Las mejores 50 películas de ciencia fic

Las mejores 50 películas de ciencia ficción de la historia 1

Por | 9 de noviembre de 2016

¿El futuro está en el presente? En Arqueologías del futuro, Fredric Jameson menciona que el cine de ciencia ficción no trata de películas que imaginan el futuro, sino de relatos que posibilitan un método estructural para aprehender el presente como historia, sin importar el optimismo o el pesimismo con el que se haga. Lo cierto es que el género ha servido para disertar sobre la conciencia humana y las complejidades de las relaciones personales, así como de los temores más emblemáticos de la humanidad: la soledad, la guerra, la destrucción. Seleccionamos los 50 mejores filmes de la historia considerando sus espectaculares imágenes pero también las reflexiones políticas y psicológicas que suscitan en el espectador. Esta lista está ordenada cronológicamente.

Puedes leer la segunda parte de esta lista aquí.

 

50. Viaje a la Luna (Le voyage dans la Lune, Georges Méliès, 1902)

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Un grupo de astrónomos liderados por el profesor Barbenfouillis (Georges Méliès) despega hacia el espacio en un cohete impulsado por un cañón. Una vez en la Luna, los exploradores enfrentan formas de vida que jamás habían imaginado para sobrevivir. Méliès retoma elementos simbólicos de novelas como De la Tierra a la Luna de Julio Verne y Los primeros hombres en la Luna de H.G. Welles. La cinta es una de las primeras creaciones cinematográficas con narrativa lineal. Una ruptura al cine de atracciones que predominaba a inicios del siglo XX. El cuadro donde el ojo de la Luna es impactado por un cohete se convirtió en una de las imágenes en movimiento más significativas de los primeros años de creación cinematográfica. Un viaje donde lo fantástico da respuesta a los misterios del universo.

 

49. Aelita, la reina de Marte (Aelita, Yákov Protazánov, 1924).

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El hombre siempre ha querido llegar a Marte y fundar una sociedad diferente, mejorada y más civilizada. Sin embargo, no se da cuenta de que el mayor problema es su propia naturaleza. Bajo esta idea se desarrolla una de las cintas más importantes producidas años después del estallido de la Revolución Rusa. Basada en la novela homónima de Alekséi Tolstói (pariente lejano del escritor Lev Tolstói), cuenta la historia de Los (Nikolái Tseretelli), un soñador que desea viajar al espacio, y Aelita (Yulia Sólntseva), una alienígena que desea gobernar y esclavizar al proletariado de su mundo. Cuando ambos se encuentran, las revolución comunista prevalece. A partir de diseños basados en el art déco, los paisajes galácticos y terrenales comunican el sueño del dominio soviético de su tiempo.

 

48. Metrópolis (Metropolis, Fritz Lang, 1927)

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En 2026, el capitalismo ha triunfado. La clase obrera vive y labora en un mundo subterráneo, plagado de esclavitud y miseria. Mientras tanto, los dueños de los medios de producción se enriquecen en la superficie de Metrópolis. Sin embargo, todo está por cambiar cuando un androide es utilizado para difundir propaganda que busca la unión de las clases sociales. Rumbo a la revolución del sistema, la historia de amor de Freder (Gustav Fröhlich), hijo del dirigente supremo, y María (Brigitte Helm), habitante del estrato más bajo, son una prueba más de que la comunión entre clases sociales es posible. La cinta, uno de los estandartes del expresionismo alemán, fue filmada después de la Primera Guerra Mundial. Un ejemplo donde la ciencia ficción es utilizada para crear distopías a través de una afilada crítica sociopolítica.

 

47. Los muertos vivientes (Invasion of the Body Snatchers, Don Siegel, 1956)

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Uno de los escenarios más significativos de la ciencia ficción es aquel en el que la población se encuentra amenazada por realidades superiores. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando el mayor peligro proviene de la raza humana? En un poblado de Estados Unidos, el Dr. Miles Bennell (Kevin McCarthy) descubre una conspiración donde sus vecinos son sustituidos por réplicas gestadas en vainas gigantescas. Dichas copias no pueden pensar, mirar o entender. Han perdido el control de su individualidad. Como único sobreviviente, Miles debe escapar para contar su historia y evitar que esta epidemia antropogénica domine al mundo. La cinta es una alegoría que hace alusión a los años en que el senador estadounidense Joseph McCarthy desencadenó acusaciones contra personas sospechosas de comunismo. Siegel demuestra que la ficción puede disfrazar la realidad para emitir denuncias discretamente. Ha inspirado al menos cuatro películas con una temática parecida. La última de ellas, Invasores (The Invasion, 2007) dirigida por Oliver Hirschbiegel y protagonizada por Nicole Kidman y Daniel Craig.

