Un repaso de 2020

Un repaso de 2020

Por | 8 de enero de 2021

Sección: Opinión

Temas:

Never rarely sometimes always (Eliza Hittman, 2020).

Este es el quinto año que hacemos una selección de obras y fenómenos de las imágenes en movimiento que nos provocaron reflexiones. En otras palabras, la selección que aparece aquí no es una selección de “las mejores películas”, que es una necedad y quizás también un ego trip: ¿quién es uno para decir qué es lo mejor de un año?, ¿quién es un crítico para plantearse como referente del buen gusto cuando absolutamente toda la gente es experta en imágenes en movimiento?, y aún más, ¿es posible establecer una lista de lo mejor sin replicar acríticamente las estructuras de poder simbólico y económico del cine (Hollywood y el circuito de festivales) con todas sus veleidades? Además, ¿qué pasa con los cines que están fuera del mapa de América y Europa y que muy probablemente ahora conformen el grueso de la producción global?

Como no podemos resolver ninguna de esas preguntas ni decir qué fue lo mejor del año, nuestra alternativa ha sido hacer una lista de las películas, las series, los videos, los fenómenos…  que nos provocaron estéticamente, nos generaron preguntas, nos molestaron, etc. y, sobre todo, exponer brevemente nuestras razones.

Debido a que yo he estado muy concentrado en mis estudios doctorales y en mis clases he decidido dar un paso atrás. Le voy a ceder la palabra a los egresaos y los más avanzados entre los participantes de los programas de prácticas profesionales y servicio social de Icónica, aunque sí pienso detenerme en dos puntos. A mí lo que más me hizo pensar del universo cinemático fue, por un lado,

• las horas y horas que pasamos en videoconferencias, videollamadas, etc. que conllevó el problema de vernos convertidos en imágenes en movimiento constantemente, en una especie de confluencia entre las redes sociales y los espejos, y

el diario de la cuarentena que Gabriel Lucero llevó en Gente rota (2017 a la fecha) el proyecto donde anima audios que le comparten de todos los rincones de Argentina. Este año los audios probaron que en la cuarentena somos tan nefastos como lo éramos antes. Y lo mejor que podemos hacer es reírnos de nuestras miserias.

Abel Muñoz Hénonin
Director

*

Un repaso de 2020

Small Axe (Steve McQueen, 2020).

Santiago Gómez Fernández

TikTok. De la mano de la pandemia mundial, la aplicación china lanzada al mercado en 2018 logró volverse el entretenimiento audiovisual preferido entre los más de 800 millones de consumidores activos que registró al cerrar el 2020. A simple vista un túnel infinito de videos ruidosos y certámenes de baile y belleza, la plataforma y en espacial su contenido, los tiktoks (clips de máximo un minuto grabados, editados y distribuidos por medio de la misma plataforma) fueron evolucionando, consolidando una serie de códigos y lenguajes propios, probablemente convirtiendo la plataforma en el archivo fílmico-antropológico más representativo de la creatividad colectiva durante esta era de “nuevas normalidades”.

En un panorama en el que se insiste en presentar a las series –esa extraña palabra que abarca contadas obras maestras y un millar de telenovelas– como el nuevo cine, resulta casi heroico que Steve McQueen presente Small Axe (2020) como lo que es: una colección de cinco películas para televisión. Con un lenguaje narrativo que valora la elipsis por encima de los planos superfluos que sólo están ahí para mantener enganchado al televidente, la antología retrata aproximadamente quince años –de finales de los sesenta a los ochenta– de resistencia de la comunidad afrocaribeña en Inglaterra. Si bien se presenta a un antagonista definitivo y omnipresente –el establishment inglés o The Beast, como le llaman– lo notorio de las cintas son los momentos en los que deslumbran los matices y desacuerdos dentro de la comunidad violentada. Hijo de dos migrantes caribeños, es evidente que McQueen no sólo domina la jerga y los comportamientos de los barrios que representa –logrando unos cuantos diálogos casi incomprensibles pero inusualmente vívidos– sino todo el sentir de una cultura rechazada por las tierras que habita.

