, y, por el otro, una red de mentiras que absorbe a otros dentro de su locura.

3.- Incapacidad para planear el futuro.

Hannibal Lecter no posee este rasgo: sus fortalezas cognitivas tienen la certeza de una gratificación futura. Dada su perversidad, es sumamente metódico, hace rituales y ceremonias chamánicas para ejecutar dolorosos actos sexuales.

4.- Irritabilidad y agresividad.

A pesar de no ser agresivo en formas ordinariamente impulsivas, Lecter opta por la venganza. Su envidia y voracidad son la fuente interminable de una irritabilidad disimulada por una coraza sofisticada.

5.- Despreocupación por su seguridad y la de los demás.

El narcisismo de Lecter le impide ponerse en riesgo. Siempre se anticipa a las acciones para mantener la ilusión de un control omnipotente.

6.- Irresponsabilidad laboral y económica.

El perfil psicológico de Lecter le impide ser irresponsable. Es posible que su figura seductora y su sensibilidad interpersonal y narcisista, así como su intelecto, le hayan proporcionado un enorme éxito laboral. En este caso, sus conocimientos psicoanalíticos y psiquiátricos le ayudan a manipular.

7.- Falta de remordimiento.

Un aspecto importante en el comportamiento de Lecter es la ausencia de culpa –el cual es el rasgo más característico de los antisociales. Su forma de relacionarse con el mundo es a través del daño. Esto lo convierte en un personaje al que le sería imposible mejorar en un tratamiento psicológico. Dentro del consultorio, desacreditaría al terapeuta para tal vez también destruirlo en la realidad y comerle el corazón o el cerebro. Sin ningún remordimiento.


Jorge Hidalgo Chagoya estudia psicología en el Centro Eleia.