This Is Hiro Murai

This Is Hiro Murai

Por | 14 de agosto de 2018

Ya pasaron tres meses desde que se lanzó el video de “This Is America” de Childish Gambino, y ahora que la fiebre de la viralización ha disminuido un poco podemos hablar de él sin el calor de la emoción ni los diagnósticos apresurados que produjo casi al instante de su estreno. Desde entonces, el video ha sido desmenuzado hasta la saciedad en textos y videos que intentan, unos más acertadamente que otros, descifrar sus posibles influencias y simbolismos, así como asignarle toda clase de significados. Por supuesto no faltó el humor y hubo hasta quien lo sincronizó con “Sopa de caracol”. Y no es para menos, hace mucho que un video musical no generaba tanto impacto entre diversos tipos de audiencias. Tal vez su gran contribución haya sido suscitar en la gente el análisis audiovisual y la discusión fuera de las pantallas sobre temas como el racismo, el control de armas, y la explotación de la cultura negra en Estados Unidos. La mayor parte del crédito se lo ha llevado el autor de la canción, Donald Glover, cuyo mutismo ante los cuestionamientos sobre el concepto del video ha alentado la proliferación de más y más interpretaciones. Pero pocas veces esos análisis y opiniones han abordado el papel del director del video, Hiro Murai, salvo por algunas menciones informativas. Y aunque es verdad que el discurso es en mayor medida autoría de Glover –sobre todo con respecto a la crítica social–, el cineasta es parte fundamental de ese extrañamiento que muchos sintieron al verlo por primera vez.

Antes de esto Hiro Murai (Tokio, 1983) ya era un director bastante solicitado entre los músicos, especialmente los afroamericanos, para interpretar visualmente sus canciones. Ha dirigido videos musicales para Earl Sweatshirt, Queens of The Stone Age, A Tribe Called Quest, Shabazz Palaces, Massive Attack, Flying Lotus, entre otros. Con influencias de los cines de Takeshi Kitano y David Lynch, el estilo de Murai es una extraña amalgama de tonos que mezcla el drama, el terror y la comedia en momentos en los que uno no sabe si reír, asombrarse u horrorizarse (justo lo que consigue “This Is America” en su primer minuto). Su estilo se ha adaptado bien a las necesidades creativas de Glover, con quien ya había trabajado en otros cuatro videos de Childish Gambino, el mediometraje Clapping For The Wrong Reasons (2013) y la exitosa serie Atlanta (2016 a la fecha). En todas sus colaboraciones juntos predomina esa sensación de desconcierto, la cual consiguen a partir de contrastes abruptos de tonos y narrativas.

El estilo de Murai se puede dividir en tres grandes bloques, que desarrollaremos a continuación para identificarelos en el videoclip de “This Is America”.

 

Motivos visuales

Las propuestas visuales para los temas musicales que ha dirigido varían bastante una de otra, pero hay algunos elementos y motivos que se repiten. No forman parte de un discurso o mensaje articulado; son apenas destellos de ciertos intereses e imágenes recurrentes de Murai que, sin embargo, a través de sus diversas colaboraciones llegan a adquirir otra dimensión a la que se le puede atribuir un posible significado. Algunas de estas imágenes son cuerpos humanos agigantados inspirados en la obra del escultor hiperrealista Ron Mueck, como el que aparece en el video de “Cheerleader” de St. Vincent. También hay una presencia constante de automóviles (detenidos, en accidentes o quemándose), cuerpos en caída libre, criaturas espectrales y ciervos. En “This Is America” aparecen el hombre cayendo y muchos, muchos, automóviles, estacionados y en llamas. Estos últimos se han relacionado con la cultura del hip hop, por ejemplo. Pero sea cual sea el significado, son también una prolongación de lo que Murai ya había impreso en videos musicales previos como el de “High Road” de Cults, donde hay una recopilación de todas estas imágenes en su sentido más abstracto.

