¿Qué le dijiste a Dios?
Por José Felipe Coria | 22 de enero de 2019
Sección: Opinión
Verde (Alonso Ruizpalacios, 2016), disponible en FilminLatino
Resultó ser una puntada de inmediata respuesta, súbitamente censurada. La flamante nueva directora de IMCINE, María Novaro, anunció el 10 de diciembre de 2018 –cuando apenas se estaba sentando bien en la silla del cargo–, como corresponde a los siempre apresurados tiempos actuales, el inminente cierre de la plataforma FilminLatino. Lo hizo vía un tuit al actor José María Yazpik: «Hay razones de peso, querido @jmyazpiik y mañana las explico detalladamente y con cifras contundentes. Es una decisión fundamentada y necesaria para poder mover (sic.] al cine mexicano de una forma más amplia, incluyente y mucho más efectiva, lo que es mi tarea principal. Saludos!». ¿Mover a dónde? ¿A Tumbolia? Ese lugar «mítico descubierto por Douglas Hofstadter, quien lo menciona en su libro Gödel, Escher y Bach. Tumbolia es «el lugar de los hipos muertos y a donde van a parar los focos fundidos», también es «el sitio donde el software durmiente espera a que lo respalde su hardware»… «La propia Tumbolia tuvo su página en Wikipedia y fue borrada por tratarse de un sitio ficticio, yo no creo que lo sea».[1] Porque no había otro lugar a donde pudiera “mover” el sitio. Excepto la basura, claro está.
La esperada explicación no llegó el 11 de diciembre. Pero sí las protestas de Diego Luna y Guillermo del Toro, entre otros. Siendo el segundo quien propuso rescatar el sitio y tratar de revertir la decisión: «Me gustaría ofrecer ayuda y apoyo… Mucha gente sin acceso a filmotecas, etc., encuentra en esto una ventana al cine. ¿Podemos dialogar?» A saber si tal diálogo sucedió, pero el día 13, el IMCINE y la Secretaria de Cultura emitieron un comunicado conjunto en el que confirmaban que, «debido al interés de la comunidad cinematográfica y del público en general sobre el futuro de la plataforma FilminLatino, esta seguirá operando», según dieron cuenta varias notas periodísticas.
FilminLatino habría llegado a Tumbolia el 31 de diciembre pasado, junto con sus más de mil 600 títulos; se habría desperdiciado su inversión de ocho millones de pesos en su momento reportados para crear esta plataforma, basada en los protocolos establecidos por la española Filmin.
Lo cierto es que en los tiempos actuales no hay mejor opción que un sitio en línea. Por supuesto no es completamente gratis la plataforma. Es fácil darse de alta y con la cuota mensual acceder a una variedad de títulos de otra forma difíciles de ver. El sitio inició sus operaciones el 10 de agosto de 2015, a iniciativa del peñanietista exdirector de IMCINE Jorge Sánchez, quien tenía la idea de acercar a un público más amplio el catálogo propuesto y promover, de paso, el uso de nuevas tecnologías.
Habría representado un golpe fuerte a la exhibición digital del cine nacional. Quedaron muchas dudas por ello en el aire. ¿Cuáles eran esas “razones de peso”? ¿No es rentable el sitio, o no hay suficientes suscriptores para mantenerlo funcionando? ¿Se quería hacerlo de acceso libre, o enfrenta competencia de otros sitios con material nacional?
¿Cuáles eran esas “cifras contundentes”? Si la decisión estaba “fundamentada”, ¿por qué echarse para atrás? ¿Pesó más la protesta de las Vacas Sagradas o si hubiera sido nada más el público común y corriente se habría actuado en consecuencia?
Estas dudas manchan el inicio de una nueva administración que aceleradamente quería corregir algo de lo que desconocemos sus motivos, pero que no resulta auspicioso para el cine nacional.
Si se toma en cuenta un simple criterio económico (ahora se le llamaría neoliberal), tal vez FilminLatino no esté funcionando como debiera. Pero es mejor corregirla que simplemente darle cuello a esa plataforma. Como se considere, sin duda sirve para conocer material mexicano que de otra forma no se ve (como los cortometrajes). Su oferta es, además, amplia: tiene poco más de 30 canales, que incluyen festivales de todo tipo; y más de cien colecciones, bastante bien surtidas; y un apartado para niños accesible. En sí, la plataforma es una cineteca en línea con oferta variada, de calidad. Incluso permite ver churros impresentables en un contexto casi académico, lo que beneficia a la cinefilia. Tiene uno, pues, la garantía de acceso a material original en condiciones óptimas (otros sitios manejan piratería o versiones modificadas o mutiladas).
Lo cierto es que si la nueva directora de IMCINE encontró algo inservible, debió presentar sus motivos y dejar claro por qué sí quería llevar a cabo el cierre. ¿Qué la llevo a rectificar su decisión? Como no informó nada, quedó la sensación de una decisión torpe. O, más sencillo, de querer romper algo que funciona. Nomás.
José Felipe Coria colabora en El Universal y es maestro del INBA. Es autor de los libros El señor de Sombras (1995), Cae la luna: La invasión de Marte (2002), Iluminaciones del cine mexicano (2005), Taller de cinefilia (2006) y El vago de los cines (2007). Ha colaborado en medios como Reforma, Revista de la Universidad, El País y El Financiero.
[1] Miguel Ángel Da Vila, «Desde Tumbolia», Reforma, México, 13 de febrero de 2013.