 

46. La jetée (Chris Marker, 1962)

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Un hombre sueña recurrentemente el instante de su muerte. La obra maestra de Chris Marker utiliza una estructura narrativa en forma de espiral para abordar conceptos trascendentales como el amor, la muerte y el sentido de la existencia. En un aeropuerto de París un niño observa un asesinato en la víspera de la Tercera Guerra Mundial. Entonces, debe vivir alejado de la exposición de la radiación mientras es sometido a experimentos científicos para viajar en el tiempo. En este cortometraje de poco menos de 30 minutos se juega algo más que la vida del protagonista: a través de imágenes en blanco y negro y fotografías sin efecto de movimiento la película extiende los límites de la disciplina cuestionando el lenguaje cinematográfico.

 

45. Alphaville (Alphaville, une étrange aventure de Lemmy Caution, Jean-Luc Godard, 1965)

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El progreso y la modernidad se convierten en agobio y dominio cuando una computadora llamada Alpha 60 controla las funciones del poblado. Bajo el poder de las máquinas, toda señal de emoción, amor o debilidad es signo de inestabilidad para la comunidad. Ante un entorno tan sombrío, el detective Lemmy Caution (Eddie Constantine) llega a la ciudad disfrazado de periodista para detener el control informático en manos del doctor Braun. La creación de mundos desafortunados es una de las temáticas más recurrentes en la ciencia ficción, sin embargo, Godard no sólo usa esta estrategia para crear suspenso: en Alphaville también existen saltos espaciotemporales y estructuras narrativas endebles poco antes vistas. Esta cinta utiliza recursos cinematográficos del film noir, pero en un contexto totalmente diferente, dando como resultado un filme inesperado.

 

44. The War Game (Peter Watkins, 1965)

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Peter Watkins es uno de los pocos teóricos que han sabido llevar sus postulados a las imágenes en movimiento. En este falso documental utiliza todo tipo de recursos audiovisuales para transmitir caos y desesperanza. Estamos en Rochester, Inglaterra. La cinta explora las posibles consecuencias de un ataque nuclear al tiempo que analiza críticamente las estructuras sociales de Occidente. Watkins usa entrevistas con especialistas y dramatizaciones para fusionar intereses documentales con ficcionales. Al final, el espectador no sabe si ve un documento histórico o un relato imaginado.

 

43. 2001: Odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, Stanley Kubrick, 1968)

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2001: Odisea del espacio es una de las cintas de ciencia ficción mejor logradas de la historia. Para Kubrick el género permite explorar las posibles respuestas a una pregunta que lo obsesionó toda su vida: ¿qué nos hace humanos? Algunas de las escenas de este filme se han convertido en verdaderos iconos de las imágenes en movimiento, como aquella donde un simio descubre que el hueso de un animal puede ser usado como un arma mientras se escucha Así habló Zaratustra de Richard Strauss o aquella donde un grupo de simios descubre un monolito teniendo como música de fondo Lux aeterna de György Ligeti. La historia inicia en los primeros gestos de humanidad del hombre para luego dar un salto de millones de años donde las máquinas han desarrollado una sensibilidad especial para relacionarse con humanos. Una de las cintas más perturbadoras sobre el futuro que despliega ideas trascendentales usando encuadres tan bellos como desesperanzadores.

 

42. El planeta de los simios (Planet of the Apes, Franklin Schaffner, 1968)

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La Tierra ha sido dominada por los simios, seres que han evolucionado extraordinariamente hasta tener las mismas capacidades de lenguaje que el humano tras la involución de la especie. Pero un astronauta que vuelve al plantea, interpretado por Charlton Heston, intenta revertir el problema. Esta saga que hasta el momento cuenta con ocho capítulos –el último de los cuales está programado para estrenarse en 2017– ha dado pie a diversas interpretaciones sobre la evolución del hombre, su capacidad humanitaria y el futuro político que le depara. Una cinta que cristaliza uno de los temores recurrentes de la humanidad: observar cómo una especie distinta domina al mundo y somete a la humanidad.

