Una mujer fantástica

Una mujer fantástica

Por | 1 de marzo de 2018

Una mujer fantástica, dirigida por Sebastián Lelio y protagonizada por Daniela Vega, es simultáneamente, la historia de una mujer transexual que se enfrenta a un duelo que va incrementando hasta tornarse una pesadilla, pero también puede verse como un desafío al neoconservadurismo que crece peligrosamente en la sociedad actual.

Esta no es la primera vez que el director explora la temática. En su trabajo anterior, Gloria (2013), Lelio, también se sumergió en una historia femenina, donde la protagonista desafía su rol social, se debe levantar y defender ante una sociedad obtusa, que margina y las vuelve invisibles. Sin embargo, en esta ocasión, no es una mujer de mediana edad, sino una transexual: Marina Vidal que, tras la muerte inesperada de su pareja, debe soportar la hipocresía y la falta de empatía de una comunidad, de una burocracia que minimiza todo y, sobre todo, de la familia del ahora difunto que está inmersa en convenciones sociales conservadoras. Marina se verá envuelta en una lucha contra su entorno para poder vivir su duelo y salir fortalecida. Poder dejar a la víctima y buscar su dignidad.

Resulta evidente que los elementos que le otorgan fuerza a Una mujer fantástica (2017) son tanto la carga política como el momento oportuno de su estreno, en medio de distintos movimientos reivindicativos. La búsqueda de visibilizar a través de Marina a un grupo social que ha sido marginado en Chile y en muchos otros países, mediante un guión lleno de matices, sin volver a la película una propaganda antiviolencia o un panfleto pensado únicamente para la comunidad LGBT. Estos tonos se presentan en una historia que circula entre el melodrama y el thriller, enriquecido con coloridos momentos surrealistas que parecieran ayudar a la protagonista a seguir adelante. Escenas que están envueltas por una melodía que remite a grandes directores como François Ozon o al mismo Almodóvar.

Aunado a lo anterior, se encuentra el juego de reflejos a lo largo del filme donde el personaje principal busca descifrarse a sí misma, a entenderse y convencerse de quién es realmente, ya sea en la intimidad o en un espacio abierto como las calles de Santiago de Chile. Es decir, Una mujer fantástica hace uso de los recursos cinematográficos en beneficio del guión.

El potente mensaje se equilibra con la sobria actuación de Daniela Vega (Santiago, 1989), estoica ante las crudas situaciones pero con una energía y carisma únicos. Esa combinación entre fuerza y fragilidad, vuelven a Vega el corazón de la película.

Si se necesitara resumir el quinto largometraje de Lelio (Mendoza, Argentina, 1974), podría hacerse rememorando una de las metáforas visuales más bellas de la cinta: la escena en la que un viento muy intenso impide que la protagonista continúe caminando, haciéndola inclinar su cuerpo hacia delante, casi 45 grados, obstaculizando su vista, pero también mostrándole que la violencia del exterior está latente, que en la naturaleza se contienen estas fuerzas agresivas que pueden aparecer en cualquier momento y de las que ni ella ni nadie puede huir, sino hacerles frente, así implique el colapso de dos grandes energías que chocan. Marina comprenderá que, de alguna forma, deberá tener la fuerza para imponerse, validarse y seguir a contracorriente para poder continuar su camino, una decisión que frecuentemente se vuelve la única opción.


Paloma Cabrera Yáñez trabaja en Cinema 23 y los Premios Fénix. Es maestra en Estudios Cinematográficos por el University College London. Ha colaborado en medios como ExcélsiorCine Toma y La Tempestad@paloma_cabreray