Cine estadounidense de los 80 (3/3): Pel

Cine estadounidense de los 80 (3/3): Películas pop

Por | 7 de julio de 2017

Volver al futuro (Back to the Future, Robert Zemekis, 1985)

Si hay una década pop entre lo pop fue la de los 80. Por un lado estableció una estética plástica que durante décadas pareció horrorosa pero recientemente ha estado nuevamente de moda, y, por otro, es probable que sea el periodo que más aportaciones ha dado al acervo de imágenes estadounidenses que se comparte y resignifica cotidianamente en todo el mundo, desde E.T. hasta Homero Simpson. Esto ha sido evidente en todas las listas del periodo que hemos desarrollado, sólo que hemos dejado algunos cabos sueltos y es el momento de abordarlos, al menos en parte.

Como en otras ocasiones la lista no corresponde a una década cronológica exacta, sino que está definida por un hito, en este caso, estético, donde ya es visible la dirección que tomaría el cine durante el periodo.

 

El show de terror de Rocky (The Rocky Horror Picture Show, Jim Sharman, 1975) 

Cine estadounidense de los 80

La historia es sencilla y hasta predecible: Brad (Barry Bostwick) y Janet (Susan Sarandon), una pareja conservadora, llegan a una mansión para refugiarse de la lluvia cuando su coche se descompone. En ese lugar todo es descontrol, el dueño, Dr Frank-N-Furter (Tim Curry), un travesti con una apariencia entre kitsch y expresionista cuya mayor motivación es el placer, lidera a un grupo de personajes hedonistas que ejecutan números musicales tan exóticos como pegajosos. En el transcurso, esta pareja que representa a una sociedad moralista poco a poco comienza a ceder ante la tentación. Pero El show de terror de Rocky es mucho más que su irreverente historia y su estética: es todo un fenómeno social con funciones de medianoche que siguen llevándose a cabo en cines estadounidenses (e incluso ocasionalmente en otros lados) a donde asisten personas disfrazadas que corean las canciones y replican las coreografías. Es un musical de culto con una base de seguidores muy fiel que replantea el lugar del espectador.

 

Vaselina (Grease, Randal Kleiser, 1978)

Cine estadounidense de los 80

Vaselina está basada en la obra de teatro musical de Jim Jacobs y Warren Casey. Esta adaptación desembocó en un relato mucho menos elaborado que en el teatro y, sin embargo, resulta ser un musical muy sólido: la historia funciona como pretexto para ejecutar una serie de canciones pegajosas y energéticas. En este relato, todo gira alrededor de la música: los personajes –bastante estereotípicos–  y sus conflictos –que no son tan sencillos, pero jamás son abordados con detenimiento– son definidos a través de las canciones y las coreografías, sin que haga falta mayor tensión dramática. Gracias a su carácter de musical pop, tanto sus protagonistas como sus canciones siguen siendo emblemáticos hoy y han generado versiones en distintos idiomas e incluso, el año pasado, una transmisión por televisión en vivo de una puesta en escena teatral con jóvenes estrellas pop de estos tiempos.

 

El Imperio contraataca (The Empire Strikes Back, George Lucas, 1980) y El regreso del jedi (Return of the Jedi, George Lucas, 1983)

Cine estadounidense de los 80

En nuestra lista de cine pop estadounidense de los 70 apuntamos que entre todo lo que se ha dicho de La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977) nos interesa rescatar dos puntos: 1) su configuración a la vez cerrada y abierta, manifiesta de manera paradigmática en la cantina de Moss Eisley, y 2) que es en sí una especie de historia del cine (es un wéstern, y una película de templarios, y una película de samuráis…). Si sus dos precuelas son relevantes es hasta cierto punto porque provocaron la película original. Pero, ahora, en retrospectiva, queda claro que su relevancia también está relacionada con que llevaron al blockbuster la lógica serial con la que ahora estamos tan familiarizados: las relaciones entre los personajes se van complejizando, aparecen nuevas criaturas, la historia comienza a encadenarse de forma clara… Y bueno, si por un lado están los ewoks, también está el momento medular de toda la serie, el único en el que George Lucas alcanzó las profundidades del arte: cuando Luke Skywalker se adentra en las raíces de un árbol en el planeta Dagobah.