 

41. Invasión (Hugo Santiago Muchnick, 1969)

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Una de las cintas más emblemáticas del cine argentino narra los episodios más significativos de la invasión a la ciudad de Aquilea. La historia: un grupo de desconocidos vestidos con gabardina desea enajenar a la población utilizando maquinaria avanzada. Pero debe enfrentar una resistencia mínima liderada por un anciano preocupado por su comunidad. El filme presenta recursos característicos de la Nueva Ola francesa, como encuadres experimentales o un tono realista a través de la cámara en mano. El guión escrito por Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y el mismo Muchnik otorga elementos conceptuales muy interesantes, entre los que destaca una fuerte crítica al imperialismo.

 

40. Solaris (Soliaris, Andréi Tarkovski, 1972)

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En su corta filmografía, Tarkovski visitó un sinnúmero de recursos que cimbraron los fundamentos del lenguaje cinematográfico. Solaris es una extraña pieza de ciencia ficción donde la ilusión de futuro es sólo un reflejo de las incertidumbres sentimentales de los protagonistas. Kris Kelvin (Donatas Banionis) se despide de su vida en la Tierra para mudarse a la estación espacial ubicada en el planeta Solaris. Durante su estancia descubre que no puede escapar de su historia y su deseo. Los espectaculares encuadres de la vida en la Tierra representan el nexo entre la belleza terrenal y la esencia de los seres terrícolas. La asombrosa fotografía, así como el brillante manejo de la forma y el contenido le otorgaron al director ruso el premio del jurado en el Festival de Cannes en 1972.  Está basado muy libremente en el libro homónimo de Stanisław Lem, quien renegó mortalmente de la película porque consideraba que Tarkovski convirtió una obra materialista en un panfleto espiritual.

 

39. La guerra de las galaxias (Star Wars, George Lucas, 1977-2005, y Disney, 2015 a la fecha)

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Una de las franquicias más lucrativas de la historia también es una de las sagas más complejas que ideó un universo con razas, lenguajes, planetas y seres sorprendentes. Un acontecimiento que exigió un diseño de vestuario y de escenarios que se había vistos pocas veces en el cine. La guerra de las galaxias expone uno de los argumentos más repetidos de la Guerra Fría: la lucha del bien contra el mal. Sin embargo su innovación, aunque malograda, es que hay una continuidad antes que una oposición entre ambos polos. Luego de una serie de eventos desafortunados, el joven Anakin Skywalker se convierte en el temible Darth Vader para intentar conquistar el universo. Ni más ni menos. Pero una comunidad de rebeldes comandada por caballeros Jedi intenta contrarrestar su fuerza. Algunas de las imágenes y personajes de esta serie de películas de más de siete capítulos han trascendido al género para convertirse en verdaderos referentes de la cultura. ¿Quién no reconoce frases tan populares como «Yo soy tu padre» o «Usa la fuerza» provenientes de Darth Vader y Obi-Wan Kenobi?

 

38. Alien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979)

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Un grupo de exploradores espaciales despierta súbitamente mientras viaja de regreso a la Tierra. El motivo aparente: la nave ha cometido un error. La realidad: deben completar una misión, sin saberlo, para capturar y transportar una criatura extraña que probablemente los aniquilará. Esta obra maestra de Ridley Scott es una de las primeras películas hollywoodenses estelarizada por una mujer heroína, Ripley (Sigourney Weaver). Ha sido interpretada por pensadores como Slavoj Žižek desde perspectivas económicas (la compañía para la que trabaja el equipo tiene como prioridad mantener con vida al alien por considerarlo una mercancía lucrativa) y psicoanalíticas (la forma del monstruo remite irrefutablemente a un falo, como bien lo dijo su propio creador, el diseñador visionario fallecido en 2014, H. R. Giger). Una cinta de ciencia ficción que también puede considerarse una obra maestra de terror.

 

37. El año de la peste (Felipe Cazals, 1979)

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La ciudad de México sufre una extraña enfermedad. La gente se contagia de una especie de neumonía que le causa la muerte, al tiempo que un médico sofisticado (Alejandro Parodi) entabla una extraña relación con una enfermera (Rebeca Silva). Por su parte, tanto los medios de comunicación como las autoridades de salud gubernamentales ignoran lo sucedido. ¿Una metáfora sobre la ceguera de la sociedad mexicana ante los males que la aquejan? Sí, y algo más: una obra extraordinaria –confeccionada por el guión de Gabriel García Márquez y Juan Arturo Brennan, los diálogos de José Agustín y la dirección de Felipe Calzals– que obtuvo el Ariel como mejor película.

