Porto
Por Jorge Negrete | 16 de agosto de 2018
1. Hong
En la película La colina de la libertad (Jayuui eondeok, 2016) del cineasta coreano Hong Sang-soo, una mujer recibe un paquete de cartas ordenadas cronológicamente pero no fechadas que después de una fuerte impresión deja caer sobre unas escaleras, por lo que ahora lee las cartas en desorden, descifrando si lo que lee pasó antes o después de lo que había leído previamente. Una sensación similar recorre los tres capítulos que conforman Porto, la segunda película del otrora crítico de origen brasileño Gabe Klinger en la que el trágicamente finado Anton Yelchin interpreta a Jake, un americano que mantiene un fugaz pero intenso romance con la bella francesa Mati (Lucie Lucas) en la idílicamente renderizada ciudad de Oporto, en Portugal. Los recuerdos de dicha relación se vuelven difusos y atemporales, tan dulces como dolorosos, generando reflexiones sobre el silente poder destructivo del tiempo.
2. Richard
Klinger (São Paulo, 1982) sumerge cada uno de los tres capítulos que componen su película en tonalidad, temperatura, textura y hasta música propias que evocan una poesía de lo diminuto, postales elegantemente compuestas que lo mismo aluden a la literatura de Proust, la pintura de Courbet o el cine de Demy o Lamorisse, pero que en su reflexión sobre lo permanente de lo fugaz recuerda a una obra mucho más contemporánea, pero no por ello menos sensible o perceptiva: la trilogía de Before Sunrise/Sunset/Midnight (1995-2014), del cineasta texano Richard Linklater, con la que comparte una melancolía cosmopolita, sólo que en Porto (2016) la cronología se disuelve en cada uno de los parajes que componen la ciudad homónima convirtiéndola en un tercer personaje, uno lleno de vitalidad y tan voluble como cualquiera de sus dos protagonistas.
3. James
En su opera prima, el documental Double Play: James Benning and Richard Linklater (2013), Klinger muestra la bella amistad que une a dos cineastas por los que comparte una notable admiración, el ya mencionado Linklater y el enorme James Benning, icono del cine experimental estadounidense, cuyos trabajos están ligados al estructuralismo, una corriente cinematográfica que se ocupa de pensar y tratar de capturar fielmente ese elusivo constructo conocido como “el tiempo cinematográfico”. Películas como Ruhr (2009), Ten Skies (2004) o Four Corners (1997) conciben el espacio como un ente vivo que respira y transpira de la misma forma que en la película de Klinger. Porto despide vitalidad en cada una de sus postales, pero ninguna tan bella como la que abre la película, a la que después de una serie de recuerdos fragmentados y difusos, regresamos al final, con la duda de si lo que acabamos de ver pasó antes o después de ese momento.
Jorge Negrete es psicólogo clínico y antropólogo en formación. Es cofundador de Butaca Ancha y colabora en medios como Nexos y Correspondencias. Es panelista en Mi cine, tu cine, de Canal Once.