Guadalajara y el cine, hoy
Por Diego Zavala Scherer | 12 de abril de 2017
Sección: Opinión
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Cuando nos preguntamos por el cine tapatío o jalisciense del presente, se abren varias líneas para cuestionar estos filmes de ficción y documental que comienzan a tener presencia en escenarios nacionales e internacionales. También podemos preguntarnos por su origen, por el ímpetu de quienes las crean, por las instituciones que han colaborado en el surgimiento de estos cineastas y sus obras. Por supuesto, también nos preguntamos si son esfuerzos únicos o si corresponden a un movimiento colectivo; si son cine de aficionados o si participan de alguna forma de una industria. Vayamos posando algunas respuestas, aunque sean parciales, aunque no despejen todas las dudas, pues necesitaríamos muchas líneas más.
El pasado conocido
El Festival Internacional de Cine de Guadalajara, antes Muestra de Cine Mexicano, reúne a los sospechosos comunes. Aquí es donde comienzan a aparecer los nombres que todos asociamos con el fenómeno cinematográfico de la ciudad, iniciado hacia los años ochenta. Por supuesto, Emilio García Riera, la Universidad de Guadalajara con la fundación del CIEC, las publicaciones y proyecciones, la primera época de la revista El ojo que piensa y su vínculo con FIPRESCI serán temas y personas recurrentes. Jaime Humberto Hermosillo será otra pieza fundamental, junto a un montón de cómplices que hicieron de un evento para promover el cine mexicano en la ciudad, y que ahora ha mutado a un festival de primera línea, a una comunidad profesional que cada año se da cita en la ciudad.
Otras pistas a considerar: Pasados cinéfilos
Como relatara Annemarie Meier, una de las fundadoras de la muestra, en un breve texto sobre el momento fílmico que vivía esta ciudad en los ochenta, hay que considerar a los cineclubes como uno de los semilleros que han visto surgir cineastas y proyectos de formación. Particularmente importante fue el club Cine y Crítica en el que se organizó el primer diplomado de guión y del que saliera, entre otros cineastas, Guillermo del Toro. Este ímpetu cinéfilo será uno de los primeros espacios de capacitación fílmica en la ciudad.
Pasados distantes, igualmente relevantes
Un texto que esperemos vea la luz como libro, pero que afortunadamente está disponible en formato digital como tesis de maestría, es la investigación hecha por Pedro Matute Villaseñor, uno de los pioneros del cine independiente de los años sesenta y setenta. La tesis apenas fue defendida el año pasado y aporta nombres, procesos de producción y datos sobre una época vibrante de la cinematografía nacional en la que Guadalajara también participó. Se producía cine como se sigue produciendo en algunos casos en la perla tapatía, desde la periferia, con presupuestos minúsculos, con algunos profesionales, algunos aficionados y muchos entusiastas. Matute también refiere la importancia de los cineclubes de la época.
Cine y video
Además de la muestra de cine, la Universidad de Guadalajara abrió la Unidad de Producción Audiovisual (UPA) hacia finales de los años ochenta. La UPA es el antecedente directo del ahora Canal 44. Este espacio institucional fue dirigido en su primera etapa por el cineasta Rafael Corkidi; Bertha Navarro era la productora en jefe. En este espacio, además, se impartió un diplomado en video de dos años y se compraron los primeros equipos Betacam de la universidad. Realizadores, productores, montajistas, fotógrafos, sonidistas, músicos y animadores surgieron de este proyecto de capacitación. Muchos de ellos luego comenzarían a dar clases en las universidades y escuelas de comunicación de la ciudad, de igual forma que comenzaron a participar de la creciente producción audiovisual. Gustavo Domínguez, Sergio Ulloa, Ana de la Rosa, Lorena Rossette, Pablo Valadez, José Gutiérrez Razura, Rafael Andrino, Cecilia Navarro y Alfredo Sánchez son algunos de los nombres que componen esta generación.
