Temporada de huracanes o El cadáver que flota
Por Ofelia Ladrón de Guevara | 23 de octubre de 2023
Sección: Crítica
Temas: Adaptaciones literariasElisa MillerFernanda MelchorTemporada de huracanes
Un cadáver flota en el canal. Sobre el papel grisáceo de un periódico: la noticia de un asesinato en el estado de Veracruz. Una crudeza a la que sólo es posible encarar a través de la ficción, de hacer con lo ocurrido un relato que bajo el manto de la imaginación pueda ser fiel a la sórdida escena. Una nota en el periódico por más que describa objetivamente los hechos no podrá develar lo que hay detrás de ellos. Por eso escribir. Una imagen es, también, un impulso. Cavar. Desgarrar. Escribir una novela que se titule Temporada de huracanes (Fernanda Melchor, 2017) para mirar qué yace tras el cadáver. No importa que los hechos sean distintos, que la historia narrada utilice otros nombres porque probablemente, a partir de esta falla a la verdad, la realidad: lo que ha llevado al cadáver a terminar ahí, se devele.
Son los párrafos desbocados: las comas que se espacian de una oración a otra, las ys o las os que enmarcan las posibilidades. Un devaneo. La caña se lanza en busca de la precisión. No la encuentra en ninguna palabra. Sigue, otro párrafo: lo mismo. Se trata más de un río que se desborda. La precisión no es fijeza, sino un movimiento. «Una trusa colorada que ardía entre las matas sedientas del cañaveral enano de principios de mayo». Un ritmo. La lengua no se atora: cae sobre las palabras y las destruye para hacer aparecer a la muerte, al horror. El cadáver flota en el canal. Los hechos probablemente son distintos. Sin embargo, el estilo narrativo lo dota de veracidad. Hace de él: el mismo cuerpo inerme.
Contagiada por esta imagen, Elisa Miller (ciudad de México, 1982) trae a la pantalla una adaptación de la novela de Melchor (Veracruz. 1982). Estructurada en capítulos que desarrollan la trama desde la perspectiva de los diversos personajes, el filme juega a ensayar la estética narrativa de la escritora veracruzana. Los hechos y los personajes están ahí; sin embargo, algo falta. ¿Cómo puede el lenguaje cinematográfico traducir esas comas, esa densidad de las palabras que terminan por ganar peso pero que, al ser pronunciadas, se desploman y dan paso al horror?
Ahí es donde la película falla: la directora ha intentado calcar los hechos, ser fiel a ellos. Y al hacerlo, ha perdido la historia, su verdad. El cadáver flota en el canal, pero lamentablemente no basta con copiar una imagen, ni siquiera con recrearla, para que sea posible hacerla hablar. Falta el intersticio que llevó a Melchor a de una noticia escribir una novela. Ese lenguaje sobre el que ella yergue el universo de los personajes, con el cual se aleja de la nota del periódico, de sus palabras llanas, de todos los días, para mostrar esa cotidianidad que, al ser pronunciada como nueva, miramos y nos estremece.
Melchor pone en evidencia como la literatura puede acercarse a la vida y nombrar. La atmósfera en la que se sostiene su novela nos arroja hacia el convencimiento de que la escritura es una búsqueda de una estética propia capaz de develar el mundo. Así como lo hizo Proust en En busca del tiempo perdido. O Faulkner en El ruido y la furia. La literatura no son los hechos narrados sino lo que ellos nos permiten ver. Dos preguntas surgen: ¿qué intersticio, hacia qué dirección debería otear una película basada en un libro?, ¿qué del universo de Melchor es posible ampliar mediante el lenguaje cinematográfico?
Temporada de huracanes (2023), la película, habría sido más fiel a la novela si se hubiera dado a la tarea de hacer que el cine mirara y sintiera esas comas, esos párrafos desbocados. Incluso si sus personajes y los hechos fueran otros. Porque así como evidencia Melchor con la nota del periódico, a veces es necesario ficcionalizar los hechos, atreverse a mirarlos sabiendo que para nombrar lo mirado no se pueden usar las mismas palabras dos veces. Un cadáver flota sobre el canal. ¿Cómo habría de contarlo el cine?
Ofelia Ladrón de Guevara, parte del equipo de redacción de Icónica, estudió Antropología en la UNAM. Ha colaborado en medios como Punto de partida, Correspondencias y Girls at Films.