Fuera del cuadro del Video de Benny

Fuera del cuadro del Video de Benny

Por | 16 de septiembre de 2021

No sólo me incomodan las películas de Micheal Haneke, sino que suelen evidenciar un profundo deseo que siento (sentimos) por observar aquello que no debería ser visto…

El video de Benny empieza con una grabación casera hecha por los padres de Benny, un adolescente, donde asesinan a un puerco con una pistola de perno cautivo o de presión. Esta primera secuencia abre un discurso enorme, no sobre el asesinato de animales, sino sobre lo que vemos en la televisión y otros medios. ¿Por qué fotografiamos o grabamos un acto violento? ¿Por qué lo almacenamos en una memoria o lo guardamos? Y más importante aún, ¿por qué lo reproducimos para volverlo a ver?

El poderosísimo comienzo de esta película establece claramente una cosa: no se trata de un discurso más sobre los medios de comunicación como un espacio masivo de promoción de la violencia y ya, o de los medios como una especie de ente omnipresente. Por el contrario, Haneke (Múnich, 1942) se enfoca en el caso particular de la observadora y el observador. El fenómeno individual que nosotras y nosotros conformamos para que se dé ese fenómeno colectivo.

En primera instancia, Haneke hace un comentario sobre la televisión y el cine (Benny ve el video casero del puerco en un VHS en la televisión de su cuarto y constantemente renta otros videos en un videocentro) donde de alguna manera nos denuncia a nosotras las realizadoras y realizadores de documentar, recrear, filmar y distribuir imágenes violentas. Sin embargo, y sobre todo, nos pone en evidencia por verlas. Roger Ebert, sobre el film Juegos sádicos (Funny Games, 2007), también de Haneke, asegura que se trata de un juego que hace el director con nosotras y nosotros. La película está estructurada a partir de un constante crescendo de escenas violentas y hasta gore, llevando a la espectadora al límite e intentando ver hasta qué momento aguantamos seguir viendo la película. Ebert resuelve que la única manera de ganar el juego de Haneke, es no ver la cinta en lo absoluto.

Si bien Funny Games trata más sobre la polémica de la violencia forzosamente alimentada a la audiencia como una forma de entretenimiento, El video de Benny (Benny’s Video, 1992) se inclina más por el fenómeno del voyeurismo y de la curiosidad que despierta ver un acto violento para saber “cómo sería en la realidad”. Replicando lo que sucede en la primera secuencia de la película, Benny guarda la pistola y le dispara a una niña a quien anteriormente le muestra el video inicial. La relación entre Benny y la niña, espontánea y fortuita como su muerte, muestra más una excusa para el experimento de Benny que un motivo argumentado o emotivo para asesinarla. Benny, tal como lo hizo su padre con la muerte del puerco, registra en video el asesinato de la niña, el cual ocurre fuera de cuadro. Es este uno de tantos momentos donde la película nos señala a nosotras y nosotros como espectadores. Toda la escena se desenvuelve a cuadro excepto el asesinato como tal. Así, sin darnos cuenta, Haneke provoca que casi nos asomemos, literalmente moviendo nuestro cuello y mirada hacia la esquina de la televisión queriendo alcanzar a ver algo. ¿Por qué queremos ver cómo la mata? ¿Por qué es más fácil ver las cosas en pantalla? ¿Estamos tan acostumbradas a la violencia que ya no sólo estamos anestesiadas ante ella, sino que buscamos aún más?

Mientras Benny limpia el cadáver de la niña, la graba de espaldas tirada en el piso. Ella trae puesta una falda que está cerca de revelar su ropa interior. Benny se acerca con la cámara y toma la falda de la niña. Se detiene por un segundo. Inmediatamente asumí que Benny iba a levantar la falda. Supuse que si la pistola de perno le despertaba tanta curiosidad como para matarla, aún más querría ver su ropa interior. Justo cuando este pensamiento terminó por correr en mi cabeza, Benny baja la falda de la niña para que no se muestre nada arriba de sus rodillas. Haneke se metió en mi cabeza en ese momento. En la de la mayoría de las y los espectadores, supongo. Nos denunció a nosotros y nosotras. También tenemos una naturaleza como la de Benny, sólo que no cualquiera la pone en acto. Sin embargo, somos testigos de toda esta información que se transmite vía internet, en periódicos, en redes sociales: linchamientos, actos violentos, fotografías de cadáveres, colgados del narco… Todo esto alguien lo registró. Ese mismo alguien lo publicó. Y luego nosotras y nosotros, álguienes, lo buscamos, lo compartimos, lo vemos y lo volvemos a ver.

Benny vuelve a reproducir la cinta del asesinato en la televisón de su cuarto. Al tener la puerta abierta, sus padres observan la cinta y se quedan sin palabras. Pero nunca apartan la mirada. Momentos después, se dedican a discutir cómo encubrir a Benny. Evalúan diferentes opciones. «¿Alguien te vio con ella?», le preguntan. «¿La descuartizamos?, ¿la enterramos?, ¿la quemamos?», se preguntan entre ellos. Toda esta conversación es grabada (fuera de cuadro) por la handycam de Benny. Vemos esta escena filmada dos veces en la película: una vez filmada por Haneke y una segunda grabada por Benny. Cuando termina la cinta de la conversación entre los padres, la película nos revela que Benny les está mostrando el video a la policía. La película castiga a los padres por lo acontecido. Y si hablamos de la película como metáfora de un sistema que nos inserta la violencia como forma de entretenimiento al grado de normalizarla en la vida cotidiana, es natural que los padres (las autoridades) hayan sido quienes vayan a la cárcel, aunque devele el lado anempático de Benny, a quien juzgamos como seguramente un sociópata y un posible psicópata, pero ¿por qué estamos viendo nosotras esta película? ¿Por qué la volvemos a ver y la premiamos, la recomendamos, la compartimos?

Como Benny’s Video es nuestro propio video del asesinato del puerco nos pone en una situación muy incómoda. ¿A quién le despertará la curiosidad que despertó en Benny y quiénes simplemente seguiremos rentando películas donde vemos otras formas de asesinato y de violencia aunque no las ejecutemos? ¿Quiénes volveremos a ver El video de Benny?


Constanza Moctezuma estudia cine en el Centro de Capacitación Cinematográfica.