La más reciente cinta del director danés Thomas Vitnerberg se centra en el experimento de cinco profesores que deciden empezar a emborracharse para sobrellevar la cotidianidad, siguiendo un principio pseudocientífico que afirma que el estado óptimo del humano se logra con un nivel de alcohol de 0.05% en la sangre. Aunque parece ser un estudio sobre las frustraciones propias de la mediana edad y las medidas desesperadas que se pueden tomar para enfrentarla, el tono jovial y la carencia de un final moralino vuelven Otra ronda (Druk, 2020) una oda al alcohol. La a cinta parece sintetizar la postura de Vinterberg hacía éste: un acompañante fiel del humano en su perpetua caída hacia la nada. Sin embargo, la omisión del desarrollo de los conflictos iniciales una vez que la película avanza, también pueden ser tomada como una sutil advertencia de que una vez que aceptamos vivir en la fiesta constante hay ciertas cosas que dejamos de ver.

Never rarely sometimes always (Eliza Hittman, 2020). El título del segundo largometraje de la cineasta estadounidense Eliza Hittman hace alusión al cuestionario que Autumn, la protagonista de 17 años que viaja de su pueblo natal en Pensilvania a Nueva York para abortar, debe contestar antes que los médicos puedan proceder con la interrupción legal de su embarazo. La escena de casi de diez minutos en la que joven rompe en llanto, aislada por el encuadre de la cámara fija, responde con estas palabras a las incesantes interrogaciones de una médico sintetiza la sensación de desamparo que subyace en el resto de las escenas del filme. Por azares de la vida, tuve la oportunidad de leer el guion de esta película hace dos años y recuerdo que, aunque había sido de mi agrado, me resultó algo carente de dramatismo. Sin embargo, con una puesta en cámara que rescata tanto un enfoque de realismo íntimo cassavetiano como el tedio cotidiano de Bresson, Hittman captura la mirada de la audiencia para volverla indistinguible de la de Autumn, y ahí, de una manera meramente visual, recae todo el drama. Sin ningún decoro o artificio guionístico, nos encontramos inmersos en el cuerpo de alguien que, paradójicamente, lo único que quiere hacer es abandonarlo. O más bien, que busca que esa presencia que la habita, tanto el feto como la audiencia, desaparezca.

 

Un repaso de 2020

Family Romance, LLC (Werner Herzog, 2019).

Hiram Islas

Series

Normal People (Element Pictures, 2020), una miniserie irlandesa basada en el bestseller homónimo de Sally Rooney. Narra la complicada historia de amor entre Marianne y Connell, desde su último año de preparatoria hasta la graduación en la universidad. Explora de manera muy contundente temas como el machismo, la división de clases sociales, problemas de salud mental, sólo por mencionar algunos. Resaltan las actuaciones de los actores y actrices, la relación entre los personajes y la creación de atmósferas.

Laif (Luis Arenas, 2020). Disponible en México por Amazon Prime Video, Laif es una serie de diez capítulos donde cada uno apenas llega a los quince minutos. Retrata la vida del personaje cuyo nombre lleva el título, el cual acaba de terminar una relación sentimental. Cada capítulo narra una pequeña viñeta de la vida del protagonista desde entonces, sin que haya necesariamente una relación de continuidad de uno con otro. Sin embargo el tono de los actores, las situaciones absurdas y la hechura de bajo presupuesto, hacen que uno pueda descansar de las series hiperproducidas, irreales e inverosímiles que abundan en el resto de las plataformas digitales. Al final es algo digno de celebrarse, ya que aunque puede tener varias carencias y defectos, es un gran primer intento de abrir espacios a posibilidades de entretenimiento distintas.

