Rebelarse contra la identidad: Fruto de

Rebelarse contra la identidad: Fruto de la memoria

Por | 20 de septiembre de 2022

Aris es un hombre que vive en medio de una crisis global peculiar: el mundo está inmerso en una pandemia de amnesia. Las personas pierden la memoria de forma inexplicable de un momento para otro corriendo el riesgo de quedar expuestas a los peligros que ello implica en medio de la ciudad, mientras manejan en carretera, en el autobús, etc. El procedimiento para todos es el mismo: se les pregunta si recuerdan algún detalle de su vida y se le llama a una ambulancia para el proceso de identificación. En el mejor de los casos, si cuentan con una identificación en la billetera y sus parientes cercanos no han padecido lo mismo, se les notifica para que vayan por ellos inmediatamente; en el peor de ellos permanecen de forma indefinida en el hospital para su evaluación esperando que algún familiar los reclame como suyos. A la postre, si nadie los reclama, pueden formar parte de un programa clínico de conformación de nuevas identidades. Este último es el caso de Aris (Aris Servetalis).

Son diversos los aspectos a partir de los cuales el ser humano adquiere identidad dentro del cúmulo de individuos con los cuales conforma el cuerpo social. Estos pueden ir desde lo más básico como el nombre de pila, los nombres de nuestros padres, así como el año y día de nacimiento. Los procesos de identidad adquieren mayor complejidad si los relacionamos con el origen de nuestros familiares, el país, el momento histórico vivido, etc. En efecto, no es lo mismo vivir en el siglo XIX que estar inmerso en el siglo XXI, ni ser hijo de burgueses, aristócratas, trabajadores, etc. Además, es preciso tener en mente que no se está nunca en un mundo social aséptico o neutral. La cultura siempre está allí para arroparnos como proceso colectivo. De todos los aspectos que pueden ser considerados en la conformación de una red significativa que otorga a un individuo identidad, Fruto de la memoria (Mila, 2020) aborda los procesos de su conformación a partir de lo que podríamos definir es el aspecto más importante del ser humano como un animal que fundamenta su ser político en la trascendencia del desplazamiento instintivo de la vida mediante una metafísica cuyo asidero en el film de Christos Nikou lo encontramos en la memoria y su vínculo con la corporalidad: la capacidad de incorporar a una red de signos aquello que hemos vivido, sentido, leído, amado regresar a cada momento para revivir a la distancia aquello que alguna vez fue un momento de nuestras vidas. El problema está cuando dicha memoria nos es arrancada de tajo dejándonos a la deriva con una sensibilidad y un sujeto que prácticamente está partiendo de cero, es decir, sin experiencias que contrastar, sin camino, sin historia.

Con la finalidad de salir del limbo en que está inmerso, Aris acepta seguir al pie de la letra las instrucciones médicas que le permitirán tener nuevos recuerdos y vivencias. La fotografía, el medio técnico y visual en el que Walter Benjamin vio la posibilidad de reproducción de la obra de arte arrancándola de su aquí y ahora, será el medio que le permita ir acumulando recuerdos de forma mecanizada en un álbum siempre sujeto a escrutinio por parte de los médicos que guían ahora su vida: cada fotografía es el registro fetichizado de una vida preestablecida, el registro de una vivencia artificial sin azarosidad ni contenido propio. Si en un sentido libre y cualitativo el despedazamiento de lo vivido realizado por las fotografías consiste en ser un recuerdo que la memoria trae a sí misma de forma dinámica y fragmentaria que abre las posibilidades de sentido de lo sensible, el registro lógico de la experiencia que pretende el proceso dirigido de construcción de identidad padecido hace de los fragmentos fotográficos una imagen total y estable de sí mismo, rastreable de un punto a otro debido a las indicaciones para su readaptación social mediante la fabricación de una identidad nueva.

En una de las secuencias centrales del film Aris se entera de que una de sus compañeras sentimentales lo ha utilizado en la realización de una de las situaciones encomendadas por los médicos. Algo que parecía genuino se muestra ahora como una estratagema de la cual él es sólo un conejillo de Indias más: la artificialidad de lo vivido se vuelve contra él. Otro giro importante en el film se da cuando, casi al mismo tiempo que Aris se entera de lo que ha vivido con Anna (Sofía Georgovassili) es una ficción, Christos Nikou (Atenas, 1984) insinúa que él bien pudiera estar fingiendo un cuadro de amnesia para salir sin mayor problema de su situación de vida anterior. De cualquier modo, ello no afecta el núcleo de lo que se busca resaltar en este texto. En ambos casos el aspecto cualitativo más importante de la conformación de identidad aparece cuando un sujeto es consciente de la constitución de sí mismo y de las cosas que ha vivido, es capaz de impugnar todo aquello que ha participado en su conformación. En el primer caso la conformación genérica y dirigida de experiencias muestra su crudeza y vaciedad cualitativa. De este modo, la negación que Aris hace de ella lo lleva a impugnar y regresar al aspecto proteico y crítico que toda identidad conlleva.


Eduardo Zepeda es pasante de la licenciatura en Filosofía en la UNAM.