La palabra creativo se ha desgastado a tal grado que actualmente significa casi cualquier cosa. El último ejemplo lo ha puesto la revista Forbes México de diciembre, eligiendo a los 50 mexicanos más creativos en el mundo.¹ ¿Cuáles son los criterios que utiliza una publicación interesada en los números y el dinero para seleccionar a los cineastas, artistas, escritores, arquitectos, etc., más creativos de nuestra nación? Las respuestas, por obvias, son inquietantes.

En cine aparecen lo mismo Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro –al que valdría la pena dejar de considerar como un director serio luego de ver La cumbre escarlata –, Alfonso Cuarón o ¡Salma Hayek! que Carlos Reygadas, Amat Escalante o Rodrigo Prieto, nombres reconocidos en el ámbito mundial, ya sea por los premios Óscar –que representan el cine comercial, políticamente correcto y espectacular– o en Cannes –cuyo estandarte es el así llamado cine de autor–, pero con intereses estéticos distintos y en muchos ocasiones excluyentes: mientras que la obra de Alfonso Cuarón es decididamente comercial y poco creativa –salvo por los recursos técnicos de los que echa mano, un valor que se le debe otorgar más a sus directores de fotografía, entre los que se encuentra Emmanuel Lubezki (que también aparece en la lista)–, la de Carlos Reygadas o Amat Escalante reflexiona sobre el tiempo, la violencia o la tensión entre las clases sociales a veces alcanzando poéticas deslumbrantes.

Para la revista Forbes ambos bandos son lo mismo. La falta de rigor en esta selección también contempla a las nuevas promesas. Jonás Cuarón (hijo de Alfonso Cuarón) es elegido por encima de nombres más trascendentes en el panorama nacional como Rigoberto Perezcano, Nicolás Pereda, Sebastián Hofmann, Fernando Eimbcke, Jorge Michel Grau o Alonso Ruizpalacios, sólo por mencionar algunos. ¿Este director mexicano debe considerarse como uno de los más importantes luego de haber dado a conocer Año uña, un largometraje –desapercibido, por cierto– que se vale de recursos usados magistralmente en La Jetée de Chris Marker, para ofrecer un relato banal e infantilizado sobre un adolescente que se enamora? La lista de Forbes es ingenua y peligrosa.

Quizá si la revista hubiera cambiado la nomenclatura creativos por exitosos, el resultado sería distinto. Nadie niega que Alejandro González Iñárritu –que también apareció en la revista Quién como el personaje del año– es exitoso en Hollywood, pero su capacidad como cineasta todavía está en juego: su cinta más reciente, Birdman (2014), apenas exhibe chispazos de talento audiovisual que por ningún motivo se pueden comparar con las melodramáticas y poco interesantes Amores perros(2000), 21 gramos (2003), Babel (2006) o Biutiful (2010). Como muchas otras publicaciones, Forbes debería aprender que hablar de cine no puede reducirse a los reconocimientos obtenidos en la industria. Si la capacidad expresiva de la disciplina no es tomada en cuenta como un valor estético, ¿qué nos queda?

¹ Naomi Palovits, “Los 50 mexicanos más creativos en el mundo”, Forbes, México, 18 de diciembre de 2015, disponible aquí.

Abel Cervantes es comunicólogo y editor. Colaboró en los libros Reflexiones sobre cine mexicano contemporáneo: Ficción (2012) y Documental (2014) con un ensayo sobre Carlos Reygadas y otro sobre Juan Carlos Rulfo, respectivamente. Es profesor en la UNAM.