Películas

Family Romance, LLC (Werner Herzog, 2019) es una empresa que se dedica a interpretar a familiares, amigos o situaciones sociales particulares según lo requiera el cliente. Ejemplo de esto es la trama principal de película: una mujer contrata los servicios de la empresa para que uno de sus trabajadores interprete al padre ausente de su hija. Inevitablemente se crean vínculos entre estos dos personajes y es lo que complica poco a poco el argumento. En la entrevista que MUBI le hizo, Herzog destaca la utilización de una pequeña handycam que le permitía estar no sólo cerca de los personajes sino pasar inadvertido para las personas ajenas a la filmación. Hacerla con un estilo documental y lograr una intimidad muy profunda con los personajes genera que el espectador empatice fácilmente, lo que puede llevar a realizarse preguntas no sólo sobre lo ficticio y lo documental, sino sobre las relaciones humanas.

Fauna (Nicolás Pereda, 2020). La historia comienza con Paco y Luisa, que se encuentran con el hermano de ella, Gabino, mientras se dirigen a ver a los padres de ambos. La relación que existe entre todos los personajes es siempre tensa, rayando en lo ilógico. Parece haber una fascinación por Paco, el cual interpreta a un delincuente en la serie Narcos México. Luisa observa a Gabino leyendo un libro, le pregunta de qué trata y es aquí donde comienza la segunda historia: un hombre está buscando a un narcotraficante local. Las situaciones son igual de incómodas que en la primera. Los planos largos y los silencios ya frecuentes en el cine de Pereda crean una atmósfera casi de sátira. Por los escenarios, personajes y situaciones uno puede pensar que si todo lo que viven no fuera tan trágico sería bastante cómico, y eso hace que las risas que uno pudiera tener salgan más que de lo absurdo de lo incómodo.

Borat: Siguiente película documental (Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan, Sacha Baron Cohen, 2020). Sin atreverme a decir si es un falso documental o no, narra la historia del periodista Borat en su intento por llevarle un regalo a personas de alto poder en el gobierno de los Estados Unidos para mejorar su relación con Kazajstán. Aunque algunas partes parecen más un sencillo sketch que una crítica o burla muy aguda, destacan los momentos más “documentales” de la película, como el acoso que realiza Rudy Guliani y el festival sureño donde se pronuncian en contra las medidas anti COVID-19, entre algunas otras. Aunque me divertí mucho no pude dejar de sentir que de alguna manera el tipo de producción y la distribución que tuvo eran innecesarios. ¿Tendría una implicación diferente si esos fragmentos fueran colocados en YouTube de manera aislada?

Pienso en el final (I’m Thinking of Ending Things, Charlie Kaufman, 2020). Una joven, que será referida por varios nombres a lo largo de la película, pareja de Jake, lo acompaña a ver a sus padres lejos, en una granja. Mientras están ahí algunos espacios cambian y ella puede ver a sus suegros en distintas etapas de su vida. Esta narración se alterna con la vida de un conserje anciano de una preparatoria mientras realiza sus labores comunes. Cuando vuelven de la granja se detienen en una tienda de helados en medio de la nada, compran un par y terminan por buscar un sitio donde tirarlos. Llegan a la preparatoria donde Jake estudió y donde trabaja el conserje. Es aquí donde aparece Jake recibiendo un premio Nobel y al final cantando una canción. Los espacios algunas veces vacíos, el ritmo casi “macheteado” de la edición y los elementos fuera de lugar mostrados en casi toda la película parecen presentar una serie de visiones subjetivas de quién sabe  cuál personaje, pero justo esta continua subjetividad le da herramientas al espectador para pensar el tiempo, la imaginación, la memoria y la consciencia.

 

Un repaso de 2020

Pienso en el final (I’m Thinking of Ending Things, Charlie Kaufman, 2020).

