Nightcrawler o El periodismo mercantilizado
Por Alfonso Emmanuel Saucedo Ávila | 26 de mayo de 2022
Sección: Ensayo
Temas: CapitalismoDan GilroyNightcrawlerPeriodismoPrimicia mortal
El arte es multiforme. Cada una de sus expresiones mimetizan o representan la poliédrica realidad, con la cual establecen una relación particular y original. Pues, en no muy pocas ocasiones, el arte nos presenta y comunica lo sustancial de ésta, mediante una obra plástica o visual.
Al respecto, Friedrich Schelling enuncia que el arte, como actividad no supeditada a un fin que no sea ella misma, se inspira en el variopinto actuar humano o los diversos dominios del mundo, un arrebato poético reviste aquellas acciones o manifestaciones naturales, reviste lo particular de universalidad.[1] Adolfo Sánchez Vázquez, por su lado, considera algunas manifestaciones de esta actividad como resultado de la conjunción de varios factores, condiciones materiales e individuales propicias para la creación artística.[2]
La cinematografía a su manera ha planteado esta cuestión. Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia) (Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance), Alejandro González Iñárritu, 2014), inspirada por los imperativos de la actual industria del celuloide, representa en un torrente de imágenes satíricas el género de superhéroes, cuyo éxito comercial consiste en la proyección de la ideología predominante en las sociedades occidentales.
Entre el caudal de obras fílmicas, Primicia mortal (Nightcrawler, Dan Gilroy, 2014) refleja originalmente también la subordinación de las acciones humanas al ideario estadounidense en los ámbitos socioeconómico y político. Nos sumerge en la cobertura explícita de los violentos acontecimientos de la ciudad de Los Ángeles. Mediante elementos neo-noir, característicos de esta urbe, Lou Bloom (Jake Gyllenhaal), un arribista, con un padecimiento psicopatológico, busca sin apego a principio o cuestionamientos morales realizar la actividad económica que cubra sus necesidades. De ahí que robe y, sin miramiento, asalte con lujo de violencia.
Durante su tránsito por una autopista, llama su atención un accidente automovilístico, en el que los policías auxilian a la lesionada conductora, y se presenta de golpe un grupo de camarógrafos a cubrir el percance. Lou se interesa por la actividad de estos personajes, observa que cuentan con equipo profesional, una furgoneta con una pequeña sala de producción y un radio transmisor de frecuencias policiales que les facilita la cobertura de este tipo de incidentes.
La cobertura de estas calamidades es redituable, pues los medios de comunicación masivos, en este caso las cadenas televisivas, adquieren las filmaciones de estos fatídicos eventos para presentarlos como productos de consumo. Se presenta el principio por excelencia del libre mercado: todo devienen en mercancía. Lou, tiene presente esto, así que decide hacerse de un equipo de video, un radio y contrata a Rick (Riz Ahmed), un joven vulnerable, como asistente, con el que entabla una relación laboral asimétrica.
Con un discurso meritocrático, Lou enmascara la estafa laboral de la que es víctima Rick. Ambos emprenden, de inmediato, la competencia contra sus homólogos, el grupo de fotoperiodistas freelancers, que conoció aquella vez del accidente en la autopista. Destaca en la actividad por su iniquidad y carencia de escrupulosidad, lo cual resulta condición necesaria para la prosperidad de su actividad y la de su cliente, la cadena televisora.
Nina (Rene Russo), la directora del espacio noticiero que adquiere el material audiovisual de Lou, reconoce el trabajo de este novel reportero de nota roja. Asimismo, le recomienda que se enfoque en la actividad delictiva que afecte principalmente a los blancos de clase media alta, pues este sector social causa más impacto cuando la violencia característica y propia de los barrios habitados por el resto de la sociedad, pertenecientes a los estratos inferiores de la pirámide social, irrumpe en su impoluta e instruida vida, según las erradas premisas de los polémicos darwinistas sociales.
En este punto, la trama nos plantea los mecanismos fundamentales del capitalismo. La mercantilización y anulación de una ética comunitaria en toda actividad humana. Así, las expresiones culturales deben presentarse como objetos producidos para consumo masivo, lo cual es posible con un desapego a ciertos códigos morales que impedirían esta actividad. La personalidad patológica de Lou resulta no sólo oportuna sino favorable para este esquema económico. Sabe este asocial personaje que debe maquinar una serie de planes para eliminar la competencia, puesto que ha tenido una mala racha, y de esta manera sobreponerse y monopolizar el mercado.
