Sally y Jack o La pareja tradicional

Sally y Jack o La pareja tradicional

Por | 13 de mayo de 2016

A veces es extraño regresar a ciertas películas pasados los años. Sobre todo las que son en apariencia más inofensivas suelen tener aspectos oscuros, invisibles tal vez incluso para sus creadores. Esta breve reflexión viene a cuento tras haber visto nuevamente El extraño mundo de Jack (The Nightmare Before Christmas, Tim Burton, 1993), una película que disfruté horrores en la pubertad, y desencontrarme con Sally.

¿Qué pasa con Sally? Pues, que es el personaje femenino central y compañera del héroe, pero en realidad funciona como un agente de control. Jack decide hacer algo nuevo (organizar la Navidad en vez de Halloween) y, aunque Sally lo acompaña, la vemos haciéndole advertencias, excesivamente tímidas, de que las cosas van a salir mal. Su función es mantener el orden preestablecido, proferir el temible «Te lo dije».

Releamos la historia de Jack como contrapunto. Si lo abordamos como un personaje aislado, podría parecer que arriesga y gana incluso en la derrota porque se compromete con un sueño y, ante el fracaso, retoma energías para lo suyo, aquello para lo que está hecho desde siempre. La película es una fábula sobre la vocación o los talentos: es mejor y más satisfactorio hacer lo que uno sabe hacer, para lo que uno nació. Naturalmente, un esqueleto está hecho para el horror y no para la felicidad.

Sin duda, alguien puede tener mayor talento para ciertas actividades y resulta lógico, eficiente y satisfactorio dedicarse a las cosas para las que uno tiene facilidad, pero lo que trasmina El extraño mundo de Jack es estandarización. Y Sally actúa como un eje coercitivo. Su misión es que todo vuelva a la normalidad, como si la normalidad existiera, como si se tratara de un kit de coordenadas. Ella está ahí, más que como compañera, como una madre genérica, un personaje femenino dedicado a mantener el orden social. Esto, antes que hablar de las mujeres, habla de una idea torcida de sistema social: la naturaleza masculina impulsa a la rebelión, pero las mujeres intuitivas y pacientes, guardianas del hogar desde la prehistoria, hallarán el modo de reencarrilarlos.

Al final, Sally ayuda a preparar el camino para que Jack se reincorpore a su carrera como Rey Calabaza y no sólo eso, que –se asume en la película y se confirma en el epílogo al soundtrack, donde se completa la historia– forme una familia con ella. En términos más generales Sally es una más en una larga cadena de mujeres que van desde Marge Simpson hasta las esposas regañonas y comprensivas de Son como niños (Grown Ups, 2010) que guardan un orden social donde los hombres tienen derecho a todo, o casi, y las mujeres mantienen los pilares del futuro.

La pregunta más seria es si, por ejemplo, Tim Burton, se dio siquiera cuenta de lo que planteó. Posiblemente no. Y eso es lo verdaderamente grave.


Nota: Sé que quien dirigió la película fue Henry Selick y no Tim Burton, pero lo considero el autor por la evidencia estilística en el trazo de los personajes y decorados y en la historia. En todo caso, creo que si hubiera un segundo autor ese sería Danny Elfman, quien hizo la música, protagonista central de la cinta.


Amanda van Huët estudia el doctorado en el Instituto de Análisis Cultural de la Universidad de Ámsterdam.