 

36. Mad Max (George Miller, 1979)

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Después de una catástrofe mundial, la humanidad se ha quedado sin recursos energéticos suficientes para toda la población, el control de las calles se encuentra en manos de pandillas y criminales, y la disputa por el dominio del mundo es insostenible. Bajo este esquema distópico, Max Rockatansky (Mel Gibson), el mejor elemento de la Patrulla Fuerza Central, cambia radicalmente el rumbo de su vida cuando decide vengar la muerte de su mejor amigo Jim Goose (Steve Bisley). Entonces inicia una persecución en carretera donde diversas pandillas de motociclistas se enfrentan para defenderse y luchar por un lugar de privilegio en un territorio sin ley. Miller es un pionero de las cintas de ciencia ficción plagadas de acción, violencia y locura. El éxito de esta producción ha sido tan grande, que hasta la fecha se han realizado tres películas más: Mad Max 2: El guerrero de la carretera (Mad Max 2: The Road Warrior, 1981), Mad Max: Más allá de la cúpula del trueno (Mad Max Beyond Thunderdome, 1985) y Mad MaxFuria en el camino (Mad Max Fury Road, 2015), esta última una de las películas más simbólicas que demuestran la manera en que Hollywood está cambiando su manera de representar a la mujer.

 

35. Quinteto (Quintet, Robert Altman, 1979)

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Una nueva era glaciar se expande por todo el mundo. En la tundra, el cazador de focas Essex (Paul Newman) debe sobrevivir cuando un atentado termina con su familia. Las reglas son simples: quien muere en el juego es asesinado en la vida real. El suspenso y la paranoia son creados por el temor de los jugadores a formar parte de los débiles que deben morir. Altman logra una atmósfera inquietante donde detrás de la diplomacia se esconden la violencia y el instinto asesino de los participantes. Además, el director estadounidense utiliza recursos para crear un ambiente frío y abrumador, como el manejo abrupto del zoom, la presentación de planos generales donde se percibe un paisaje helado y el uso de un marco empañado en la cámara que acompaña toda la filmación. Una cinta que reflexiona sobre la vulnerabilidad del cuerpo y la mente humanas.    

 

34. Stalker (Andréi Tarkovski, 1979)

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En un escenario apocalíptico denominado La Zona, un grupo de tres personas busca una habitación donde se pueden cumplir los deseos de cualquiera. Los diálogos reflexivos se acompasan brillantemente con largas secuencias que proyectan paisajes enigmáticos en tono sepia. El concepto de La Zona fue retomado por el danés Christoffer Boe en Allegro (2005) para describir un espacio igualmente catastrófico donde conviven los peores recuerdos de un hombre luego de una ruptura amorosa. El término stalker fue utilizado por primera vez aquí para describir a un acechador. Una obra maestra de Tarkovski basada, también muy libremente, en la novela de Borís y Arkadi Strugatski.

 

33. Blade Runner (Ridley Scott, 1982)

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Blade Runner es un parteaguas en el género. Como pocas películas, ideó escenarios futuristas –relacionados con el expresionismo alemán, específicamente con Metrópolis, y con la colección de cómics francesa Métal hurlant– para conformar un paisaje oscuro y decadente donde las ciudades contaminadas y superpobladas permiten la proliferación del crimen organizado. Estamos en 2019. La ciencia y la tecnología han llegado demasiado lejos. Tyrell Corporation es una empresa dedicada a la fabricación de androides conocidos como “replicantes”. Su objetivo: crear humanoides para que realicen labores peligrosas destinadas para esclavos. La cinta narra la cacería de cuatro de ellos por uno de los elementos de la policía llamada blade runner, Rick Deckard (Harrison Ford). La labor no es sencilla puesto que los androides tienen aspecto de un ser humano y Deckard debe aniquilarlos antes de que ellos terminen con él, con lo que se pone en juego quién es menos humano si el cazador y los replicantes. Basada lejanamente en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick, los efectos visuales de esta cinta inspiraron el universo audiovisual de los videojuegos que imaginan el fin del mundo.

 

32. La cosa (The Thing, John Carpenter, 1982)

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Basada parcialmente en The Thing from Another World de Howard Hawks (1951) y en la novela Who Goes There?, de John Campbell Jr., La cosa está íntimamente relacionada con las obsesiones estéticas de Alien de Ridley Scott: en la Antártida un grupo de investigadores es testigo de una presencia alienígena aterradora, de apariencia desconocida y capaz de convertirse en el ser vivo u objeto que desee. Las monstruosas transformaciones de la cosa son tan diversas que engañan tanto a los protagonistas como al auditorio. ¿Cómo interpretar este argumento en un contexto donde el mundo vivía sus últimos instantes de la Guerra Fría? ¿El enemigo tiene la capacidad de convertirse en uno de nosotros? Carpenter demuestra ser un genio del terror y la ficción al presentar una historia cruda, intrigante y de un pánico que crece a cada momento.

