¿Por qué es bueno ser león y malo ser

¿Por qué es bueno ser león y malo ser hiena?

Por | 3 de abril de 2018

El rey león es otra historia acerca del bien que triunfa sobre el mal. Simba es el heredero legítimo de un trono que ha hecho que el círculo de la vida funcione en la sabana africana. La película inicia con los animales reverenciando al hijo de uno de sus depredadores más temidos. Todos parecen estar felices a pesar de que el pequeño felino seguramente saboreará la carne de más de uno de ellos.

El antagonista, Scar, el amargado hermano del monarca, se lamenta porque la línea de sucesión no lo favorece. Scar afirma explícitamente, en su primera intervención, que su hermano reina en la sabana pues él posee la “fuerza bruta”, mientras que sus habilidades están en el reino del intelecto. Este intelecto es clave para entender la manipulación de su ejército, las hienas Shenzee, Banzai y Ed, con el que termina por derrocar el reino de los leones.

Para analizar cualquier dinámica en la que se involucren gobernados y gobernantes es necesario preguntarse quién se beneficia con el statu quo. Al detenernos en las motivaciones y concepción del orden social deseable de los personajes, la película toma un nuevo significado. Si bien Scar actúa de manera egoísta y despótica, su golpe de Estado es contra de un tirano igual o peor. Mufasa y Simba desean mantener un orden social que sólo sirve para beneficiar a su especie. Este orden perpetúa una dinámica en la que los demás animales sólo existen para servir a los leones. Un segundo argumento parece implicar que, cuando se rompe este esquema desigual, se desequilibran los elementos que hacen la vida posible en el reino.

El «ciclo de la vida» es la filosofía reinante en este mundo ficticio. De acuerdo con ella, es necesario que el león se coma a los demás animales para que toda la vida pueda existir. Entre las principales enseñanzas de Mufasa se encuentra el mandato de que Simba debe asegurar que este orden se mantenga una vez que suba al trono. Hasta ese momento, sólo hemos visto a los leones en dos facetas: descansando felices bajo un árbol o sirviendo como agresivos guardianes en contra de las hienas. Es difícil concebir que pongan tanto empeño en mantener una filosofía por mero altruismo con el equilibrio del ecosistema.

En consecuencia, sólo hemos visto repercusiones del “ciclo de la vida” sobre dos tipos de personajes: el pájaro Zazú Pico de Banana y las hienas. Por un lado, Zazú actúa como ayudante del rey. Si bien parece que goza de una dinámica en la que su subsistencia está asegurada, su día a día transcurre siendo atormentado por el futuro monarca. Simba no desaprovecha una oportunidad para humillar a un obrero que sólo se preocupa por cumplir su trabajo lo mejor que puede. El miedo de Zazú hacia las hienas y otros depredadores podría ser la motivación de quedarse con el tirano conocido, en vez de enfrentar a otros carnívoros que no tendrían la sutileza de no comérselo. Es más, en la escena en la que Zazú trabaja para Scar, después de la muerte de Mufasa, dice: «No tenía que hacer esto con Mufasa». Esto recuerda a un obrero que sólo ha pasado a servir a otro explotador.

Sin duda, la peor parte del reinado de los leones se la llevan las hienas. Al inicio de la película, vemos que están desterradas a vivir en el cementerio de elefantes. Este lugar es un desierto donde no hay comida. Desde este punto, se establece que las hienas están desesperadas por encontrar una forma de subsistir a tal grado que muerden sus piernas con ansiedad. La frase que mejor encapsula la motivación de las hienas es cuando Scar les grita: «¡Apóyenme y nunca más pasarán hambre!» Esta promesa de campaña es efectiva, pues apela a su sentido más básico de supervivencia. No hay diferencias ideológicas elevadas con los leones, las hienas sólo quieren tener qué comer.

