Partiendo de la obra homónima de Julio Verne y Adolphe Dennery, esta película de más de veinte minutos sigue una línea similar a Viaje a la Luna. En este caso se trata de una travesía alrededor del mundo con distintos tipos de vehículos: vemos múltiples escenarios y todo un ejército de actores. Por medio de este filme y el anterior,  Méliès explora líneas narrativas crecientemente elaboradas, incorporando más variantes de sus mismos trucos y distintos elementos como escenarios sofisticados, vestuario y utilería. Sus ejercicios tempranos se enfocaron en pequeñas ficciones sencillas; con estos trabajos, el cineasta logró colocar a sus personajes en una gran gama de espacios sorprendentes y, así, explotar las posibilidades ilusionistas que sólo podían alcanzarse con el artificio cinematográfico. La gradual incorporación de nuevos recursos en sus obras permite abordar el trabajo de Méliès como una línea progresiva: a pesar de haberse dedicado a las imágenes en movimiento durante un periodo breve, logró dar pasos innegablemente trascendentes para los inicios del cine.