 

31. Un día después (The Day After, Nicholas Meyer, 1983)

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En el contexto de la Guerra Fría, Nicholas Meyer configuró una cinta controversial y terrorífica. El poblado de Lawrence, Kansas, es víctima de un ataque nuclear soviético. Después de la catástrofe, la comunidad debe recuperarse. La película tuvo la capacidad de representar los peores miedos de la sociedad estadounidense en una época donde las catástrofes fueron comenzadas a utilizar por Hollywood como un arma de propaganda. Un documento histórico que destaca no sólo por sus inquietantes secuencias, sino por haber representado con solvencia los temores de una sociedad ingenua y conservadora.

 

30. Terminator (The Terminator, James Cameron, 1984)

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Una pesadilla recurrente: en el futuro las máquinas dominarán la Tierra e intentarán desaparecer a la humanidad. Sin embargo, un joven revolucionario llamado John Connor revertirá la situación. Para impedirlo, las máquinas inventan un artefacto con el propósito de viajar al pasado y asesinar a su mamá antes de que él nazca. Entre los méritos de esta extraordinaria cinta se puede mencionar el hecho de que el gran protagonista, Connor, nunca aparece, porque el futuro es un horizonte potencial que cambia constantemente. Terminator utiliza una estructura narrativa en forma de espiral para ofrecer un relato complejo que por la música, la vestimenta y los escenarios se convirtió en uno de los filmes más representativos de la década de los ochenta.

 

29. La mosca (The Fly, David Cronenberg, 1986)

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Un científico interpretado por Jeff Goldblum crea una máquina capaz de teletransportar cualquier tipo de organismo. Pero luego de una escena de celos con su novia –una periodista intepretada por Gina Davis– decide probar el artefacto consigo mismo. El resultado: su ADN se fusiona por accidente con el de una mosca. El filme describe magistralmente la transformación del personaje principal en un cuerpo putrefacto. La mosca contiene varias de las imágenes más perturbadoras de la década de los ochenta. Un filme abierto a múltiples interpretaciones.

 

28. Cartas de un hombre muerto (Pismá miórtvogo chelovieka, Konstantín Lopushanski, 1987)

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El final de la década de los ochenta fue, probablemente, el período cinematográfico más significativo de la ciencia ficción soviética. Por un lado, el muro de Berlín estaba a punto de ser derrumbado; por otro, la URRS vivía su peor momento repleta de hambruna, muerte y corrupción. Las películas imaginaban lugares misteriosos y catastróficos que auguraban un futuro terrible. La historia de Cartas de un hombre muerto cuenta la vida de un científico que sobrevive a un desastre nuclear e intenta propagar la poca esperanza que le queda entre un grupo de niños. Esta película de Konstantín Lopushanski resultó sin pretenderlo un testimonio cinematográficamente brillante sobre uno de los acontecimientos más representativos del siglo XX.

 

27. Robocop (Paul Verhoeven, 1987)

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Estamos en la década de los ochenta en Detroit, una especie de hoyo negro donde conviven las peores condiciones del capitalismo estadounidense: violencia, corrupción, impunidad… Luego de ser asesinado por la delincuencia organizada, un joven policía, Murphy (Peter Weller), es utilizado para dar vida a un robot que combatirá al crimen. A pesar de su afilada crítica política hacia la podredumbre socioeconómica de una comunidad en decadencia, Robocop explora otros temas trascendentales traducidos en una pregunta: ¿qué nos hace humanos: nuestros recuerdos, nuestra memoria o los órganos de los que estamos hechos?

 

26. Los días del eclipse (Dni zatmenia, Aleksándr Sokúrov, 1988)

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Sokúrov supo reflejar el agónico desenlace de la Unión Soviética en este relato donde un doctor, que busca la cura para remediar una enfermedad que aniquila a los niños en un poblado de la República Soviética Socialista de Trukmenistán, es presionado por fuerzas sobrenaturales para desistir de su intento. Los escenarios apocalípticos no sólo denuncian la corrupción de un sistema político en decadencia sino también el ánimo mortuorio de una comunidad sin esperanza. Una de las piezas maestras del director de Arca rusa (Russki kovcheg, 2002)

Puedes leer la segunda parte de esta lista aquí.