La favorita

La favorita

Por | 1 de febrero de 2019

La incomodidad confronta: esa podría ser una de las premisas del trabajo de Giorgos Lánthimos, cuyo cine se asemeja a lo que Amos Vogel concebía como una de las principales capacidades del séptimo arte: la de subvertir ideologías y atravesar fronteras para profundizar en la realidad, y hacer del cine una forma de pensar. Sus producciones son fieles a su necesidad de cuestionar las estructuras tradicionales de la sociedad, y de llevar al espectador a lugares que quizá nunca pensó visitar.

Lánthimos (Atenas, 1973) nos ha mostrado familias que se reservan demasiado, sin siquiera salir de casa; otras que se exponen en exceso y se ven obligadas a padecer los caprichos de un destino extraño; ha creado universos distópicos donde encontrar pareja es un requisito indispensable. En una operación similar, en La favorita (The Favourite, 2018) el reinado de Ana Esatuardo durante el siglo XVIII es sólo un pretexto para indagar en las complejidades atemporales de la naturaleza humana.

Con algunos vínculos que la asemejan a la historia real, La favorita retrata la lucha de poder que surge entre Abigail Hill (Emma Stone) y Sarah Churchill (Rachel Weisz) por ser la preferida de la reina Ana (Olivia Colman), y así asegurar su lugar en la sociedad, por un lado, y en la relación de pareja que surge entre ellas, por el otro. Los conflictos se exaltan cuando la obsesión por el poder (poder en la realeza, poder en el amor y poder en la guerra) conducen a que las protagonistas exhiban todo lo que sean capaces para obtener lo que desean, sin importar valores que en el cine de Lánthimos parecerían obsoletos como el honor, la dignidad y el respeto y, a la vez, sin dejar de ser víctimas, como todas las personas, del dominio de sus propias pasiones por encima de su raciocinio.

En sintonía con la transformación radical de sus protagonistas es necesario destacar algunos aspectos formales cuidados hasta el mínimo detalle, ya que contribuyen a la vorágine de emociones que produce la obra, evidenciando la capacidad calculadora detrás de las intenciones del cine de Lánthimos. Empecemos por la fotografía, cuyos planos generales, contrapicados medios y movimientos de cámara panorámicos –irrumpidos cada cierto tiempo por un vertiginoso efecto de ojo de pez– generan una extrañeza que se acentúa con la intensidad de la música barroca, seleccionada con cierta preferencia por las tonalidades menores y los instrumentos como el órgano y el clavecín, y parece advertir la presencia de algo fatal que siempre está a punto de ocurrir (y que en las producciones del director griego puede llegar a niveles extremos). Para complementar lo anterior, los diálogos que componen la primera película en que el director no escribió el guión generan un ritmo violento en el que las protagonistas procuran intimidarse mutuamente de manera dura y directa, pero también mantienen ese humor irónico y cruel que Lánthimos ha aprovechado en otros de sus filmes. A fin de cuentas, como en buena parte de la filmografía del cineasta, en La favorita el discurso funge como una herramienta de control.

En beneficio de una crítica aguda a las complicidades y las estructuras de poder, La favorita desafía la imposición discursiva que Michel Foucault asociaba con una manera de confrontar la exclusión social y la perpetuación de la autoridad: la expresión de lo prohibido, de la verdadera locura que yace en los seres humanos, y que en un intento desesperado por ocultarse, termina imitando los modelos que la sociedad ha diseñado para su funcionalidad. La favorita es, como el resto de la producción de Lánthimos, una exhortación hacia el reconocimiento de la conducta salvaje, caprichosa, vengativa y, en realidad, libre, del comportamiento antropológico; un imaginario incómodo por su proximidad con la naturaleza de cualquier ser humano.


Magaly Olivera es la editora de Ambulante. Fue ganadora del VIII Concurso de Crítica Cinematográfica “Fósforo” Alfonso Reyes, categoría “Ex alumnos y público en general”, en el marco de FICUNAM, y finalista del II Concurso de Crítica Cinematográfica del Festival Internacional de Cine de Los Cabos (ambos en 2018). Ha publicado en medios como Tierra Adentro y Código, y escribe una columna de crítica de cine en Mi Valedor.