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Michael Shannon viendo los Óscares en un bar de Chicago

Por | 13 de marzo de 2018

La forma del agua ganó el premio a mejor película apenas hace unos días, pero mientras Del Toro celebraba en el escenario acompañado de Sally Hawkins, Octavia Spencer, Richard Jenkins y el resto de su reparto y equipo, el gran ausente fue Michael Shannon. ¿Dónde se encontraba ese actor dos veces nominado al Óscar?

Como lo prueba la fotografía que subió el propio dueño del bar a Instagram, Michael Shannon se encontraba bebiendo cerveza en el Old Town Ale House de Chicago, viendo la ceremonia en un televisor con el audio apagado y los subtítulos encendidos, a miles de kilómetros del glamoroso evento. Shannon se encontraba en Chicago, pues ese mismo día era la última función de Traitor, la obra que dirigió en el Red Orchid Theatre en la Ciudad de los Vientos, y en la cual decidió estar presente antes que ir a la ceremonia del máximo galardón de la meca del cine.

Más allá del compromiso laboral del actor con la obra teatral como explicación ante su ausencia de la ceremonia de premiación, no se puede evitar tomar esa postal de Shannon como una declaración no sólo de su sentir, sino también ideológica ante lo que representan los Óscares.

Si bien es cierto que Shannon (Lexington, 1974) también ha formado parte de las obligaciones contractuales de dar entrevistas y aparecer en talk shows al por mayor, para promocionar los filmes en los que participa, se encuentra lejos del actor interview friendly, siempre buen mozo como un Ryan Gosling o una Jennifer Lawrence, con la sonrisa, carcajada o la contestación perfecta siempre lista. Basta con ver algunos clips de sus entrevistas en late night shows, como cuando frente a Jimmy Fallon alude a lo divertido que es Jimmy Kimmel (rival de la barra nocturna televisiva) ante la incredulidad de Fallon; o su poco entusiasmo o de plano semblante de que preferiría estar en otro lado, como en la entrevista a Del Toro y el elenco de La forma del agua (The Shape of Water, 2017) durante el Festival Internacional de Cine de Toronto por parte de The Hollywood Reporter.

Shannon puede llegar a ser incómodo justo porque no presenta una fachada prefabricada como la mayoría de los histriones en Hollywood: en un momento puede ser el tipo más genial y gracioso durante la entrevista, y de pronto puede quedarse con cara de ya me quiero ir, y es justo esta incomodidad que genera la que se extrapola a sus personajes. Pasando de sus interpretaciones en Bug (William Friedkin, 2007) o Sólo un sueño (Revolutionary Road, Sam Mendes, 2008), Atormentado (Take Shelter, Jeff Nichols, 2011) o más recientemente Animales nocturnos (Nocturnal Animals, Tom Ford, 2016), los personajes de Shannon resultan incómodos por sus exabruptos o posturas ideológicas fuera de lo que es considerado aceptable dentro de las normas sociales.

¿Pero qué tiene que ver esto con su foto en un bar mirando cómo ganaban sus compañeros de película el Óscar? Para ello hay que pensar en la ceremonia del año pasado, donde se creía que su compañera de película en Animales nocturnos, Amy Adams, sería una clara candidata en la terna de mejor actriz por La llegada (Arrival, Denis Villeneuve, 2017) sólo para no ser nominada. Por supuesto, Adams aceptaría la invitación para ser presentadora en la ceremonia esa misma noche, en una especie de premio de consolación que le seguiría permitiendo tener exposición global y televisiva para perpetuar su relevancia. Shannon también acudiría, pero como el portador de la única nominación al Óscar del genial filme de Tom Ford, y cuando la cámara llegaba a enfocarlo durante la ceremonia era evidente la tensión y sonrisa falsa en su rostro, el aplauso y carcajada fingida ante un mal chiste del maestro de ceremonias o alguno de los presentadores.

Por esto mismo resulta transgresor el hecho de que Shannon haya decidido saltarse los Óscares para estar en la última función de la obra que dirigió y después tomarse una cerveza en un bar. No es falta de solidaridad pues apoyaba de lejos a sus compañeros de película. Pero en una época donde Faye Dunaway y Warren Beatty aceptan sin más volver a presentar el premio a mejor película, después del fiasco del año pasado y el consecuente escarnio al que fueron sometidos por los medios, que el actor haya preferido estar solo en un bar antes que en la ceremonia rechazando las palmaditas en la espalda y la autocongratulación de Hollywood, ahórrandose el caminar por la alfombra roja, escoger el traje perfecto, y responder amable y sonrientemente a las entrevistas, habla de un Shannon que aún se resiste a alinearse por completo a un Hollywood donde incluso movimientos como el #MeToo se sienten demasiado calculados y sincronizados.


Jeremy Ocelotl colaboró en el departamento de programación en distintas ediciones del FICUNAM. Ha escrito en publicaciones como Cultura Colectiva F.I.L.M.E.

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