Smoke Gets in Your Eyes

Smoke Gets in Your Eyes

Por | 5 de diciembre de 2017

Triste San Valentín (Blue Valentine, Derek Cianfrance, 2010)

Ejemplos del cine apropiándose de canciones para convertirlas en referentes de alguna escena, y escenas que vieron infinitamente elevada su sucesión de imágenes gracias al afortunado uso de una canción, hay muchos. Por ejemplo, el éxito de 1958 «Smoke Gets in Your Eyes» de The Platters, ha sido ampliamente explotado. La canción, que es una reapropiación de una canción de 1933, aparece en escenas clave de películas recientes de Hou Hsiao-hsien, Dereck Cianfrance y Andrew Haigh, en todas ellas jugando un papel preponderante en su construcción discursiva y no como mero acompañamiento musical.

 

Three Times (Zui hao de shi guang, Hou Hsiao-hsien, 2005)

En Three Times, Hou explora el amor valiéndose de tres viñetas situadas en distintas etapas cronológicas de Taiwán. Es «A Time For Love», el primer segmento. donde aparece «Smoke Gets in Your Eyes». El track abre lo que será una hermosa exploración de un fugaz amor a primera vista, y la búsqueda del personaje masculino quien intenta a toda costa reencontrarse con ese amor que conoció hace unos meses en un billar, antes de regresar al ejército.

La resonancia de la canción se extiende durante todo el metraje a pesar de sólo estar presente durante los primeros planos. Su letra sirve para describir las acciones que transcurren durante los primeros minutos y las acciones que sucederán a futuro. Así, «A Time For Love» abre con una especie de vals alrededor de una mesa de billar, rostros, manos, miradas y sonrisas circundan la mesa, mientras una partida se desarrolla, y la cadencia con la que se mueven los actores y la cámara hace pensar en un baile. Mientras The Platters cantan sobre cómo supieron que su amor era verdadero, y cómo algo dentro de uno no puede ser negado, los personajes encarnados por Shu Qi y Chang Chen parecen caer sobre el hipnótico hechizo de la canción, y encontrarse sumergidos dentro de una danza cinematográfica de miradas y sonrisas esquivas, que entran y salen del cuadro. La canción los va guiando a pesar de que ellos no pueden escucharla.

Si bien lo dicho en la letra no se cumple de manera literal, la insinuación de la acción y el uso metafórico son magistrales. Y al mismo tiempo existe una complementariedad entre ambos, pues ante el descarado romanticismo de la canción , Hou elige que la acción sea lo más sutil posible –incluso podría pasar inicialmente desapercibido el romance entre los personajes si sólo se tomaran en cuenta las imágenes.

 

Triste San Valentín (Blue Valentine, Derek Cianfrance, 2010)

Cindy y Dean acaban de tener una cena romántica en una habitación de motel con temática espacial, un lastimero, patético y francamente triste intento de reconciliar su cada vez más fracturada relación. Después de una discusión en la que sacan las frustraciones del uno para con el otro, comienzan a beber, pues parece que sólo ebrios son capaces de convivir y reconciliarse. «Smoke Gets in Your Eyes» comienza a escucharse gracias a un disco con canciones románticas que llevó él. Juegan luchitas en la cama giratoria y parece que por un momento regresan a esos alegres y enamorados jóvenes que fueron en la primera mitad del filme. La letra de la canción suena a un augurio de reconciliación, «They ask me how I knew / My true love was true», mientras ellos ríen y parecen ser felices.

Todo esto rápidamente deviene en un espejismo, Cindy comienza a verse somnolienta y Dean le dice que no se quede dormida, a pesar de lo ebria que se encuentra. Dean va al baño y resbala mientras Cindy comienza a sucumbir ante el sueño. Dean le ordena a Cindy que vaya a verlo y el ambiente romántico rápidamente desaparece, cuando él intenta mantener relaciones con ella, y nota la duda en su cara. Todo esto mientras la canción habla de la flama del amor que se extingue y se da pie a la triste escena de sexo frustrado entre estos amantes.

En esta película, «Smoke Gets in Your Eyes» fácilmente puede dividirse en dos partes, la primera que habla sobre encontrar el amor verdadero, y la segunda donde el mismo se ve perdido. Resulta una deliberada genialidad que la canción se encuentre casi a la mitad de la película, y al mismo tiempo sus primeras estrofas remiten a la parte del filme donde Cindy y Dean se enamoran y ven florecer su amor, mientras las segundas dan paso a la siguiente mitad del largometraje, donde se retrata la debacle de esta relación amorosa alguna vez plena. En este sentido la canción es también una metáfora y condensación de todo aquello que la pareja vive durante la película.

