Arrested Development, 4ª temporada
Por Israel Ruiz Arreola | 1 de octubre de 2013
La familia Bluth está de regreso tras siete años de ausencia televisiva. La cuarta temporada de Arrested Development (Mitchell Hurwitz, 2003-2006) por fin vio la luz después de que fuera cancelada por Fox en 2006. Tuvo que llegar Netflix para rescatar a una de las series cómicas más incomprendidas de la televisión estadounidense. El servicio de video en streaming estrenó simultáneamente los 15 episodios que conforman esta nueva temporada –estrategia que aplica a todas sus producciones originales.
La serie continúa donde se quedó la última vez que la vimos, después de los desafortunados hechos que terminaron de hundir a la compañía Bluth y a sus miembros. Cada capítulo está enfocado en un personaje en específico, creando así una telaraña argumental en la que se cruzan todos los caminos, y a los que hay que seguir atentamente para armar el rompecabezas final. Y es que para acomodar las piezas que quedaron pendientes, sumadas a la continuación de la historia, el ritmo del argumento se nota un tanto acelerado, por lo que será necesaria una segunda lectura de los episodios para no dejar escapar los detalles. Afortunadamente su particular sentido del humor sigue intacto. Todo el peso de las risas recae en un guión bien pensado, desde las absurdas y enredadas situaciones, hasta las ingeniosas autorreferencias que hacen mofa de la misma serie. También están insertados varios símbolos con significado humorístico, los juegos narrador-imagen y los clips con “material de archivo”.
Jason Bateman, Michael Cera, Will Arnett y el resto del elenco retoman su papel como si no hubiera existido un largo tiempo de espera, incluidos los viejos invitados especiales como Liza Minnelli y muchos otros nuevos –eso sí, es inevitable ignorar el multioperado rostro de Portia de Rossi. El cierre de esta nueva etapa de la serie deja muchos puntos sin resolver, ya que su showrunner, Mitchell Hurwitz (Anaheim, California, 1963), está trabajando en la película que pondrá el punto final que la serie merece. Vale la pena acercarse a una de las comedias que sin necesidad de risas pregrabadas pueden sorprender por su destreza narrativa.
Este texto se publicó originalmente en la primera etapa de Icónica (número 6, otoño 2013, p. 58) y se reproduce con autorización de la Cineteca Nacional.
Israel Ruiz Arreola es el editor web de Icónica. También es redactor en el área de Publicaciones y Medios de la Cineteca Nacional.