 

Surrealismo callejero

Murai parte la mayoría de las veces de una estructura narrativa de pasajes oníricos y surrealistas que, aunque en el caso de los videos musicales no es algo revolucionario, se distingue por estar enraizada en un realismo urbano. Espacios como la calle, el barrio y negocios locales se transforman en una especie de limbo donde los personajes se mueven de acuerdo a la intención de la pieza musical en cuestión mientras su realidad es transformada.

Los videos para Childish Gambino casi siempre se reducen a un solo escenario: una cafetería en “Sweatpants”, un restaurante en “Sober” o una rueda de la fortuna en “3005”. “This Is America” propone un punto intermedio, pues aunque también se desarrolla en un solo espacio (una bodega), los eventos presentados de fondo evocan actividades que se llevan a cabo en el exterior como revueltas callejeras.

Por otro lado, Murai suele recurrir a la danza para poner en marcha la acción y al mismo tiempo romper con la realidad planteada. En los videos de “Never Catch Me” de Flying Lotus, un par de niños fallecidos regresan a la vida a través del baile, y en “Black Man In A White World” de Michael Kiwanuka, la danza eleva por los cielos al personaje principal para dejarlo suspendido en una caída libre que se siente eterna. En ambos casos, el baile es utilizado para generar estados anímicos que trascienden la superficialidad del contexto, algo opuesto a lo que hace con Glover y la coreografía de “This Is America”, donde la danza es más bien el distractor de lo que acontece en segundo plano.

 

Apocalipsis urbano

Otro elemento recurrente en su obra es la evocación de caos y apocalipsis urbanos. La conjunción de imágenes como accidentes automovilísticos, carritos de supermercado en llamas, gente corriendo por todas direcciones y edificios en ruinas componen escenarios donde se desata la violencia, variando el tono según sea el caso: el video para “#CAKE” de Shabazz Palaces está cercano a lo onírico y espectral; en “It’s Only Life” de The Shins su visión es más luminosa al ser protagonista un niño y en “Day Ones”, de Baauer, la fantasía surrealista se impone al instalar la Guerra de Independencia de los Estados Unidos en calles y estacionamientos. En “This is America” los elementos se repiten y se presentan de una forma muy similar a la que ya había hecho para el video de “Do You” de Spoon: en segundo plano y contrastando con la presencia del cantante. En Atlanta, la violencia también está muy presente, sobre todo para remarcar el mensaje sobre el racismo y la situación que vive la comunidad negra en Estados Unidos que Donald Glover emite.

Este elemento es el que ha provocado mayor interés por el videoclip, y es que es tan efectivo que sin caer es las especificidades ni poner nombre al problema, la simple sensación del caos es la que provoca las ganas de buscarle sentido y origen a las imágenes. ¿Qué está pasando realmente en el fondo? ¿Quién persigue a Glover al final del video? No sabemos y las razones no importan tanto como el efecto que producen.

 

Quién sabe si el jinete sobre el caballo blanco que atraviesa la pantalla representa el Apocalipsis; o si el bailecito chistoso de Glover emule a Jim Crow, o el coro del góspel masacrado verdaderamente pretenda recordar el tiroteo de la iglesia de Charleston. Lo que es seguro es que el videoclip de “This Is America” tiene como base una mancuerna creativa. El discurso social de Glover se deja envolver por las obsesiones visuales de Murai en una mezcla donde el contraste (de ritmos en la parte musical y de conceptos visuales en el video) influyó en gran medida para su éxito. Los intereses de ambos se conjugaron provocando una reacción que hace mucho no despertaba un video musical. Y aunque lo merece completamente, Glover acaparó el crédito y la atención de la mirada (como en el video); nada más había que darle un poco de justicia al segundo plano de Murai.


Israel Ruiz Arreola forma parte del equipo editorial de la Cineteca Nacional desempeñándose como investigador especializado.