Historias de caballos y hombres
Por José Antonio Valdés Peña | 1 de julio de 2014
Sección: Crítica
Temas: Benedikt ErlingssonHistorias de caballos y hombresHross í oss
En la primera secuencia de Historias de caballos y hombres (Hross í oss, 2013), la opera prima de la celebridad teatral islandesa Benedikt Erlingsson (Reikiavik, 1969), se manifiesta la obsesión que perseguirá la película misma: la necedad del ser humano por dominar a la naturaleza. Un caballerango trata de ensillar una yegua mediante una especie de juego de perversa seducción en el cual, por medio de caricias, dulces palabras y también despliegue de fuerza, el tipo se gana la confianza del animal. La razón de todo esto es que el elegante propietario de tan perfecto ejemplar acudirá a un desayuno con la dama a quien pretende. Todo son buenas maneras y galanteos pasados de moda. Mientras tanto, la fuerza de la naturaleza se manifiesta en el apasionado cortejo de un semental, propiedad de la mujer, hacia la yegua. Éste no encuentra barreras y se lanza al apareamiento, sin importarle que el noble propietario de su hembra la monte de regreso a casa. La humillación es insoportable; el caballero se ha sentido como penetrado por el inmenso miembro de un animal que no necesita de buenos modales para satisfacer sus instintos.
La película es también una reflexión sobre ciertos lenguajes universales. Uno de ellos, las caricias, que sin importar la raza de quien provengan, los caballos entienden por completo. El otro, el de la violencia. Insistente en que sean los equinos quienes funjan como narradores de las viñetas que componen la cinta, Benedikt Erlingsson encuentra en sus enormes ojos el reflejo de una visión desencantada de la condición humana; los pocos habitantes de los deslumbrantes paisajes que enmarcan la cinta son víctimas de sus propias pasiones, a las cuales se entregan sin la belleza y elegancia de sus contrapartes animales. El que no se autodestruye bebiendo vodka adulterado atenta contra su vecino y casi se queda ciego en el proceso. Desde la óptica compartida entre Erlingsson y sus caballos, los seres humanos solamente hemos evolucionado para dirigirnos sin remedio hacia nuestra propia destrucción.
Este texto se publicó originalmente en la primera etapa de Icónica (número 9, verano 2014, p. 47) y se reproduce con autorización de la Cineteca Nacional.
José Antonio Valdés Peña es subdirector de Información y vocero de la Cineteca Nacional. Conduce la sección “Miradas al cine” del noticiero matutino de Canal Once e imparte clases en el Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación.
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