Sueño en otro idioma

Sueño en otro idioma

Por | 4 de mayo de 2018

«¿Cómo me vas a decir palabras de amor si no hablas español?», le dice una María joven a Isauro durante uno de los primeros flashbacks donde descubriremos las razones por las que los últimos dos hablantes del zikril llevan cincuenta años sin dirigirse la palabra. Evaristo aprendió español; Isauro nunca lo hizo. Sueño en otro idioma (Ernesto Contreras, 2017) retrata ese universo al que sólo tienen acceso los dos, impenetrable por los seres ajenos a esta lengua: no es una historia de amor, sino una historia de algo que no tiene traducción.

Martín (Fernando Álvarez Rebeil), lingüista, llega a una comunidad en Veracruz para intentar salvar el zikril, una lengua –ficticia– que está a punto de desaparecer. Cuando se encuentra con el gran obstáculo de la enemistad entre Isauro (Manuel Poncelis/Hoze Meléndez) y Evaristo (Eligio Meléndez/Juan Pablo de Santiago), decide –en un trabajo de campo sumamente torpe– involucrarse en búsqueda de una reconciliación. Mientras se nos va develando la historia de estos dos hombres y la mujer que se interpuso entre ellos, hay una cuestión clave que se desenvuelve: ¿qué papel juega el lenguaje en las maneras en que vivimos y nos relacionamos?

El lenguaje es un intento por ordenar aquello que pensamos y sentimos, tanto para nosotros mismos como hacia el exterior. Existen modos de organizar el pensamiento en función del lenguaje, categorías, términos y jerarquías. Es decir, aunque una palabra y otra remitan a cosas similares, la traducción no puede ser más que un sistema de traslados que difícilmente serán completamente equivalentes. Ahí radica la importancia de la decisión de Contreras (Veracruz, 1969) de no subtitular los diálogos en zikril: manteniendo la burbuja de la lengua lejos de nuestro alcance enfatiza también la imposibilidad real de tener un acceso completamente comprensivo a esas otras realidades, esas otras maneras de ver el mundo.

En las secuencias del pasado vemos algo que podría leerse, desde afuera, como un triángulo amoroso típico. Podríamos incluso asumir que María, criolla, lo ve de esta manera. Pero el amor romántico como suele aparecer en las representaciones culturales occidentalizadas es una construcción histórica, ¿cómo asumir que Isauro, quien se mantuvo aislado por la barrera del idioma, tiene la misma concepción del amor que nosotros o que nadie más? La percepción de este hombre, que para el resto de la comunidad no es más que un indio, un loquito, escapa las convenciones de la moral judeocristiana que tan naturales pueden parecernos.

Sueño en otro idioma abre la puerta para reconocer que existen esas otras maneras de existir, de dialogar, de entablar vínculos con los otros; pero, ante todo, que ahí donde están esas cosas que no pueden ser abarcadas por las palabras podemos encontrarnos con los otros que vemos como distintos. Aquello que nos sacude en lo más profundo es inasible en cualquier lengua.


Ana Laura Pérez Flores es coordinadora editorial de Icónica y asistente editorial en Cal y Arena.  @ay_ana_laura