La cabaña del terror

La cabaña del terror

Por | 1 de enero de 2013

La cabaña del terror (The Cabin in the Woods, 2012) es una de las pocas películas comerciales que reflexionan alrededor de los mecanismos del cine de horror con resultados interesantes. Cinco jóvenes (interpretados por Kristen Connolly, Chris Hemsworth, Anna Hutchison, Fran Kranz y Jesse Williams) viajan a un bosque para pasar un fin de semana en el que son obligados a protagonizar un relato inquietante, donde un equipo de producción especializado vigila sus pasos y activa trampas para matarlos obedeciendo a las reglas más elementales del género. Mientras la cinta se desarrolla a través de un ritmo aparentemente convencional, se revelan acontecimientos sobre la forma en que funcionan este tipo de filmes: haciendo uso de argumentos repetitivos –invocar figuras diabólicas con juegos para niños–, utilizando recursos narrativos predecibles –música para sobresaltar al espectador– o fomentando discursos moralistas –la única persona que tiene posibilidades de sobrevivir debe ser virgen.

No obstante, la película atiende otras preguntas. ¿Qué sucede cuando un género deja de ser efectivo? ¿Vale la pena alargar su agonía deconstruyéndolo y exhibiendo sus procedimientos como lo han hecho Arrástrame al infierno (Drag Me to Hell, 2009) de Sam Reimi, Diabólica tentación (Jennifer’s Body, 2009) de Karyn Kusama o Siniestro (Sinister, 2012) de Scott Derrickson? El final de La cabaña del terror anticipa algunas respuestas. Dos de los personajes principales desatan un pandemónium dejando al descubierto toda clase de figuras satánicas –zombis, animales salvajes, fantasmas, etc.– que, paradójicamente, acaban con el equipo de producción que los anima. Además, los protagonistas tienen la capacidad de reconocer el papel que desempeñan dentro del filme. El descubrimiento deviene emancipación y, finalmente, desmoronamiento.

El primer largometraje de Drew Goddard (Houston, 1975) –escritor de Lost (2004-10), Cloverfield: Monstruo (Cloverfield, 2008) o Buffy, la cazavampiros (Buffy the Vampire Slayer, 1997-2001)– anticipa la muerte del género, al menos en la forma clásica que lo concibe Hollywood. Si es así, entonces, ¿qué sigue?

 

Este texto se publicó originalmente en la primera etapa de Icónica (número 3, invierno 2012-13, p. 69) y se reproduce con autorización de la Cineteca Nacional.


Abel Cervantes es coeditor de La Tempestad. Colaboró en el libro Reflexiones sobre cine mexicano contemporáneo: Ficción (2012) con un ensayo sobre Carlos Reygadas. Es profesor en la UNAM.