Blanco

Blanco

Por | 1 de julio de 2014

En su libro Introduction to Documentary, publicado en 2002 y sin traducción al español, Bill Nichols propuso una de las tantas taxonomías del cine documental. En ella, el cine observacional, a decir del autor, inseparable de la tecnología que desde la segunda mitad del siglo XX permitió el registro sigiloso y portátil de “la realidad”, resalta como una forma básica de representación.

En un principio –a mediados de los sesenta– fue el deseo totalitario de neutralidad: la cámara y los micrófonos como “moscas sobre las paredes”; las personas registradas, ajenas a las presiones de la observación minuciosa, “naturales”. Luego –al menos desde finales de los 90 en un cierto cine–, la negación de la rigidez inicial y la conversión de su visión inmaculada en una estrategia audiovisual abierta a la intervención narrativa y sus capacidades poéticas.

Sin ser muy consciente de ello, mucho del cine de no ficción latinoamericano de los últimos años (me refiero sobre todo a aquel que campea en los festivales de cine y la televisión cultural) proviene de esta evolución en la observación documental. Blanco (2013), la opera prima de Melvin Durán (Constanza, República Dominicana, 1986), es apenas un ejemplo notable entre muchos.

El acercamiento de esta pequeña película –no en tiempo ni en méritos, sino en economía de recursos de producción– a un grupo de albinos de diferentes edades (una bebé, un par de adolescentes, un hombre joven) en una localidad rural de la República Dominicana, se centra principalmente en el retrato de sus interacciones con los demás habitantes; a este eje narrativo anexa la exploración de los sueños y motivaciones de sus luminosos personajes.

El fulgor va más allá de deslumbrantes cabellos plateados y ojos tornasolados bajo el sol todopoderoso del trópico. Bajo la observación armónica de Durán y la edición episódica (a cargo de Israel Cárdenas) el resto de los habitantes –sin problemas de pigmentación en la piel– parecen satelitar, literalmente opacados.

 

Este texto se publicó originalmente en la primera etapa de Icónica (número 10, verano 2014, p. 49) y se reproduce con autorización de la Cineteca Nacional.


Gustavo E. Ramírez Carrasco es editor en el Departamento de Publicaciones y Medios de la Cineteca Nacional. Contribuyó con un estudio sobre la obra de Pedro González Rubio al libro Reflexiones sobre cine mexicano contemporáneo: Documental (2014). @gustavorami_