La forma en la que los leones se refieren a las hienas nos hace pensar que sean una especie a la que consideran inferior. Cuando Nala encuentra a Simba en su destierro en una comuna hippie con Timón y Pumba, le dice: «¡Las hienas invadieron el reino!» Simba actúa horrorizado, sin ninguna información adicional que lo lleve a inferir el estado precario actual del reino. De la misma forma, al subir Scar al trono, exclama: «(…) de las cenizas de esta tragedia, nos levantaremos para saludar el amanecer de una nueva era, en la que el león y la hiena se unen, en un futuro grande y glorioso». Esta afirmación sólo podría causar el terror que causó en los leones si las hienas fueran vistas como un ser intrínsecamente malo.

Esta alienación del otro no es poco común en el discurso político contemporáneo. De hecho, el filósofo político Carl Schmitt sostiene que la nación se define en términos de amigo/enemigo. De esta forma, el gobernante puede tener una injerencia grande en las características que tiene el ciudadano en una comunidad imaginaria. Todo aquello que se salga del molde es considerado enemigo. (Sin ir más lejos, en el México del siglo XX, José Vasconcelos definió a este ciudadano en términos raciales en La raza cósmica, idea que moldea al ciudadano mexicano como el “mestizo”, en oposición a dos otros, el europeo y el indígena.)

Cuando Scar sube al trono, inmediatamente vemos un cambio drástico en el reino de los leones. No queda claro a qué se debe que se acaben los recursos naturales, sin embargo, basta un corte de cámara para que el reino se torne gris y las plantas mueran. Si bien este cambio de estética no es realista, sí refleja seguramente la percepción de los leones respecto al estado del reino, ya que no hay manera posible de que suceda un cambio de estas dimensiones sólo por un cambio de gobernante.

Observamos lo opuesto al final de la película. Cuando termina la guerra entre hienas y leones, Scar es enviado a las llamas por Simba. Una vez recuperado el trono, hay una transición en la que el reino se restaura mágicamente, no hay ya amenaza latente en contra de su hegemonía, así que todo ha vuelto a la normalidad. (Y nuevamente, la naturaleza reacciona a un cambio de gobernante.) Por otro lado, aunque las hienas apoyaron a Simba al descubrir el engaño de Scar, no queda claro cuál es su papel en la postguerra. No sería descabellado pensar que, así como regresó el antiguo régimen, regresó el arreglo previo del “ciclo de la vida” que implica que las hienas están desterradas al cementerio de elefantes. Evidencia de esto es que no vemos una sola hiena en la secuencia final donde Simba asciende al trono. Además, este detalle puede significar que las hienas no sólo han sido desterradas físicamente, sino también simbólicamente. Han sido relegadas una vez más a no aparecer en el mismo plano que los leones.

Todas estas transiciones implican que los leones tenían razón. Por ello, es lo mejor  que las hienas se mantengan lejos. Finalmente, el otro ha sido desterrado fuera del esquema social. Es curioso observar narrativas como ésta en una producción generada en un país cuya política exterior ha tomado el mismo tono en algunos episodios. Por ejemplo, durante la guerra de Vietnam, las tropas norteamericanas deshumanizaban a las vietnamitas mediante apodos como “Charlie”. De esta forma, se relega al otro a un lugar simbólico impidiéndole jugar en el mismo plano que el sujeto.

El rey león (The Lion King, Disney, 1994) es una película que da por hecho que existe una filosofía correcta para gobernar a una sociedad (de animales pensantes), implica que cierto grupo no deben mezclarse con los ciudadanos de primera ni tener acceso a sus recursos. Si esto cambia, todos los miembros del grupo estarán peor que antes. En El rey león es necesario mantener el orden a toda costa, aunque esto implique usar la violencia para ello.


José Antonio Sánchez estudió la licenciatura en Ciencia Política y Relaciones Internacionales en el CIDE. Trabajó en Buendía & Laredo como analista de encuestas, así como en el COLMEX y CIDE como laboratorista de estadística. Actualmente trabaja como científico de datos en OPI Analytics.

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