Octavio Rivera Ramírez

La pandemia no fue nada amable con la exhibición de películas en las salas de cine, por lo que, lamentablemente, no pude ver tantos estrenos como me habría gustado. Incluso cuando las salas de cine reabrieron, pese a las ganas que tenía de ver películas en pantalla grande, decidí mantenerme al margen por obvias razones. Es por esto que me perdí de varios estrenos. En esta lista, por lo tanto, se excluyen varias películas que, estoy seguro, habrían resultado dignas de mención. Sin embargo, gracias a los servicios de streaming, a que algunos festivales exhibieron su cartelera en línea, y a alguna que otra artimaña que por decoro mejor no menciono, pude acercarme a varios interesantes filmes estrenados este año.

Borat: Siguiente película documental. Lleno de excesos, como era de esperarse, este falso documental logra sacar a relucir los lados más incómodos de la sociedad norteamericana por medio de la sátira a la que ya nos tienen acostumbrados los personajes de Sacha Baron Cohen. Sin embargo, la película no sólo expone negativamente a quienes se atraviesan en el camino de Borat, sino que también logra sacar a relucir el lado más amable y humano de algunos de ellos. Vale la pena destacar el trabajo de la actriz Maria Balkova, quien interpreta a Tutar, la hija de Borat, con una osadía tan grande como la del mismo Baron Cohen.

Mank (David Fincher, 2020). En primera instancia, Mank pareciera no encajar del todo en la filmografía de Fincher. Sin embargo, basta con mirar atentamente para notar su ya particular estilo de dirección, algo disimulado en el homenaje formal a El ciudadano Kane (Citizen Kane, Orson Welles, 1941) y al imaginario del cine norteamericano de los años cuarenta. Sin embargo, la película va mucho más allá de interesantes decisiones formales: es una especie de reivindicación y dignificación, no sólo del trabajo de Herman Mankiewickz como guionista de El ciudadano Kane, sino también de la figura del guionista como colaborador creativo en la obra cinematográfica.

Fauna. La figura del narco y todo lo que la rodea está ya bastante consolidada en el imaginario de todos los mexicanos, gracias a que ha sido representada hasta el cansancio en el cine y la televisión. Algunas de estas representaciones han tenido poco tacto al retratar el mundo del narco, lo cual, ha influido profundamente en cómo percibimos y pensamos aquel problema tan delicado. En Fauna, Nicolás Pereda no busca satanizar aquellos productos audiovisuales, sino dejar en claro que todas las representaciones son y siempre serán ficción, por lo que, distan mucho de ser un retrato fiel de la realidad.

La paloma y el lobo (Carlos Lenin, 2019). Bien mirado, esta película es un relato amor. Dos personas que, a pesar de habitar en el caótico y violento de Linares, Nuevo León, buscan amarse y hacer una vida normal. Llama la atención, por otro lado, la decisión formal de no caer en la simple y delicada representación de la violencia que, en el caso de esta película, funciona más como una atmósfera, en la cual prácticamente todos los personajes son capaces de devenir violentos. Es en esta pesadillesca atmósfera, donde aferrarse a vivir y a amar se convierte en un acto de resistencia cotidiano.

Never rarely sometimes always. Un interesante relato fílmico que aborda el tema del aborto con un realismo minucioso, que no busca romantizar o simplificar el delicado tema. Todo lo contrario, Never rarely sometimes always nos lleva a reparar, desde una muy sensible subjetividad femenina, en aquella sociedad predominantemente masculina que ha normalizado los abusos hacia las mujeres. Sin embargo, lo que, para mi gusto, hace destacar de entre otras tantas películas con temas similares al filme de Eliza Hittman, es que esta obra posee tal sutileza que, sin la necesidad de ondear una bandera feminista, provoca profundas reflexiones sobre la violencia de género.

Ya no estoy aquí (Fernando Frías, 2020). El título del filme nos da una pista sobre el tema central de la película. La irresponsable guerra contra el narco iniciada en el sexenio de Calderón funciona únicamente como el telón de fondo que da contexto al filme. Ya no estoy aquí en realidad se trata sobre el exilio, el desarraigo, la discriminación y la incomunicación, pero, también y, sobre todo, la película toca con mucha inteligencia el tema de la pérdida de identidad y lo que esto conlleva para un personaje como Ulises quien, a fuerza de existir, se rehúsa a perderse en el exilio.