No olvidemos la animación
Guillermo del Toro y Rigoberto Mora fundaron la casa productora de efectos especiales Necropia, con la que harían trabajos memorables en el cine y la televisión mexicanos. Rigo sería uno de los pioneros de la técnica de stop motion y se volvería un referente para profesionales y aficionados. Una larga lista de animadores de talla internacional vendría tras sus pasos: René Castillo, Luis Téllez, Juan Medina, Rita Basurto, Karla Castañeda, Sofía Carrillo, León Fernández, Erik de Luna, Samuel Méndez, Erasmo Rodríguez y, afortunadamente, un largo etcétera.
Masa crítica
El fenómeno del cine es un conjunto de elementos; su origen y evolución es multifactorial, pero ciertamente reconocemos que el número de componentes ha crecido y abona a su fortalecimiento, a su desarrollo, a la creación de nuevas generaciones. Los espacios de formación se han profesionalizado, como la escuela de artes audiovisuales de la Universidad de Guadalajara, que cumplió 20 años en 2016. El ITESO, universidad jesuita de Guadalajara, ha sido otro de los espacios privilegiados de formación; pero también hemos visto surgir profesionales y realizadores del Tecnológico de Monterrey, del CAAV y de otros centros de capacitación técnica. Las casas productoras, las agencias de publicidad y la televisión local son espacios complementarios donde muchos de los profesionales del audiovisual han encontrado trabajos que les permiten financiar proyectos propios. También hay un número creciente de investigadores, redes de trabajo, muestras de cine que abonan a la vitalidad de la producción en la ciudad. Todos estos elementos son indicadores que abonan a la salud de la producción cinematográfica en la ciudad.
Exponentes
Tal vez se podría acusar a todos estos elementos previamente mencionados de periféricos, pero ayudan a comprender que las obras de cineastas hoy conocidos no surgieron de la nada. Si hemos visto los filmes de Kenya Márquez (Fecha de caducidad, 2011), Patricia Riggen (La misma luna, 2007), Samuel Kishi (Somos Mari Pepa, 2013), Claudia Saint-Luce (Los insólitos peces gato, 2013), Sofía Gómez-Córdoba (Los años azules, 2017), Rafael Lara (Cinco de mayo: La batalla, 2013), Celso R. García (La delgada línea amarilla, 2015), Beto Gómez (Salvando al soldado Pérez, 2011), es porque estos cineastas han apostado por una producción de ficción de circuito comercial y de festivales. Se han vinculado a los procesos industriales del cine, han tratado de conectar con el gran público, han buscado cómplices, productores, fondos que les ayuden a participar de la producción fílmica nacional, al tiempo que ponen en evidencia sus capacidades como realizadores para afrontar proyectos propios o por encargo.
Y, si encontramos una generación emergente de realizadores y realizadoras de ficción, lo mismo pasa con el documental y el experimental. Algunos nombres podrían ser Isabel Cristina Fregoso (El aliento de Dios (Monjas), 2008), Carolina Platt (La hora de la siesta, 2009), Mauricio Bidault (Hasta el fin de los días, 2014), Jorge Villalobos (El charro de Toluquilla, 2016), Dalia Huerta (El fin de la existencia de las cosas, 2013), Alicia Calderón (Retratos de una búsqueda, 2014) o Paola Villanueva (Mientras se espera, 2017).
A modo de conclusión, una disculpa
Es imposible contar los esfuerzos de tantas personas durante tantos años vinculados al cine así que, obviamente, estas breves líneas no hacen justicia a los guionistas, fotógrafos, productores, socios capitalistas, exhibidores, programadores y demás personas que han colaborado al cine tapatío. Este breve texto es apenas un breviario de una intensa actividad fílmica que, ante la gran cantidad de casos, temas y biografías pide a gritos más investigadores y estudiosos que dejen constancia de este quehacer cinematográfico desde provincia, por amor al arte y, muchas veces, a contrapelo. Este no es el final, si acaso el principio de un relato que aún está por escribirse.
Diego Zavala Scherer es profesor investigador de la Escuela de Educación y Humanidades del Tecnológico de Monterrey, campus Guadalajara, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI, nivel candidato). Sus líneas de investigación son la teoría documental, el cine expandido, el documental interactivo y la convergencia de medios.
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