 

El despertar del diablo (The Evil Dead, Sam Raimi, 1982) 

Cine estadounidense de los 80

Si fuera necesario elegir tres películas que marcaron los cimientos del horror moderno, El despertar del diablo entraría en esta categoría; las otras dos quizá serían La noche de los muertos vivientes (Night of the Living Dead, George A. Romero, 1968) y La masacre de Texas (The Texas Chainsaw Massacre, Tobe Hooper, 1974). En el caso de la cinta donde Sam Raimi debutó como realizador, la historia ya no parece inadvertida al día de hoy: en una cabaña aislada de Tennessee, un grupo de amigos son acechados por fuerzas diabólicas tras recitar algunos versos del Libro de los muertos y otros versos que encuentran en una antigua grabación. La recepción de la película fue exitosa, incluso Stephen King se refirió a ella como la más original del año, sin embargo, no corrió con la misma en suerte en otros países donde fue censurada por considerarla con un alto grado de violencia y obscenidad.

 

Juegos diabólicos (Poltergeist, Tobe Hooper, 1982) 

Cine estadounidense de los 80

Producido y coescrito por Steven Spielberg, este largometraje se ha convertido en una historia clásica de los fenómenos paranormales. La trama está basada en los inquietantes momentos que vive la familia de Steven (Craig T. Nelson) y Diana Freelin (JoBeth Williams), en una tranquila comunidad de California. Cuando la pequeña Carol Ann (Heather O’Rourke) comienza a percibir voces provenientes del televisor, estas se transforman en manifestaciones sobrenaturales dentro de la casa hasta abrir un portal a otra dimensión. La historia maligna fue aceptada por el público a tal grado que pudo ser convertida en una saga. No obstante, en las siguientes secuelas no participó la productora Amblin Entertainment de Steven Spielberg ni su talento con la cámara, incluso en ocasiones se puso en duda que el director, en cuyo año también realizó E.T. , el extraterrestre (E.T. the Extraterrestrial, 1982), fue quien realmente acaparó el trabajo fílmico con el propósito de mostrar a Hooper cómo hacer las cosas.  

 

Gremlins (Joe Dante, 1984) 

Cine estadounidense de los 80

Esta película se alimenta de un montón de clichés que van desde las clásicas cintas navideñas de la época, hasta los retratos de la típica familia norteamericana y la presencia de personajes místicos y excéntricos, y los envuelve en un relato retorcido que le debe mucho al cine serie B. Un inventor (Hoyt Axton) le regala en Navidad a su hijo Billy (Zach Galligan) una criaturita encantadora muy parecida a un ewok que necesita cuidados muy específicos. Obviamente, los descuidos hacen que todo salga mal y la criatura se multiplica y transforma creando un ejército de seres endemoniados que aterrorizan a las personas del lugar. Lo que comienza de manera inocente y tierna, se vuelve macabro y sangriento sin perder los tintes humorísticos: una cinta entretenida sobre cuidar a las mascotas y respetar a la naturaleza.

 

Los goonies (Goonies, Richard Donner, 1985) 

Cine estadounidense de los 80

La trama de este largometraje, como la mitad de las películas que tuvieron éxito en los ochenta, fue idea de Steven Spielberg; el guión estuvo a cargo de Chris Columbus, y la dirección de Richard Donner. Eso explica el sello aventurero (en especial con protagonistas infantiles) de Spielberg, con ecos a cintas como Indiana Jones (Los cazadores del arca perdida [Raiders of the Lost Ark, 1981] y El templo de la perdición [Indiana Jones and the Temple of Doom, 1984]), o E.T., el extraterrestre. En esta película, la búsqueda de un tesoro que simboliza la esperanza de todo un pueblo para evitar su demolición, es lo que convierte a los goonies en auténticos héroes. Es importante entender que esta historia representa los enfrentamientos con el pasado en la forma de las viejas trampas subterráneas de los piratas en las costas estadounidenses, así como el monstruo de Willy el Tuerto, protectores absolutos de la gran recompensa que podría permitir restablecer la paz del presente.

