El público mexicano y la relación con

El público mexicano y la relación con su cine

Por | 15 de enero de 2016

El cine mexicano tiene problemas para llegar a su público. Las causas de esta situación son diversas: desde una inequitativa distribución de las películas nacionales hasta una creación artística que no termina de convencer a los espectadores. La instauración de la Secretaría de Cultura dificultará, aún más, el diálogo que los mexicanos pueden tener con su cine.

La cultura es un conjunto de conocimientos, valores, costumbres y formas de organización social. México es un país con muchas culturas, es un país multicultural. La visión con la que se crea la nueva Secretaría considera la existencia de una sola cultura. «Todos los mexicanos tienen el derecho de acceder a la cultura» se dice como si no todos tuviéramos ya una cultura propia. Así se niega la diversidad cultural. Es como si ante un rico bosque se reconociera sólo la belleza de los pinos cuando también hay ahuehuetes, amates, ceibas y otras especies.

A lo largo de la historia de México se ha negado la existencia y validez de las culturas con escasos recursos económicos. Se niega su arte y se califica como artesanía. Se niega su cultura y se califica como cultura popular o folklórica. Como si hubiera diferencias y una de ellas valiera menos. Cuando la élite económica, política e intelectual del país niega o subestima ciertas culturas, propicia que hasta los mismos artífices nieguen sus propias costumbres, tradiciones, lenguas y conocimientos. Así se pierde la diversidad cultural.

La escuela es el espacio perfecto para salvar la diversidad. Ahí los profesores ayudan a fortalecer y adquirir las tradiciones y los conocimientos específicos de una región. Se entabla un diálogo sobre la cultura con los alumnos y después se extiende a la participación de la comunidad. Este diálogo motiva la cohesión social, forma personalidades, da identidad y fortalece la cultura de una sociedad determinada. Fortalecer las culturas es fundamental para introducir en el conocimiento de otras culturas (cultura occidental, cultura cinematográfica, etcétera). Así no perdemos nuestras riquezas pero las robustecemos.

En el país de las desapariciones forzadas, negar nuestras riquezas conduce a finales trágicos. La escuela debería ser un espacio garante para el diálogo, el desarrollo y el fortalecimiento de la cultura, las artes y el cine de cada comunidad del país. Pero el actual gobierno apuesta por atacar los vínculos comunitarios. Las normales rurales que tenían la intención de formar maestros para estrechar lazos con las comunidades, están siendo desarticuladas por el gobierno, el caso más emblemático es el de Ayotzinapa.

Aristóteles sabía que la gente disfruta del arte porque a través de la imitación sobreviene la reflexión y el aprendizaje.¹  Arte y educación están vinculadas desde la antigua Grecia. Analizar y reflexionar películas es un acto ético y estético. La escuela es el complemento necesario y pertinente para el cine, porque:

Nos introducimos en el cine, como en todo lo que es cultural, de una manera […] inconsciente, pues como todo proceso de aprendizaje, necesita de esquemas de comportamiento en los que prime la significación, la diversión, la didáctica, [y] la introducción lenta y serena […]²

En la SEP se le teme a las materias artísticas y a las cinematográficas por su cariz crítico y reflexivo, es más difícil para la televisión manipular a una sociedad que conoce la retórica de la imagen. Necesitamos crear programas de alfabetización audiovisual y una materia de apreciación cinematográfica desde la primaria.

El cine comercial y la televisión han formado en el público el gusto por un solo tipo de narrativa audiovisual. Si hubiera un taller de cine en las escuelas, existirían tres beneficios mayúsculos: 1) Para mejorar sus producciones, los alumnos se interesarían por el lenguaje cinematográfico y se sumergirían en diversos tipos de cine que sirvan a su expresión, no sólo en el tipo de cine hollywoodense. 2) Las comunidades podrían expresar sus preocupaciones culturales en el cine, medio de gran difusión que pretende iniciar diálogos, diálogos que son necesarios para la interculturalidad. 3) Un verdadero diálogo con todos los públicos, de todas las culturas tendría lugar en el cine mexicano. Intercambio artístico vigoroso y democrático.

La creación de la Secretaría de Cultura burocratizará y dificultará el vínculo entre educación y cine. Que la nueva institución se proponga: «diseñar, promover y proponer directrices culturales y artísticos [sic] en dichas producciones [cinematográfica, de radio y televisión]»,  sólo afirma la uniformidad cultural, el gusto por un solo tipo de cine, la educación estandarizada y la negación de las culturas. No se promueve ni la educación integral, ni la diversidad cinematográfica y cultural, ni la libertad creativa. Así es como se impide la relación y el diálogo del público mexicano con su cine.


¹  Aristóteles, Poética, UNAM, México, 1945.

²  Enrique Martínez-Salanova, “Cine para aprender y enseñar: Iniciarse al debate crítico”, Cine Toma 22, México, mayo-junio2012, pp. 8-12.

³  Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, artículo 41 Bis, apartado XII, “Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, así como de otras leyes para crear la Secretaría de Cultura,”Diario Oficial de la Federación, México, 17 de diciembre de 2015.


Carlos Andrés Torres Cabrera estudia Literatura Dramática y Teatro en la UNAM.