Abucheos para el INE, el Verde, Cinemex

Abucheos para el INE, el Verde, Cinemex y Cinépolis

Por | 21 de mayo de 2015

Sección: Opinión

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No se pudo. El Instituto Nacional Electoral discutió el día de ayer, 20 de mayo, el posible retiro de registro del Partido Verde Ecologista de México, pero en su lugar acordó quitarles el derecho de proyectar spots en radio y televisión en el cierre de las campañas de 2015.

En las últimas semanas han aparecido una oleada de comentarios a favor de la eliminación del registro del Partido Verde. Los argumentos son, por decir lo menos, justos: los integrantes del partido han violado la ley electoral sistemáticamente, entre otras cosas difundiendo spots ilegales en Cinemex y Cinépolis y regalando boletos para ir al cine en las salas de estos complejos. (Una columna de José Blanco en La Jornada, expone los pormenores.)

El nexo entre este partido con Cinemex y Cinépolis, así como con Televisa, es inquietante. Las razones son conocidas: cuando un espectador asiste a una de las funciones que se proyectan dentro de las instalaciones de estas empresas debe esperar entre 15 y 25 minutos a que comience la película debido a la enorme cantidad de anuncios que la preceden. Durante algunos meses el Partido Verde fue el principal anunciante. Más allá de las lamentables posturas ¿políticas? que se desplegaban en estos espacios publicitarios (circo sin animales, pena de muerte, vales de medicinas y cadena perpetua a secuestradores, entre otros) su sola presencia era ilegal debido a los tiempos que marca la ley.

En marzo pasado Cinemex y Cinépolis fueron multados con poco más de 7 millones de pesos por seguir proyectando los cineminutos del Partido Verde a pesar de que el Instituto Nacional Electoral los había prohibido. Ninguna de las dos cadenas se pronunció al respecto.

En este contexto, ¿cuál es el papel que debe jugar el espectador: el de simple expectante? A pesar de las más de 140 mil firmas recolectadas para que el Partido Verde desapareciera, desafortunadamente somos una sociedad poco comprometida con nuestro entorno. ¿Cuántos de nosotros seguimos esta noticia en su momento pero hemos asistido a alguna de las salas de estos complejos no sólo a ver las cintas que presentan sino también a consumir sus productos que, dicho sea de paso, son carísimos (una ida a la dulcería puede rondar los 250 pesos; un refresco de medio litro, rebajado con agua, cuesta alrededor de 50 cuando en una tienda no alcanza siquiera los 15)?

¿Qué hacer ante este panorama? Pensar en un movimiento organizado para que la gente presione a estas empresas parece imposible en la sociedad mexicana. No obstante, la comunidad cinematográfica debería asumir una postura. Estamos acostumbrados a que los cineastas y actores mediáticos reclamen en foros internacionales soluciones a los problemas más urgentes de nuestro territorio, pero los discursos no son suficientes. ¿Alguna vez veremos que Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón o Guillermo del Toro presionen verdaderamente a estas cadenas con el propósito de que ofrezcan un servicio honesto que no esté ligado a las corruptelas de partidos como el Verde? La sola pregunta produce carcajadas.


Abel Cervantes es comunicólogo y editor de las revistas Código e Icónica. Colaboró en los libros Reflexiones sobre cine mexicano contemporáneo: Ficción (2012) y Documental (2014) con un ensayo sobre Carlos Reygadas y otro sobre Juan Carlos Rulfo, respectivamente. Es profesor en la UNAM.