 

Volver al futuro I, II III (Back to the Future I, II y III, Robert Zemekis, 1985-90) 

Cine estadounidense de los 80

El DeLorean es uno de los grandes íconos pop del cine. La historia de esta trilogía es conocida y efectiva al alimentarse de una tradición de películas de ciencia ficción y darle un giro cómico y ligero: el Doc (Emmett Brown) y Marty McFly (Michael J. Fox) viajan en el tiempo y siempre terminan buscando maneras de solucionar los problemas que ocasionan con esto (no hay historia de viajes en el tiempo que no termine cuestionándose sus propias paradojas). La primera entrega es, sin duda, la más memorable por contar con la trama más consistente: regresan tres décadas y, al encontrarse con los padres de Marty en su adolescencia, arriesgan el presente de donde vienen. La segunda entrega enreda aun más la historia mandando a los protagonistas a distintos momentos en el tiempo ocasionando paradojas más complejas. En la última entrega, que sucede mayormente en el viejo oeste, el Doc se enfrenta al peso de sus actos a lo largo de la saga dándoles un cierre satisfactorio a sus aventuras. La comicidad que ha inmortalizado a esta trilogía se debe a una serie de gags muy bien llevados y recursos efectivos como la reinterpretación de elementos del presente en función de cada época imaginada.

 

Pasión y gloria (Top Gun, Tony Scott, 1986)  

Cine estadounidense de los 80

En la película, Top Gun es una escuela de aviación de élite en la marina. Maverick (Tom Cruise) tiene la intención de ser el mejor piloto de su generación y devolver el honor que se ha dudado de su padre, pero su temeraria forma de pilotear lo convierte en un problema para la institución. Si bien la historia no es muy original y resulta predecible cuando entremezcla escenas románticas con su instructora civil, Charlie (Kelly McGillis), estamos ante una cinta que destaca por las espectaculares escenas aéreas con aviones F-14 mientras la música de Kenny Loggings se escucha de fondo. Pero igual Quentin Tarantino tenía razón y podría tratarse de una película gay oculta tras una relación heterosexual.

 

Cuando cae la oscuridad (Near Dark, Kathryn Bigelow, 1987)

Cine estadounidense de los 80

Para los ochenta, las historias del oeste ya no eran muy rentables, sin embargo, esta película retoma algunos elementos y los mezcla con el género de acción para convertirse en un híbrido total: una clase de wéstern urbano mientras el amor juvenil de sus protagonistas, Caleb (Adrian Pasdar) y Mae (Jenny Wright), intenta sobrevivir a la violencia. La historia se basa en una banda de forajidos que viaja de pueblo en pueblo en busca de víctimas para asesinarlas; sólo que en lugar de ser pandilleros comunes, la realizadora Katheryn Bigelow y el guionista Eric Red decidieron que éstos serían vampiros. En su primer largometraje la directora utilizó una edición muy dinámica transmitir intensidad y acción, un preludio de las grandes velocidades entre cortes que habrían de venir.

 

Depredador (Predator, John McTiernan, 1987)  

Cine estadounidense de los 80

Es muy probable que la historia más relevante de musculosos asesinos ochenteros sea Rambo (Ted Kotcheff, 1982). Es el paradigma del hombre que venga un daño recibido haciendo un daño mucho mayor, aunque justificado moralmente ante el espectador. Hubo demasiadas películas de estas en la época, con demasiados actores a punto de reventar de esteroides y con demasiadas rubias indefensas. Habrá que considerar en otro momento el impacto que tuvieron en la vida estadounidense posterior a su proyección. Depredador, aunque tiene una morenita indefensa en un país latinoamericano indeterminado, es en cierto modo el reverso de las demás películas del periodo: un grupo de musculosos se enfrentan a un ser de otro mundo y son vencidos, hasta que el último encuentra, de chiripa, cómo enfrentarlo. La musculatura de Arnold Schwarzenegger definió los cuerpos masculinos posteriores, incluso los de estrellas como Sylvester Stallone, y sin embargo fue él mismo quien estableció una distancia irónica con lo que representaba el exceso de testosterona. Piénsese, además de en Depredador, en sus colaboraciones con James Cameron y Paul Verhoeven.

 

Los muchachos perdidos (The Lost Boys, Joel Schumacher, 1987) 

Cine estadounidense de los 80

Esta cinta generó opiniones encontradas en la crítica: mientras algunos reconocieron el papel de Joel Schumacher como un elaborador impecable en la dirección, otros tantos interpretaron al guión como insatisfactorio al no profundizar lo suficiente en los conflictos internos y externos de los personajes. Sin embargo, lo interesante de Los muchachos perdidos, es la estética punk desde donde se replantea la figura de los vampiros y la combinación entre horror y comedia con la que se desenvuelve el relato. Esta película se convirtió en un fenómeno pop al llevar el mito del vampiro a las películas de adolescentes, algo con lo que ahora estamos más que familiarizados.

Agradecemos a César Albarrán Torres su asesoría y colaboración en esta serie.