Inicia saboteando la furgoneta de sus competidores. Corrobora la consecución del plan cuando se informa mediante su radiotransmisor del percance automovilístico de su contendiente. Enseguida, se dirige al lugar a cubrir la nota, entre un rostro frívolo y desafiante, registra cercanamente al lesionado encamillado. El mercado de la nota roja se ha vuelto para él.
El aumento de sus ingresos se refleja en el reciente automóvil deportivo y el nuevo equipo tecnológico adquiridos para mejorar su desempeño laboral, en cuanto Rick, aún como colaborador, no recibe un incremento salarial. En una noche más de trabajo, Lou y Rick escuchan el reporte de un allanamiento de hogar, en una zona suburbana de Granada Hills, y se trasladan al lugar. Llegan antes que la policía, Rick, temeroso, decide quedarse en el automóvil, Lou, temerario, se dirige con presteza a la casa, escucha algunas detonaciones de armas de fuego, por lo que se resguarda en unos arbustos, enseguida, graba en video a dos hombres que salen de la vivienda, abordan una camioneta familiar y abandonan el lugar.
Lou ingresa a la residencia, advierte que es la escena de un crimen donde se ha ultimado a una familia típicamente norteamericana sin ningún resquicio de conciencia, y decide capturar la cruenta imagen. Entusiasmado por la nota cubierta, sale del lugar con dirección a la televisora a comercializarla. Nina, sorprendida y alegre del contenido del video, decide tergiversar la nota, presentar una fake news, la cual transmite el mensaje de la vulnerabilidad a la violencia injustificada y atroz a que están expuestas las clases sociales medias estadounidenses, pues tiene certeza que estos acontecimientos conmocionan a los televidentes, con el fin de redituar y abusar ad nauseam de ella. Lou, oportunista de la situación, ya está en condiciones para negociar e imponer condiciones a Nina. Demanda entonces que, en las transmisiones de sus videos, se le mencione como el autor y propietario. Es decir, que le sea reconocida su identidad, satisfaciendo con esto su narcisista personalidad.
La policía tiene interés por la presunta actuación ilegal de Lou, pues estuvo presente en la escena de un crimen, posiblemente contaminándola mientras la filmaba, así que lo cuestionan al respecto, muestra disposición a cooperar, les comparte un video editado, en el que no se muestra a los perpetradores del homicidio, ya que ha urdido un pérfido plan.
Este plan, además de reflejar la psicopática personalidad de Lou, nos muestra que una personalidad sin normas directrices de comportamiento moral y cuyo fin ulterior sea la satisfacción de sus anhelos y deseos, en detrimento y perjuicio de los demás, es condición sine qua non del éxito y despunte en la actividad mercantil, actividad distintiva y definitoria del capitalismo. De ello, la agencia de noticias presentará una serie de hechos, cuyo contenido sea el sufrimiento y el dolor, como un producto que genera una necesidad de consumo mórbido en el espectador. Así, se constata que los medios de comunicación mercantilizan la nota roja, la cual se presenta como una actividad económica que genera dividendos.
No sólo en los medios masivos de información sino en toda actividad humana, el precepto económico del libre mercado contemporáneo guía las relaciones establecidas entre los individuos. La cosificación de lo acaecido en el mundo humano y natural debe ser producto generador de riqueza. Para ello, el individuo tiene que despojarse de categorías morales que obstaculicen aquel sagrado precepto del capitalismo, la mercantilización del mundo.
Alfonso Emmanuel Saucedo Ávila, licenciado en Filosofía por la Universidad de Guadalajara, ha laborado en proyectos de investigación antropológica enfocados al consumo y la cotidianidad social.
[1] Cf. Friedrich Schelling, Filosofía del arte, Tecnos, Madrid, 1999, pp. 42-44 (parágrafos 23 y 24).
[2] Cf. Adolfo Sánchez Vázquez, Invitación a la estética, Random House Mondadori, México, 2007, pp. 79-80.