 

45 años (45 Years, Andrew Haigh, 2015)

El caso de este filme es muy particular. 45 años es a grandes rasgos las historia del matrimonio de Kate y Geoff, y cómo el mismo se ve alcanzado por el fantasma de un viejo amor de Geoff, en la víspera de la celebración del 45º aniversario de esta pareja. Haigh aprovecha esto para examinar la relación de pareja de sus personajes y qué tanto peso tiene el fantasma de Katya en su relación.

Es precisamente en una de las escenas clave de la película (cuando Kate comienza a descubrir lo importante que fue esta exnovia en la vida de su ahora esposo) que Kate se encuentra hablando por teléfono con la organizadora del festejo y, al ser inquirida sobre las canciones que desea que sean reproducidas en la fiesta, menciona dos temas importantes: «Happy Together», de The Turtles, y «Smoke Gets in Your Eyes», de The Platters. Esto cobra suma importancia porque al momento de ser enunciadas por el personaje de Kate, ambas tienen una primera resignificación, ya no como simples baladas o canciones de amor, sino como recuerdos, como melodías que representan momentos y vivencias específicas y especiales de esta pareja.

El segundo momento se da hacia el final de la película, primero con «Happy Together» sonando en los altavoces de la fiesta, mientras el mundo interno de Kate se encuentra en total conmoción después de que han salido a la luz todos los secretos y el pasado de Geoff. Y mientras que para los invitados a la fiesta es una canción de amor más, y Kate se encuentra manteniendo su mejor fachada de compostura durante la celebración, el punto álgido está por venir.

Después de un discurso por parte de Geoff donde le ofrece disculpas a Kate por su errática y distante conducta en los últimos días, y le refrenda su amor, es momento de su baile de pareja. «Smoke Gets in Your Eyes» comienza a sonar, las luces se vuelven tenues, en un plano general vemos a Kate y Geoff bailando en medio de la pista, la melosa balada suena y los invitados creen que se trata de un momento perfecto. Pero la precisa cámara de Lol Crawley va lentamente cerrando el encuadre mientras la canción avanza hacia los versos donde habla de la pérdida del amor. El espacio se vuelve más estrecho, el semblante de Kate comienza a dudar, la canción sigue conteniendo esos bellos recuerdos, pero ya no son los mismos, se han visto manchados por todo lo que se ha destapado en los días previos. El recuerdo se resignifica en un segundo nivel ahora doloroso. La canción continúa y la duda, el dolor y la incertidumbre son cada vez más palpables en el rostro de Kate: «When a lovely flame dies / Smoke gets in your eyes», el baile termina. Kate suelta la mano de Geoff y llora, y mientras todos creen que el momento es perfecto, en unos segundos todo lo que Kate asociaba con esa especial canción ha desembocado en un desolador plano final.

 

Una canción se puede resignificar en función del filme en el que sea usada. «Smoke Gets in Your Eyes» sigue siendo una balada romántica; pero lo que la dota de distintas significaciones son las tres películas donde es utilizada. Si bien todas tratan relaciones de pareja, cada director explora aspectos muy distintos entre sí, y sin embargo la canción encaja a la perfección de manera independiente con cada una de las escenas: queda investida del discurso que el director quiere expresar. Es en este último aspecto donde recae la efectividad del uso de una canción, qué tan pertinente sea su uso y cómo contribuya al discurso representado en pantalla. Ejemplos de esto sobran, desde el totalmente opuesto uso de «Singin’ in the Rain» en el musical del mismo nombre y el uso que hace Stanley Kubrick de la misma canción en Naranja mecánica (A Clockwork Orange, 1971), pasando por la sobreexplotada «My Way» de Frank Sinatra, más a recientemente empleada forma magistral en el tráiler de El círculo dorado (Kingsman: The Golden Circle, Matthew Vaughn, 2017). «Smoke Gets in Your Eyes» demuestra que una misma canción puede ser usada en distintos filmes, siempre y cuando el director la sepa adecuar a su discurso, después de todo, el uso que se hace en estos tres ejemplos es distinto del que le dio George Lucas en Locura de verano (American Graffiti, 1973).


Jeremy Ocelotl colaboró en el departamento de programación en distintas ediciones del FICUNAM. Ha escrito en publicaciones como Cultura Colectiva F.I.L.M.E.