Family Romance LLC. Filmada con austeridad, pero eso sí, con mucha jovialidad, Family Romance LLC es una interesante exploración sobre el poder de las ficciones en la psique de los seres humanos. Las preguntas que genera alrededor del acto de mentir y, más importante aún, acerca de aquel ferviente deseo de creer en ciertas mentiras, invita a reflexionar profundamente, sin por ello, dejar de conmovernos. Una película que fluye como el agua, gracias a la gran sensibilidad con la que Werner Herzog dirige y retrata a sus personajes.

Soul (Pete Docter, 2020). Pareciera que la película de Pixar no va dirigida a niños, sino a un público más maduro. A un público con la suficiente madurez para, por lo menos, haber experimentado algo del mundo como para haberse aburrido de él; un público que ya ha sentido el desagradable sofocamiento de la angustia; un público que encuentra difícil ver la novedad en cualquier cosa, o que, incluso, ha llegado a menospreciar la vida, pues ha advertido lo mal que se encuentra todo y, piensa, cínicamente, que no hay nada que hacer al respecto. Esta crisis existencial, desgraciadamente, infecta a todo Occidente, y no es cosa de niños. Sin embargo, Soul logra abordar el complicado tema con mucha ligereza, en aras hacer llegar su mensaje a la mayor cantidad de personas posibles, principalmente niños. Es esto, precisamente, lo que hace de la película de Pixar, algo realmente trascendental.

Otra ronda. Partiendo de la teoría del psiquiatra noruego Finn Skårderud, que sostiene que el cuerpo humano tiene un déficit de alcohol del 0.05% que le impide alcanzar su máximo potencial, cuatro profesores deciden ponerla a prueba, entregándose a la bebida para mejorar sus relaciones sociales. Es esta la premisa que detona el argumento de una película que no busca, por un lado, idealizar un problema tan grave como el alcoholismo, ni por el otro, lanzar un vacío mensaje moralizador sobre las consecuencias en el consumo excesivo de alcohol. A mi parecer, la película de Thomas Vinterberg va más allá, al hacer un llamado a dejar las angustias de lado y celebrar la vida.

Pienso en el final contiene densas pero profundas ideas sobre la predominante crisis existencial en Occidente, capaz de orillar a los individuos a querer ponerle fin a todo. Sin embargo, aquellas ideas se encuentran encriptadas en una especie de laberíntico relato que, a pesar de que exige demasiado del espectador, ansía ser resuelto. Es así que, una vez descifradas, estas ideas penetran con mayor fuerza en la mente del espectador. Esta inteligente aproximación a un relato cinematográfico, que podría ser comparada con el objetivo de la literatura ergódica, hace de Pienso en el final el estreno más interesante en el 2020.

*

Después de leer y editar las propuestas de Hiram, Octavio y Santiago me quedé con la impresión de que hay más coincidencias que en los años anteriores. Sin duda pesa el factor de que los tres están pasando o pasaron por carreras o especialidades en cine como elemento formador de sus gustos. Pero me extraña que en un año en que gran parte de la oferta de festivales apareció en línea, lo que significa que en principio debería haber llegado a públicos más amplios, las coincidencias hayan sido tantas. ¿El borramiento de los festivales como hechos públicos disminuyó el alcance potencial de la exhibición? ¿Sólo unas pocas películas lograron funcionar realmente en el entramado de redes sociales y críticos con mayor impacto? En 2020 todos los autores de este texto provienen del Valle de Anáhuac, ya sea de la ciudad de México o del pueblo de Nopaltepec, ¿eso influyó también en el acceso al material, por razones como las interrelaciones sociales y los algoritmos de las plataformas digitales? Las preguntas me parecen doblemente relevantes tomando en cuenta que al momento de escribir este post scriptum es evidente que las interacciones y la exhibición en línea serán la única solución real durante un largo periodo de 2021.